Mirar para otro lado o hacer algo útil, esa es la cuestión. Así nació www.nolodejopasar.com, una iniciativa para visibilizar la frustración de leer, ver y escuchar la naturalización de la misoginia en los medios de comunicación.
“Después de tener muchas conversaciones con distintas personas (tanto mujeres como hombres) acerca de cómo medios de comunicación, marcas, programas de TV, etcétera, constantemente denigran y subestiman a las mujeres, me di cuenta de que había una sensación generalizada de impotencia” dice Julia Kaiser, comunicóloga, quien junto a su colega Natalia Zuluaga decidieron hacer algo más que “quejarse por Facebook o Twitter en medio de videos virales de monos bailando la macarena”.
La plataforma “no lo dejes pasar” es un compendio de sitio y redes sociales al servicio de la comunidad que acaba de nacer con el objetivo de denunciar, colectivamente, lo que no hay que dejar pasar. Allí, cualquier usuario hace su aporte de lo que, en Argentina y en los medios de comunicación, año 2017, está pasando. Por ejemplo:
- Un chiste de Sendra ridiculizando la violencia de género.
- La cosificación de Masha Kouznetsova, la estudiante de Derecho que falleció tras caerse en una escalera, difundiendo sus books sensuales y desvirtuando la tragedia.
- Titulares que revictimizan a las víctimas y así justifican a los asesinos.
- Artículos que seleccionan a las mejores mujeres del año, bajo el parámetro de ser bellas o escandalosas mediáticas.
- Un movilero de TV incitando en la playa a las chicas a sacarse la ropa.
El proyecto recién empieza y el desafío es ir compilando el material que se va generando todos los días en las redes locales, cuando usuarios y usuarias detectan este tipo de construcción en diarios, portales, notas gráficas, televisivas y hasta mensajes del Gobierno.
“La intención es que la gente sienta que, como público y como consumidores, tienen el poder de hacer algo; que la próxima vez que vean un artículo, un aviso publicitario, un programa de TV o escuchen una canción que manifieste una imagen humillante o cosificadora de las mujeres, puedan transformar el enojo en acción en lugar de quedarse con impotencia”, indica Kaiser. Identificar mensajes, crear conciencia, tomar la palabra y ayudar a un modelo de igualdad entre los géneros.
Si bien hay iniciativas incipientes en la red, no hay demasiado trabajo institucional al respecto, salvo un estudio de la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) y el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM), que presentó un informe recopilando las publicidades sexistas en 2014 en el que concluye que la mujer recibe un tratamiento “estigmatizante, cosificante y no igualitario”.
En enero del año pasado, una campaña se viralizó con el mismo objetivo. La publicista estadounidense Madonna Badger creó el hashtag #WomenNotObjets para mostrar cómo, quizá, a las mujeres no les gusta entregar su dignidad por una bebida o “hacerles mamadas a los bocadillos”. Fue viral y multitudinaria.
Dos años atrás, una marca de detergente lanzaba esta encuesta en la red donde consultaba seguidores: “¿quién lava mejor, ¿las suegras o las esposas?”
También un reconocido fabricante de biromes predicaba en su publicidad en el día de la mujer en Sudáfrica, este mensaje: “Lucí como niña, actuá como una dama, pensá como un hombre, trabajá como un jefe”.
En todos los casos, los internautas se encargaron de que las empresas bajaran las campañas y se disculparan por sus mensajes. Para empezar, no dejarlo pasar es la cuestión.