“La importación está haciendo estragos”, advirtió el secretario Gremial del Sindicato de Empleados Textiles, José Minaberrigaray, y dijo que “vamos camino a los 90”. El sindicalista precisó que en el último año cerca de tres mil trabajadores de ese sector perdieron su empleo.
Esta misma semana cerró su fábrica de zapatillas en Villa Mercedes y despidió a los 150 obreros textiles que allí trabajaban. Argumentó que la apertura importadora, la caída del mercado interno y los aumentos de costos le impedía seguir adelante con la producción en esa planta. Minaberrigaray habló en el programa TE Quiero, por la AM750, y dio cuenta de que la decisión de la firma de capitales brasileños se suma a los cierres de distintas empresas que confeccionaban para distintas marcas.
“Cerraron actividades en San Luis y también en un sector importante de la planta que la empresa tiene en Florencio Varela”, contó el dirigente del sindicato textil sobre el caso de Alpargatas y alertó que “la importación evidentemente está haciendo estragos”.
Minaberrigaray señaló que “no somos un gremio que decimos que no hay que competir pero no se puede competir en base al salario de los trabajadores y hay muchas maneras de generar competencia”. Además se preguntó: “¿Competir contra quién? ¿Competir contra un país asiático donde lo que fabrican lo fabrican en una cueva con cuatro presos? Esa competencia es imposible o tengo que deteriorar demasiado las condiciones de trabajo en Argentina.”
Ante el intento del Gobierno de avanzar sobre los derechos de los trabajadores, el sindicalista fue claro y se diferenció de otros sindicatos que discuten propuestas en ese sentido a cambio de mantener fuentes laborales. “Nosotros n tenemos ningún tipo de intención de sentarnos a flexibilizar nuestras condiciones de trabajo”, afirmó.
Sobre la situación del sector textil, detalló que “se está tratando por todos los medios de que la gente no pierda el trabajo y de bancar la cuestión a ver si reactiva, pero en la cabeza de los funcionarios no está hoy la intención de reactivar la industria textil”. Agregó que “a la gente la toman como una variable más y hay algunos modelos que cierran con un determinado porcentaje de gente afuera”, al tiempo que advirtió: “La gente está empezando a ponerse enojada. El trabajador no es belicoso, pero cuando te acorralan entre la espada y la pared muchas opciones no te quedan.”