Si alguna vez te preguntaste con qué la flasheaban nuestrxs ancestrxs originarixs en sus megafiestas, aquí, la solución al enigma: Desierto y Agua, pura electrónica ancestral de sonido alien. Sí, sí, las mentes galácticas de Andrea Feiguin y Dany Riaño van hasta lo más profundo del Atacama, nos tiran aridez y fluidos para crear esta banda: DYA, una mezcla irresistible que hace posible lo inimaginable, un juego de polaridades que saca música de otro planeta.
¿Cómo? Con un mix instrumental bien originario y eléctrico. Para empezar, seis metros mide el erke mapuche, instrumento de viento, que empuñan en plena pista; sin quedarse atrás, las trutrukas de sonido aéreo, especie de largo cuerno enrollado, suman potencia. Exotismo, cierto, pero hay más, están el ronroco, el toyo, la quena y el bombo legüero, hasta acá sonidos cordillerosos. Sin embargo, aterrizan entre el arsenal instrumental de DYA el cablerío artificioso productor de sonidos punchi: el sintetizador analógico y el sampler. Listo, invocadas así las contradicciones sobre el escenario, Desierto y Agua se prepara para lo impensado: electrónica andina, removiendo las entrañas auditivas para invitarte a un viaje curvilíneo de puro goce.
Y no es todo, DYA apuesta al viaje visual también, revive a les animales sagrados del imperio Inca. Atentos al pulso musical, en el momento exacto dejan sus caras humanas y se colocan potentes máscaras embebidas de ritual; en ellas renacen el cóndor, representante de dioses, el puma, la parte humana y la serpiente símbolo de vida, muerte y reencarnación. Así, su música galopa, trota, ritmea con el cosmos y lo que lo habita. Y hay más en sus canciones reflexionan sobre la tierra, nuestro sentir como personas y manada. Raro disfrute de palabra llena de sentido que alimenta al todo, al cuerpo y a lo que esté más allá.
Este 2018 sacaron su tercer disco Peña Pop, una electrónica dura, bien Berlín, muy trance pero con un contexto armónico, describe Dany: Nos vestimos también de ruptura,
Mucha gente nos dice “no puedo creer cómo hacen sonar lo electrónico con lo autóctono y que funcione”. Y es por eso, porque los polos opuestos se atraen. Lo electrónico hace despegar a lo folclórico y lo folclórico te agarra la electrónica, te la baja y te la empodera.
Desierto y Agua se presenta el viernes 7 de septiembre a las 22 en Oui Bar, Sarmiento y Mendoza, Rosario.