Agentes del Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI intentaron, entre el 2014 y el 2016, que el millonario ruso Oleg Deripaska, con vínculos con el Kremlin, fuera informante de la Casa Blanca, señaló el diario estadounidense The New York Times. La intención detrás del reclutamiento era obtener información sobre el crimen organizado en Rusia y, luego, sobre la alegada intervención rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, así como también la posible colusión entre el equipo de campaña del entonces candidato republicano, Donald Trump, y Moscú. Sin embargo, ni Deripaska –ni otra media docena de rusos a los que se acercaron los estadounidenses– cooperó.
En los esfuerzos estuvieron involucrados el funcionario de Justicia, Bruce Ohr y Christopher Steele, ex espía británico informante del FBI que preparó el dossier sobre los supuestos vínculos entre la campaña del ahora presidente y Rusia. En una primera reunión en 2015 se discutió el tema de obtener información del crimen organizado ruso y un año después, los posibles vínculos de Moscú con la campaña, de acuerdo con el diario neoyorquino, que cita fuentes vinculadas con el oligarca ruso.
El New York Times destacó, además, que esta pretensión de reclutar a Deripaska fue parte de una iniciativa más amplia y clandestina que intentó obtener la cooperación de varios de los hombres más ricos de Rusia, la mayoría con vínculos con el presidente Vladimir Putin, pero que al parecer no tuvo éxito.
Steele fue el responsable de facilitar las reuniones entre ambas partes y la primera ocurrió en 2015 durante un viaje a Rusia a la que asistió, también, Ohr. En ese encuentro, ambos presionaron a Deripaska sobre los vínculos entre el crimen organizado en ese país y el gobierno del presidente Putin, y otros temas que no se detallaron. Siguiendo las informaciones del medio estadounidense, Deripaska les aseguró a Ohr y a Steel que sus teorías no tenían fundamento y que no reflejaban cómo en Rusia se hacían las cosas, por lo que no aceptó tener una segunda reunión. Pero los oficiales estadounidenses contactaron al ruso en septiembre del 2016, dos meses antes de que se comenzara la investigación de la alegada intervención rusa en la campaña electoral.
De acuerdo con los informantes, agentes del FBI se presentaron una noche en la residencia de Deripaska en Nueva York y lo interrogaron sobre Paul Manafort, un ex socio comercial suyo que luego fue el presidente de la campaña de Trump. Ohr y Steel querían saber si Manafort, recientemente condenado por fraude, había sido el enlace entre Rusia y la campaña de Trump, lo que el oligarca ruso rechazó.
Deripaska, de 50 años, es una de las personalidades rusas afectadas por las sanciones económicas de la administración Trump. En mayo, se vio obligado a renunciar a la junta directiva de su grupo, el gigante de aluminio Rusal, para proteger a la compañía de las sanciones en su contra.
A cambio de la información que Ohr y Steel le requerían, las autoridades estadounidenses estaban dispuestas a ayudar al ruso con sus problemas judiciales y administrativos en Estados Unidos. Pero el multimillonario negó toda colusión, e incluso informó a Moscú sobre sus intercambios con las autoridades estadounidenses.
Los contactos entre Ohr y Steele están detallados en correos electrónicos y notas del funcionario de Justicia, señaló además el rotativo. Por estas informaciones que están saliendo a la luz, Ohr comenzó a ser recientemente, blanco de las críticas del mandatario después de que se supiera, en el marco de las investigaciones sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016, que había estado en contacto con el ex espía británico.