¿Cuánto dice un diario de la ciudad en la que se produce y se publica? Una publicación es sus propietarios, sus directores pero también, fundamentalmente, sus trabajadores y trabajadoras. Y en la ciudad de Santa Fe, el segundo día de enero, fueron quienes hacen todos los días el diario El Litoral quienes levantaron la voz contra dos editoriales publicados en diciembre, en medio de la polémica sobre la elección de Reinas en las fiestas provinciales. “Trabajadoras y trabajadores del diario El Litoral manifestamos nuestro rechazo y preocupación por las notas de opinión La venganza de la fealdad, publicada el lunes 19 de diciembre con la firma de Néstor Vittori, y Estaba tan buena que le eché los galgos, pero…, publicada el martes 27 de diciembre con el seudónimo José Civita”. El repudio, circuló por las redes sociales, por algunas páginas dedicadas a los medios, y poco más. ¿Será que la decisión de un grupo de empleados de poner un límite ético no es noticia? “Los textos abordan el tema desde paradigmas que ya han sido ampliamente superados y reproducen estereotipos que contribuyen a fomentar el caldo de cultivo de la violencia machista de una manera irresponsable, en una sociedad en la que cada treinta horas muere una mujer por causas relacionadas con la violencia de género”, dijeron lxs trabajadores en un comunicado que se puede leer en la página web de la Asociación de Prensa de Santa Fe, el sindicato de prensa local. 

El primer editoral al que se refiere el comunicado ya fue cuestionado en estas páginas por Luciana Peker, el 23 de diciembre. El texto -enrevesado y anacrónico- postula que la belleza femenina tiene que ver con una evolución genética (de Occidente, claro). Ese primer editorial despertó oleadas de indignación entre quienes  todos los días hacen el verspertino, una tradición local que se lee después de la siesta santafesina.  La bronca se masculló de manera sorda, y quedó allí. 

El 24 de diciembre,  la ciudad de Santa Fe se despertó con un cuádruple femicidio vinculado, un intento de femicidio y un intento de femicidio vinculado, perpetrados por Marcos Feruglio, un hombre de 25 años. Romina Dusso, la ex pareja -que resultó herida en el raíd asesino-, había advertido que estaba en peligro. El viernes 23 había denunciado a su ex pareja por violencia. Ella tenía una mano quebrada pero no fue oída. El fiscal de turno, Andrés Marchi, decidió esperar al día siguiente para tomar medidas. Demasiado tarde. 

Sin reparar en semejantes detalles, el martes siguiente, Gustavo Vittori, amparado en el seudónimo José Civita, publicó el segundo editorial, aún menos sutil que el anterior, donde relataba una supuesta escena callejera, inverosímil. Sólo de muestra, alguna frase: “Lo que en cambio surgió de golpe, como un trueno inesperado en la mañana prístina, fue una mujer que caminaba detrás, entrada en carnes y con el labio superior sombreado por un bozo rebelde a las depilaciones. Empezó a los gritos, mientras la grácil muchacha que estimulara mi reacción dejaba la escena callejera con su andar ondulante y una sonrisa que la hacía todavía más linda. Frente a mí, la ululante e inesperada mujer del bozo me azotaba, frustrado poeta de la belleza, con diatribas e imputaciones: ¡acosador!, ¡cosificador! ¡h de p!”. 

El señor que esconde su nombre editorializó: “Y comprendí, también de golpe, que la mujer era un producto de este fraude intelectual que es el pensamiento políticamente correcto, esa coartada que la política emplea para esconder su yo profundo e inmostrable, táctica de la dirigencia para amansar a los locos que se nuclean en diversas sectas reivindicatorias”.

Después de ese segundo texto profundamente misógino, trabajadores y trabajadoras de El Litoral se sintieron compelidos a pronunciarse. “En el contexto actual, en el que la ciudad de Santa Fe continúa estremecida por el cuádruple femicidio vinculado, un intento de femicidio y un intento de femicidio vinculado, resulta cuestionable que un medio de comunicación publique notas de este tenor, sin tener en cuenta el sentido de responsabilidad social que le compete”, escribieron. Y dejaron en claro su distancia en la práctica. “En medio de la enorme tarea que implica desarmar discursos que habiliten, potencien y promuevan la alarmante tasa de femicidios actual, los periodistas de este medio deseamos hacer conocer a la opinión pública que este tipo de textos no sólo no nos representan, sino que van en contra de lo que cotidianamente intentamos construir desde nuestros puestos de trabajo. Los medios intervienen en el proceso de elaboración de la subjetividad social; por tanto la utilización del lenguaje nunca es ingenua, sino profundamente sexista y valorativa”.

Lxs compañerxs que redactaron la parada de carro consideraron que “no se trata de corrección política, se trata de responsabilidad. Y la responsabilidad no se demuestra con una foto de Ni Una Menos: se prueba minuto a minuto, tecla a tecla, tramando discursos que vayan a favor de una sociedad menos violenta y sin discriminaciones”. 

Ante tamaña muestra de valentía, sólo resta contar que Néstor y Gustavo Vittori son integrantes de una de las dos familias fundadoras de este diario, hace 98 años. El año pasado vendieron sus acciones a la otra familia propietaria, los Caputo. Néstor seguirá en el directorio y Gustavo en el Consejo de Administración mientras terminen de cobrar las acciones. Los Vittori son además, dirigentes ruralistas. Muy activos durante el duro conflicto por la resolución 125, en 2008. Estos señores son los que usan las páginas del diario que les perteneció para denostar a las mujeres.