Con otra actuación de alto nivel, Juan Martín del Potro confirmó su candidatura a ganar el Abierto de tenis de Estados Unidos al vencer al local John Isner para clasificarse a las semifinales del torneo. El tandilense, tercer favorito en el cemento neoyorquino, se sacó de encima al gigante norteamericano por 6-7 (5), 6-3, 7-6 (4) y 6-2 en tres horas y media de juego para instalarse entre los cuatro mejores del certamen, tal como lo había logrado el año pasado, y ahora espera al ganador del choque entre el español Rafael Nadal y el austríaco Dominic Thiem, que se jugaba anoche, al cierre de esta edición.
Cuando la derecha de Isner se estrelló en la red en señal de rendición tras una dura batalla, Del Potro levantó los brazos al cielo y celebró volver a las semifinales en su torneo preferido. "Estoy muy feliz de volver a estar en las semifinales de mi torneo favorito. Es muy especial para mí", expresó el argentino al pie de pista. "Vencer a John en estas condiciones es algo que diría épico. Sobreviví con mi servicio en muchos momentos complicados", añadió el número tres del mundo.
Con dos fuertes sacadores y de alto porcentaje, la incógnita del partido se planteaba en las posibilidades que pudieran generar y aprovechar cada uno sobre el servicio del rival. Y en ese contexto, Del Potro siempre aparecía más cerca que su adversario, que poco podía hacer en los juegos de servicio del argentino. En cambio, por más que el local siempre asumía la iniciativa de los puntos en sus turnos, sus games eran más "jugables".
Pero más allá de esa sensación y de algunas oportunidades con 0-30 o 15-30, el número tres del mundo no podía marcar una diferencia en el marcador, pese a que su derecha funcionaba a pleno y su devolución de revés era más que aceptable frente al poderoso saque del norteamericano.
Así pasaron los primeros diez juegos sin ocasiones de break para ninguno. Como era de esperar, la primera chance cayó del lado del argentino, pero Isner la solventó con un servicio ganador.
Todo quedó para resolverse en el tie break, donde la tónica de los puntos no cambió, hasta que el estadounidense atacó sobre un segundo saque de Del Potro y el passing de revés del campeón de 2009 se fue ancho. Esa bola marcó la única diferencia del set, ya que con esa ventaja a Isner le alcanzó con el saque funcionando a pleno para quedarse con el parcial.
Del Potro sabía que debía mantener la presión desde la devolución para que Isner no dominara con su combo saque-derecha. Así lo hizo para tener un nuevo break en el inicio del segundo set, pero recién pudo concretar el ansiado quiebre en el juego siguiente para ganar en tranquilidad.
Los dos asumieron que el set estaba prácticamente definido con esa rotura, y la tensión y la intensidad bajaron. A Del Potro le bastó con sostener la concentración en sus turnos de saque para emparejar el resultado.
Como el tercer favorito no sostuvo su porcentaje de primeros saques y también cometió sus primeras doble faltas del partido, Isner empezó a percibir la posibilidad de quebrar. Tuvo sus primeras dos ocasiones, pero Del Potro las levantó. Del otro lado, el argentino volvió a disponer de un par aunque esta vez no las capitalizó.
Así llegaron a un nuevo tie break, que esta vez tuvo al argentino como dominador claro, para definir el set en su segunda oportunidad. El puño derecho apretado y el grito de cara a la tribuna marcaba el significado que tuvo ese momento para Del Potro.
A esa altura, el estadounidense parecía sentir alguna molestia para desplazarse, por lo que más que nunca intentó apoyarse en su saque. Consciente de la situación, y tras una refrescante ducha que se tomó en la pausa por la regla del calor extremo, el tercer favorito presionó de entrada para lograr un quiebre que a esa altura lucía decisivo.
Más allá de alguna duda y una posibilidad de quiebre superada, Del Potro se encaminó derecho a la victoria, que lo colocó otra vez entre los cuatro mejores del certamen que ganó en 2009.