De tanto esperar que el Estado nacional autorice la importación desde Uruguay de flores de cannabis para producir aceite medicinal, en el Laboratorio Industrial Farmacéutico de la Provincia (LIF) decidieron explorar la alternativa de importar derivados o, directamente, el producto terminado para proveer a la red de salud pública santafesina. La ministra de Salud, Andrea Uboldi, se reunirá en estos días con autoridades del organismo para evaluar y tomar la decisión. Se trata de un fármaco de probada eficacia en el tratamiento de algunas enfermedades y cuyo valor de mercado en los países que lo producen ronda los 350 dólares cada 100 mililitros. El LIF, ya con las leyes provincial y nacional sancionadas, abastecería de manera gratuita a los efectores de salud pública.

El LIF apuró el proyecto para producir aceite cannábico con fines medicinales a partir de 2016 y luego de que se aprobaran la ley provincial y nacional, que obliga al Estado a garantizar el acceso a esa medicina.

El número de pacientes que podrían beneficiarse con la producción local de ese fármaco es incierto pero significativo. Sólo la obra social Iapos provee a 43 personas afiliadas.

El LIF incorporó el proceso de fabricación, pero como la legislación aquí prohíbe el cultivo, venta y transporte de cantidades grandes de la planta de marihuana, el año pasado consiguieron desde Uruguay –donde está permitido– la donación de 50 kilos de flores como materia prima. A propósito, la Asociación Civil Madres del Cannabis Medicinal (Macame) presentó esta semana un recurso de amparo para que se declare la inconstitucionalidad de la prohibición del autocultivo de cannabis para consumo medicinal.

Con aquellas flores montevideanas en el LIF esperaban producir unos dos mil frascos de 50 ml, como prueba piloto. Pero la Administración Nacional de Medicamentos (Anmat) mantiene trabada esa importación. No la autoriza a pesar de la insistencia santafesina.

El Ministerio de Salud nacional, en cambio, sí autorizó el mes pasado al gobierno de Jujuy –del radical macrista Gerardo Morales– a cultivar cannabis para producir aceite medicinal a través de un laboratorio privado chileno. “Esa noticia nos sorprendió y nos dejó cierto sabor amargo”, asumió Guillermo Cleti, director del LIF, al explicar a Rosario/12 las razones que lo llevaron a promover alternativas para poder producir el mismo fármaco en Santa Fe.

En estos meses de espera hubo empresas de Canadá, Israel, Uruguay e Italia que le hicieron al LIF distintas propuestas de trabajo asociado para la producción local de aceite cannábico. Y en eso consisten las alternativas que intentarán. Cleti explicó que si el gobierno provincial toma la decisión, el LIF podría importar –autorización de Anmat mediante, claro, sólo que ya no serían flores sino derivados– cristales de CBD (canabidiol) puro para producir aquí el aceite. O importar el extracto crudo de cannabis, que es lo que originalmente querían obtener en el LIF con aquella donación uruguaya bloqueada. O importar directamente el aceite terminado, a granel, para fraccionarlo en Santa Fe con el debido control de calidad y contenido. Presupuesto no le falta: Salud le asignó este año al laboratorio 100 millones de pesos para desarrollar y producir medicamentos.