Una interpretación ortodoxa de la actual crisis es que el Gobierno tiene un problema de comunicación que trae aparejado una crisis de confianza en los mercados y una corrida del dólar. Mirado así, el modelo está bien encaminado y el mensaje del presidente Mauricio Macri y el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, fue un intento de transmitir claridad luego de las idas y venidas de la última semana. La consultora británica Oxford Economics tiene esta visión, pero no descarta que todo termine en un default de la deuda. PáginaI12 dialogó con el economista uruguayo Guillermo Tolosa que trabajó en el Fondo Monetario Internacional entre 2014 y 2016 y hoy es asesor de Oxford Economics.
–¿Qué le parecieron el discurso de Mauricio Macri y los anuncios de Nicolás Dujovne?
–Me parecieron un buen primer paso para restablecer la confianza perdida. Se anunció un paquete fiscal creíble con las retenciones que son relativamente fáciles de implementar. La reacción de los mercados todavía no ha sido positiva porque siempre hay una inercia, pero sobre todo porque hay un problema de confianza bastante profundo. No ayudó lo que pasó el fin de semana, cuando se desempoderó al ministro de Hacienda con rumores de nombres que lo sustituirían. Tampoco ayudó que se haya demorado tanto la conferencia. Son todas señales de que el Gobierno no está en pleno control de la situación, lo cual es la verdadera causa de todo el ruido que ha habido en los mercados.
–¿No hay problemas de fondo? Estamos hablando de una deuda pública que ha saltado del 35 por ciento del PBI a fines de 2015 al 82 por ciento para este año y de una fuga de capitales de 20 mil millones de dólares en siete meses?
–Creo que ha habido un constante lanzamiento de nuevas medidas que terminó confundiendo a los mercados. Oxford Economics hizo un estudio muy minucioso de los números. Si es que se concreta este acuerdo de adelantar los desembolsos del FMI, la brecha de financiamiento que calculamos nosotros es muy baja. El stock de Letes son menos de 12 mil millones de dólares, pero no todas vencen este año. A esto hay que sumar los vencimientos de largo plazo para lo que resta de este año, que está entre 4 y 5 mil millones. Las Lebac se han visto muy diluidas por la devaluación y la cancelación prematura. Calculamos que hay unos 10 mil millones. Si sumamos todo, son unos 20 mil millones. La brecha es pequeña. Igual que para el año próximo. Si se restablece la confianza, no debería ser un problema.
–¿Cómo se restablece la confianza?
–Las últimas semanas han sido caóticas, con lo que da para pensar que hay algo que el Gobierno sabe y no está mostrando. Eso pone nerviosos a los mercados. Es necesario que haya menos hiperactividad, menos cantidad de anuncios y rumores. Hay que tener un plan que se concrete de acá en más. La parte más importante es el recorte de subsidios. Lo tienen que anunciar ya. También que se vea con claridad cuál será la guía de aumentos nominales de los salarios de los empleados públicos. En la carta con el Fondo se dice que se acordó con los sindicatos, cuando queda claro que esto no es así.
–Más allá del impacto económico que pueden tener estos anuncios, está el problema de su viabilidad política y quizás el problema todavía más serio de su viabilidad social.
–Ese es el problema. Hay dudas sobre si estas medidas son posibles o si incluso son deseables. Si no es posible ni deseable que el recorte lo asuma la gente, entonces el recorte lo tendrá que sufrir la deuda, es decir, los recortes los tendrán que tomar los inversores. Ese es el cálculo que hacen los mercados.
–Es decir que, en caso de que no haya estos anuncios, estaríamos ante un potencial default.
–Por eso es que las tasas de interés están donde están. Porque hay una posibilidad de default muy concreta. Igual no tiene que ser un default como el que sucedió en 2001. Puede ser una reestructuración de la deuda, un canje.
–Usted ha trabajado con el Fondo Monetario Internacional bastante tiempo. ¿Qué va a suceder con la visita de Dujovne a Washington?
–Creo que Christine Lagarde anunciará en los próximos días los principales puntos de un acuerdo que pueda tranquilizar a los mercados. Lo que va a tardar más es la reunión del directorio del FMI, que es el que termina sancionando ese acuerdo y el que permite el desembolso. Eso puede tardar de dos a tres semanas. Pero creo que lo principal está negociado ya. Es decir, lo que anunció el Gobierno ya cubre el frente fiscal que es el que más preocupa. Lo que puede prolongar un poco las conversaciones es el tema de las reservas. Habrá negociaciones arduas sobre esto, pero no va a impedir un acuerdo.
–En Argentina se habla mucho del efecto turco en la crisis. ¿Evalúan ustedes que, en realidad, hoy hay un efecto Tango entre los mercados emergentes?
–Ha habido un efecto Tango. Es bastante menor que el turco, porque los mercados tienen mucho más incorporada la volatilidad argentina. La volatilidad turca tomó más de sorpresa a los mercados porque Turquía fue un buen alumno durante 15 años. Por esto el efecto Tango de contagio ha sido más moderado.