Miguel Lifschitz no suele ser explosivo sino que tiene a ser más bien cauteloso, pero en esta oportunidad el gobernador santafesino reaccionó con firmeza ante las presiones del Gobierno nacional para que los mandatarios provinciales acompañen el Presupuesto 2019: “Santa Fe no va a ser socia del ajuste”, aseguró y la frase provocó más de un disgusto en la Casa Rosada. La definición del mandatario socialista, que pone distancia con la actitud de algunos gobernadores peronistas, no solo pasa por las diferencias políticas que Lifschitz tiene con el modelo económico sino también por la falta de pago de la deuda por coparticipación que el presidente Mauricio Macri no abona a pesar de tratarse de un fallo de la Corte Suprema.

En la Casa Rosada insisten que están más que cerca de un acuerdo con las provincias por el necesitado proyecto de ley de Presupuesto 2019 y que el próximo martes el Presidente lo sellará en una reunión con todos los gobernadores que se deberá expresar en una fotografía. Sin embargo, Lifschitz no estará presente. Desde la Casa de Gobierno de Santa Fe dejaron trascender que la ausencia se debe a una cuestión de agenda porque el mandatario provincial tiene previsto, desde hace tiempo ya, la participación en un encuentro en los Estados Unidos donde asumirá la copresidencia de un grupo de estados subnacionales que luchan contra el cambio climático por lo que en su reemplazo viajará a Buenos Aires el vicegobernador Carlos Fascendini.

“Yo no quiero ser un socio del ajuste, porque además no compartimos esa mirada de la política económica. Entendemos que hay que garantizar la gobernabilidad, pero al mismo tiempo queremos defender los recursos que le corresponden a Santa Fe y no hacer el ajuste hacia los sectores sociales más vulnerables”, fue la frase exacta de Lifschitz que dijo ante un grupo de periodistas y que despertó molestias en el macrismo que continúa trabajando para conseguir el apoyo necesario con el que implementar la quimera del déficit cero.

“Es necesario que se acompañe un proyecto de presupuesto, pero esto no quiere decir que acompañemos todas las medidas de ajuste que se están proponiendo”, aclaró el gobernador pero la frase no calmó las aguas. 

La queja de Lifschitz incluía también la posibilidad de que las provincias se hicieran cargo de los subsidios al transporte y al servicio eléctrico. Si bien ahora el Gobierno central decidió suspender la medida el malestar no disminuyó porque además hay motivos políticos que lo sustentan.

Lifschitz intentó reformar la Constitución provincial en busca de una reelección. Su gestión tiene un fuerte respaldo entre el electorado y de hecho había logrado detener el decline de las gestiones socialistas. Sin embargo, no contó con el respaldo del macrismo santafesino en el intento por reformar la Carta Magna y, además, Macri nunca lo recibió. Por lo tanto, mientras el gobernador medita su futuro político refuerza sus diferencias con Cambiemos y, además, se concentra en la crisis social que está generando el modelo macrista. Ayer aseguró que no ve posibles episodios de saqueos aunque, aclaró, “nunca hay que descartarlos. De todos modos, estamos muy encima de la cuestión social”.

Sin duda lo que más provocó este posicionamiento fue la decisión del Gobierno de Macri de no pagar las cuotas de la deuda por coparticipación que tiene la Nación con la provincia y que resultó de una larga pelea en la Corte Suprema que le dio la razón. El pasado 30 de marzo venció el plazo para que la Nación pagara y no ingresó nada a las arcas del Estado santafesino y, como comentan en los mentideros políticos de la provincia, encima la Casa Rosada quiere compartir el costo del ajuste que planea para el próximo año fruto del acuerdo que realizaron con el FMI. “El objetivo de los recortes es disminuir el gasto nacional y vamos a sufrir ese recorte en rubros con mucho impacto social”, concluyó Lifschitz.