La Secretaría de Comercio aplicó la primera medida no arancelaria desde que comenzó la gestión de Cambiemos que puede llegar a ser funcional a la administración del comercio en el sector textil y del calzado, lo que desató rápidamente la reacción del lobby importador. La resolución 404 de la dependencia que dirige Miguel Braun dispuso que los materiales de los productos textiles y de calzado que se comercialicen en el mercado interno deben contar con una certificación de composición realizada por el INTI. No representa un freno a la importación pero sí una complicación para la porción de ese negocio que se maneja en los márgenes de la normativa local, con la consiguiente mejora del atractivo para la producción nacional. En el sector textil el nivel de actividad se perfila estable luego de la fuerte caída de 2016 con una utilización del 70 por ciento de la capacidad instalada y con tendencia a que continúe el deterioro del empleo.
“Los fabricantes nacionales e importadores de productos textiles o de calzados están obligados a presentar ante la Secretaría de Comercio una Declaración Jurada de Composición de Productos sobre la composición porcentual de las fibras o de los materiales constitutivos con el objeto de respaldar la veracidad de la información declarada en el etiquetado o rotulado de tales productos”, indica la resolución publicada en diciembre, con entrada en vigencia en febrero.
“Va en el sentido correcto para fortalecer la calidad institucional del mercado interno dando garantía a los consumidores de la composición de los bienes que consumen. Aporta transparencia al proceso de comercialización. Se trata de una exigencia que rige en los principales países desarrollados del mundo como un requisito de lealtad comercial. Es pertinente y necesaria para nuestro sector que compite todos los días con una oferta global importada producida por las peores prácticas industriales”, dijo el presidente de la Fundación Protejer, Jorge Sorabilla.
La medida fue negociada durante varios meses entre los empresarios textiles y las autoridades de la Secretaría como forma de ofrecer algún tipo de administración a la situación de las importaciones, que luego de la eliminación de las declaraciones juradas que regían durante el Gobierno anterior quedó a merced del mercado internacional, más allá de que actualmente están en vigencia las Licencias no Automáticas de importación mediante las cuales el Gobierno regula (con bastante liviandad) la presión importadora.
Una vez que se reglamente la nueva resolución, el importador deberá certificar la composición de los productos textiles en el INTI o en laboratorios aprobados por ese organismo. Completo ese trámite, el importador deberá presentar el papeleo ante la Secretaría de Comercio.
“Todos vislumbrábamos un cambio hacia la integración con el mundo. Sin embargo, las confusas señales que dan los funcionarios de la cartera de Producción no dejan entrever cual será el real destino del comercio en la Argentina”, se quejaron desde la Cámara de Importadores de la Argentina. “¿Por qué si un producto viene analizado de origen, con certificaciones internacionales realizadas por prestigiosos laboratorios debemos encarecer el proceso de importación solicitando que intercedan otros organismos e institutos locales para que vuelvan a realizar todos los ensayos, conforme también indica la resolución?”, argumentan los importadores.
La norma es equilibrada, “espejo” se le dice en la jerga, ya que presenta las mismas exigencias de certificación tanto para los productos importados como para los fabricados en territorio nacional. En los hechos, supone una complicación para el importador, especialmente para el que tergiversa (y son muchos) la posición arancelaria del producto para eludir controles o adquiere el producto en orígenes con condiciones de trabajo y de utilización de insumos por debajo de los estándares internacionales.
De todos modos, el impacto de la medida sobre el dueto de fabricantes e importadores no está para nada claro. Falta ni más ni menos que la implementación. Por lo pronto, los datos informados por este diario en reiteradas oportunidades muestran un sensible aumento de las importaciones de bienes de consumo final en un mercado interno en retracción, que provocó un fuerte impacto negativo sobre el nivel de empleo a lo largo de 2016 y en los primeros días de este año.