La plaza ubicada en Goyeneche y Vilela, en el barrio porteño de Saavedra, fue inaugurada en 2015 para recordar y rendir homenaje a Daniel Hernán García, un joven cuyo nombre integra la larga lista de víctimas de la violencia en el fútbol. El espacio verde fue creado por iniciativa de un grupo de familias que sufrieron pérdidas como consecuencia de los hechos violentos que suelen empañar al deporte más popular de la Argentina. Hoy, la plaza Daniel H. García, por una decisión incomprensible del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, fue virtualmente arrasada y convertida en obrador de una empresa contratada por el Estado porteño. La denuncia por el atropello llegó al Congreso Nacional y la diputada Victoria Donda presentó un proyecto de resolución para “expresar su más hondo repudio a la destrucción y utilización para descargar materiales de obra” de ese espacio público, a la vez que se pide su recuperación como plaza. 

La propuesta lamenta que “un espacio de reflexión sobre el flagelo de la violencia en el fútbol y en particular, un espacio público que honra la memoria de Daniel Hernán García, asesinado en la Copa América de 1995 en Uruguay, haya sido flagrantemente destruido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y cedido sin más a la empresa constructora de una obra vial” que se está ejecutando en ese barrio. En los fundamentos del proyecto de resolución se recuerda que Daniel García tenía 19 años cuando se produjo el asesinato en la ciudad uruguaya de Paysandú y que este crimen, como tantos otros ocurridos en el fútbol, sigue impune.

En el texto de su iniciativa, Donda subraya que “Daniel era muy querido por sus amigos y vecinos de Saavedra, y fue cobardemente asesinado (...) por barras bravas de Tigre y Morón en julio del año 1995 después de un partido disputado por la Selección Argentina en la Copa América” disputada ese año en Uruguay. 

Hijo de Pablo y Liliana, y hermano de Alberto y Gabriel, el joven era el del medio y estaba cursando sus estudios secundarios en la ENET Nº 1 ubicada en Triunvirato al 4900 y trabajaba con su padre. La causa penal por el homicidio, que tramitó en Uruguay, no prosperó y fue cerrada sin condenas. Donda señaló que “el homicidio quedó impune, gracias a la falta de ayuda de funcionarios argentinos y uruguayos, como de dirigentes deportivos que nunca ayudaron a la familia en su búsqueda de la verdad”.

Liliana García, la mamá de Daniel, siempre tiene presente el recuerdo del último adiós. “Me acuerdo del abrazo que me dio ese día antes de irse, el mismo día del partido; llovía y hacía un frío impresionante. Le dije que tenga cuidado y él me levantó en brazos y me dio besos, que nunca más volvieron. Me dejó marcada con sus besos y sus abrazos”. La madre de Daniel viajó muchas veces a Uruguay para buscar la justicia que nunca llegó. 

En 1998 Liliana, junto con Juan Carlos Cárdenas, tío de Walter Vallejos, uno de los dos hinchas de River asesinados por la barra de Boca en 1994, y con la madre de Christian Rousoulis, hincha de Independiente asesinado por barras de River en 1996, fundaron Familiares de Víctimas de la Violencia en el Fútbol para luchar contra la violencia en las canchas. De ese modo llegaron, en 2015, a la inauguración de la plaza, que cuenta con el respaldo de un proyecto de ley presentado por el área de Cultura de la Legislatura porteña en 2010, cuya aprobación fue votada por unanimidad. 

En el proyecto de resolución se señaló que “es por ello que resulta aberrante que un espacio público tan importante y simbólico, sea bastardeado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la empresa constructora que trabaja a su servicio, la cual no solo la ha destruido y utiliza para sus fines comerciales, sino que además, le prohíbe a los vecinos/as su utilización desde hace meses”. La legisladora, acompañada por otros diputados, realiza gestiones para que la plaza vuelva a ser lo que era y debe ser.