Hay una historia que al mendocino Javier “Pulpo” Montalto le pareció potente para conceptualizar su primer disco solista: la vida del inglés Joseph Merrick (1862-1890), que se hizo conocido por padecer severas malformaciones a causa del extraño síndrome de Proteus. El caso fue llevado al cine en 1980 por el director David Lynch en El hombre elefante (The Elephant Man), y así también se titula el disco de Javier, quien tomó esa idea a modo de metáfora: “La historia es grotesca pero tiene un lado poético que es hermoso. Joseph escribía, era muy sensible y tenía una inteligencia superior pero la gente no lo podía ni ver”, comenta Montalto.
“En algún punto, me sentí muy identificado con esa historia porque todos necesitamos que nos quieran y también dar amor; todos tenemos deformidades y un monstruo dentro. Me súper cerró la idea, porque el disco está escrito desde ese lugar. Las canciones hablan de aceptarse”, señala el músico, a quien la separación del dúo Chocogüon, que compartía con Jony Moyano, lo había dejado un poco a la deriva. Pero frenar con la música no estaba en los planes. Y en lugar de entregarse al desconcierto, encontró una solución rápida y concreta: grabar su propio disco. “Con la banda los procesos de composición y grabación eran más largos pero acá me senté a hacer las once canciones; fue hermoso y natural”, dice sorprendido por la velocidad con que sucedió todo.
El hombre elefante es un disco atrapante y directo en cuyas canciones sobrevuela una nostalgia dulce. Hay algunas muy adhesivas como El plan, Ey y Bailar, una especie de chacarera con pulso electrónico que se eleva hacia los cerros mendocinos con la voz de la coplera Sandra Amaya. La textura que predomina en todas es el pop pero la música de raíz folklórica aflora naturalmente. Y de manera más pronunciada, por ejemplo, en Joropo, vestida con charangos y sintes. Hay maderas, bronces y cuerdas pero todas las canciones están pensadas para ser defendidas a guitarra y voz.
Montalto define lo suyo como “indie-folk”. Le gusta esa idea porque entiende que abraza al “folk californiano tocado con cuerdas de acero”, al folklore latinoamericano y al “sonido independiente” del indie. “Es una mezcla entre sonoridades y actitud. Las melodías no son muy folklóricas pero el modo de tocar ya te trae acá. Y el indie me lleva a una actitud de cómo hacer música, un concepto de sonido descontracturado”, dice el también baterista. Y linkea su búsqueda con la del cantautor José González, hijo de mendocinos que nació y se desarrolló en Suecia.
En la actualidad hay una efervescencia musical en Mendoza, una escena cultural emergente en constante crecimiento en lo que va del siglo. “Es un momento hermoso. Están saliendo muchas bandas y la gente está acompañando. No sé si tiene que ver con una cuestión política. Se está generando una cultura interna: el público va porque le gusta, no para ‘hacer el aguante’”, dice el también productor sobre ese elenco diverso que va desde el canto folklórico de Gabriela Fernández y Nahuel Jofré hasta el nuevo sonido rocker de Usted Señalemelo, Perras on the Beach y Mi Amigo Invencible, pasando por la canción síntesis de Mariana Päraway.
“Hay una ola de creatividad que se retroalimenta y que excede la influencia de la Universidad Nacional de Cuyo. En muy pocas bandas hay músicos que hayan estudiado. Con tres acordes te dicen la posta y eso llega de un modo no tan enmascarado por la técnica o la lectura de libros. Hay una cosa genuina”, entiende. “En el folklore todavía hay bandas emulando a Los Nocheros”, distingue quien también tuvo un paso como baterista en grupos de folklore tradicional, llegando a tocar en Jesús María, Cosquín y el Festival de la Tonada.
* Javier Montalto toca el jueves 6 de septiembre a las 21 en el Teatro Monteviejo, Lavalle 3177.