“No estamos buscando dinero extra por fuera de la negociación que estamos teniendo con el Fondo Monetario”, aseguró ayer en Washington el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. De ese modo, el funcionario descartó que se esté gestionando un desembolso por parte del Tesoro de Estados Unidos para reforzar la ayuda financiera internacional. También negó la llegada de fondos adicionales provenientes del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento. “Ya han hecho un muy importante apoyo para la Argentina”, agregó. Cuando le preguntaron en qué fecha estima que se cerrará el acuerdo con el FMI sostuvo que “eso debería contestarlo el Fondo pero es probable que sea hacia finales de septiembre”.
El miércoles de la semana pasada por la mañana el presidente Macri emitió un discurso de apenas 1’ 42’’ para anunciar que había acordado con el FMI “adelantar todos los fondos necesarios para garantizar el cumplimiento del programa financiero del año próximo”. Fuentes oficiales informaron luego que a raíz de ello en 2019 estarían disponibles los 29.000 millones del préstamo del FMI que inicialmente iban a llegar en 2020 y 2021. La noticia buscó demostrar que el pago de la deuda no corría riesgo. Sin embargo, horas después quedó claro que Macri dio por cerrado un acuerdo cuando recién se estaba explorando esa posibilidad. La mentira presidencial agudizó la desconfianza entre los inversores y ese día el riesgo país subió, los bonos cayeron y el dólar se disparó un 7,5 por ciento, pese a que el Banco Central vendió 396 millones de dólares. Al día siguiente la situación fue peor todavía. Los bonos cayeron hasta 6 por ciento, las acciones argentinas se desplomaron hasta un 18 por ciento en Nueva York y el dólar subió otro 15,6 por ciento para cerrar a 39,87 pesos.
Desde entonces, el precio del dólar permaneció relativamente estable, pero sólo gracias a la fuerte venta de divisas por parte del Banco Central. Dujovne anunció el lunes la suba de retenciones y viajó a Washington donde el martes mantuvo su primer encuentro con la titular del FMI, Christine Lagarde. Ese día quedó claro que la negociación llevará algunas semanas y el funcionario lo reiteró ayer. Buscó mostrarse optimista, aunque insistió con la misma receta de los últimos meses. “Quiero transmitir a los argentinos que veo con enorme confianza el avance que hemos logrado en estos días. Estoy seguro de que la reformulación del programa en el que estamos trabajando va a permitir dejar atrás estos días de angustia, de volatilidad, por los que pasamos, y reabrir lentamente el crédito en la Argentina y así retomar la senda de crecimiento que el país necesita”.
El objetivo oficial es recrear la confianza para que Argentina vuelva a tener acceso al crédito privado. El problema es que no lo está logrando y lo que se está discutiendo con el FMI también es cómo se deberá proceder si continúa un escenario adverso de esas características. Algunos analistas sostienen que si Estados Unidos considera a la Argentina de Macri como un aliado estratégico para frenar el populismo en la región, los fondos seguirán llegando incluso si el crédito privado no se restablece y hay que financiar la fuga para evitar que Argentina estalle. La otra opción es soltarle la mano al país si el crédito privado no aparece para que el dinero del FMI no siga cayendo en un barril sin fondo.
Al momento de las preguntas, lo consultaron a Dujovne sobre una posible ayuda directa del gobierno de Donald Trump, pero la desestimó. “No hemos hablado de un préstamo del Tesoro de los Estados Unidos. Tenemos conversaciones, pero su apoyo se manifiesta a través del apoyo que como accionista efectúa en el Fondo Monetario”, dijo.
Dujovne se negó a decir cuánto dinero están buscando y que cambios quieren introducir con respecto al programa original, que fracasó en menos de tres meses. “Nosotros queremos llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario de manera tal de estabilizar la situación financiera de la Argentina y en esa discusión estamos hoy con las autoridades del Fondo. Eso incluye plazos y muchas otras cuestiones en términos de qué parte del programa es precautorio y cual no. En esas conversaciones estamos”, aclaró el ministro.
Luego insistió con la importancia del acuerdo. “Hoy estamos atravesando una recesión, lo sabemos y sabemos que los argentinos viven un momento difícil. También sabemos que si no estabilizamos la situación financiera, como lo estamos haciendo, por supuesto, la situación sería más difícil”, agregó Dujovne. A ese argumento apelará el gobierno cuando el FMI explicite qué condiciones exige a cambio de sus desembolsos y, eventualmente, haya que aprobar reformas o leyes, como la del Presupuesto, para que el dinero fluya.