La Justicia rosarina condenó a siete años de prisión a un joven de 24 años que en 2013 acosó y amedrentó durante meses a su novia, de manera anónima. En el expediente se contabilizan unas 35 amenazas. Como consecuencia del hostigamiento diario, la chica dejó la carrera de educación física, se alejó de sus amigas, eliminó su perfil en las redes sociales y comenzó un tratamiento psicológico por el temor que sentía de salir a la calle. “Tuvo una actitud persecutoria y obsesiva que menoscabó la tranquilidad (de la víctima), con el propósito de obligarla a continuar la relación”, expresa la sentencia del juez Julio Kesuani, que está apelada. Es que la joven intentó varias veces terminar el noviazgo, por la forma en la que su pareja la celaba. Aunque no fueron parte de la causa, se mencionó que hubo otras víctimas de situaciones similares.

El 1º de julio de 2013, la muchacha denunció en Tribunales que hacía cuatro meses recibía amenazas a su celular, sin saber que el acosador estaba tan cerca. Los primeros eran mensajes en los que le pedían que se separara del novio. Sin embargo, la situación provocó temor cuando una tarde la joven iba caminando por el Parque Independencia para encontrarse con su novio y le llegó un mensaje inquietante: “Quisiera ser tu short”, haciendo alusión a la vestimenta que tenía en ese momento. Luego, fueron mensajes diciendo que la irían a buscar a la salida de la facultad, y demás. Días después, le anunciaron que irían a buscarla a la parada del colectivo del Club Provincial; cuando llegó al lugar, había un hombre que le miró su mochila de Central y le dijo “canallita, acá hay pechos que te quieren lastimar”. El hombre le siguió hablando hasta que llegó el colectivo. Luego, intentó sentarse a su lado pero ella puso la mochila. Más tarde, le escribieron “linda sorpresita te llevaste en la parada de colectivo. Es solo el comienzo”.

Con el correr de los días los mensajes fueron más intimidatorios y personales. “Te vemos el lunes o en la semana, y te matamos”; “no sabés las ganas que tengo de matarte puta, espero no cruzarte”; “faltaste cagona de mierda, nos queda la semana entera”. Frente a ello, la joven sentía fuerte temor y debió ser internada dos días por el pico de stress que le produjo el hostigamiento.

Meses después, en la investigación se logró detectar que los mensajes podrían ser enviados por Iván Larrosa, a través del servicio de internet de las páginas de las compañías telefónicas. Se trata del joven con quien la víctima mantenía una relación desde marzo de 2013. Incluso, tenía conocimiento de la denuncia de la chica. El muchacho la había contactado por Facebook, en 2013, y una noche salieron en grupos de amigos. Él le dijo que se iría a Italia, pero que quería pedirle que fuera su novia. El joven le mandaba mensajes y la “volvía loca”, celándola. Si bien ella intentó dejarlo, decidió darle una oportunidad cuando el muchacho regresó. Al poco tiempo todo siguió como antes. Incluso, una compañera le dijo que había hecho la secundaria con Larrosa, que era “un loquito” y que se cuidara de él.

Las dudas llevaron a la familia a contratar una nueva flota de celulares, sospechando que podría ser alguien del entorno. Así, acordaron portar números telefónicos que solo la familia supiera. Las amenazas no cesaron. Cuando la víctima dejó a Larrosa comenzó a ser hostigada por redes sociales, con fotos y acusaciones falsas, que la llevaron a cerrar todos los perfiles.

Casi a fines de 2014, el acusado fue allanado y quedó detenido cuando se le encontró material informático (celulares y computadoras) y anotaciones relacionadas a las amenazas que emitía desde falsos perfiles, con el fin de causar temor en la chica para que dejara sus actividades.