Las autoridades políticas y económicas no pudieron evitar ayer otra jornada caliente en materia cambiaria, a la que no pudieron eludir ni siquiera con los elogios y buenos augurios del presidente de Estados Unidos. La corrida contra el peso continúa y llevó la cotización de la divisa a un nivel de 40,16 pesos en bancos al promediar la jornada. El Banco Central pudo conjurar parcialmente el impacto inundando de dólares la plaza mayorista, incluso en los últimos tres minutos de la rueda para fijar un precio de cierre por debajo del que el mercado venía señalando. Al costo de desprenderse 368 millones de dólares y un esfuerzo por postergar parte de las presiones al día de hoy, fijó valores finales de 38,88 pesos en el mercado mayorista y 39,79 pesos en pizarras de venta al público. Con todo, con subas importantes respecto del día lunes: 1,48 pesos en el mayorista (3,9 por ciento) y 75 centavos en el precio al público (1,9 por ciento). El otro signo de alarma lo dio el Banco Central con su estadística de saldos de cuenta en dólares del sector privado; desde el miércoles 29 al viernes 31 (último día informado), en dos jornadas, se fueron del sistema 509 millones de dólares.
La presión de entidades financieras del extranjero, empresas locales y particulares por dolarizar sus respectivas carteras (cambiando pesos por dólares, o vendiendo acciones de empresas argentinas para comprar divisas y fugarlas) mantuvo la misma tendencia que la semana pasada, pese a la palabra del presidente, los gestos por mostrar voluntad para alcanzar el equilibrio fiscal y el viaje a Washington del ministro de Hacienda para negociar cara con el FMI el pedido de adelanto de fondos para los próximos meses. Los operadores del mercado opinan (y las estadísticas lo corroboran) que no se está negociando grandes volúmenes en el mercado cambiario, “pero no hay oferta genuina de dólares para atender la demanda”. Esto quiere decir que no arriban inversiones del exterior para colocaciones en pesos (las tasas del 60 por ciento ya no alcanzan para atraerlas) ni hay liquidaciones de exportadores en montos significativos. En sustitución de esa falta de oferta, es el Banco Central el que acude para atenuar la apetencia de los compradores cuando observa que se le escapan los valores. Así lo volvió a hacer ayer, con dos subastas de divisas a lo largo de la jornada. La escalada en el mercado mayorista (MULC, mercado único libre de cambios) parecía imparable a la mañana. De los 37,40 pesos por dólar en el arranque, trepó rápidamente a los 39 pesos antes del mediodía, mientras que en las pizarras de los bancos privados se ubicaba por encima de los 40 pesos. El Banco Central salió a hacer una primera subasta de dólares, ofreció 100 millones a 39,12 pesos, le compraron la totalidad y la avidez del MULC pareció satisfecha por un rato. Pero volvieron las presiones en las horas siguientes y la autoridad monetaria anunció una nueva subasta, sobre el cierre (a las 14,57 horas) y a una cifra millonaria: 500 millones de dólares. Recibidas las ofertas, estableció un precio de corte de 38,91 pesos y tomó las propuestas de compra por debajo de ese valor, que sumaban 258 millones de pesos. El sofocón había pasado, pero al costo de perder 358 millones de dólares en la jornada, y habiendo admitido un salto de casi 4 por ciento en el valor mayorista y de casi 2 por ciento al público.
La fuga de divisas del sistema se está viendo reflejada en otros dos datos: la pérdida de depósitos en dólares de los bancos y la caída de las reservas internacionales. Esta última es un dato recurrente, incluso tras la llegada del primer tramo del préstamo del FMI. El 22 de junio, Argentina recibió alrededor de 15 mil millones de dólares del organismo. Desde esa fecha, las reservas internacionales cayeron, hasta ayer, en 11.831 millones. Sólo ayer se fueron 947 millones y en las dos jornadas transcurridas de esta semana, las salidas sumaron 1219 millones. El saldo reservas al cierre de ayer fue de 51.443 millones de dólares, de las cuales más del 60 por ciento son indisponibles.
El otro dato es más novedoso, puesto que hasta el 24 de agosto se registraban saldos récord de dólares en cuentas bancarias. A partir del lunes 27 de agosto, la tendencia se revirtió. Ese lunes, las cuentas de particulares sumaban 28.580 millones de dólares. El miércoles 29, se contabilizaban 28.564 millones. Dos días después, el viernes 31, las estadísticas del Banco Central ya reflejaban una fuerte caída: 28.055 millones de saldo, la pérdida en tan sólo dos jornadas sumó 509 millones de dólares.
Es el último dato registrado, pero los resultados en Reservas pueden estar reflejando que la tendencia se mantuvo este lunes y martes. Sin resultados por ahora en Washington, todavía con el Banco Central como único oferente de divisas, se esperan más días calientes en las próximas jornadas.