El Gobierno Nacional, en palabras del Ministro Dujovne, manifiesta que “el único camino para que Argentina salga de las turbulencias es reducir el déficit fiscal”. Lo que hay que decir es que, por lo menos para los sectores productivos, no es una turbulencia, es la tormenta más grande que recuerde nuestra industria, teniendo en cuenta que en un periodo de apenas 32 meses han cerrado más de 8 mil Pymes y se han perdido 85 mil puestos de trabajo del sector industrial.
Vamos a suponer que, como dice el gobierno, la única solución para salir de esta crisis sea reducir el “déficit fiscal”. Antes debemos aclarar que el déficit fiscal es la diferencia negativa entre los ingresos y los egresos públicos. El detalle es que la única receta que encuentra, como todo modelo neoliberal, es achicar el gasto público. Profundizar el ajuste. Pero esto es lo que ha hecho durante todo este tiempo y no logra solucionar el problema. Licuaron el poder adquisitivo de la población, redujeron el consumo que era el gran motor de una economía que, con defectos y virtudes traccionaba el mercado y promovía la inversión privada. Generaron miles de despidos del sector público, achicaron las partidas en términos reales de ciencia, tecnología, salud y educación, entre muchas otras cosas. Al mismo tiempo, eliminaron o disminuyeron las retenciones a los sectores agropecuarios y a las exportaciones mineras resignando una parte importante de los ingresos del Estado. Por otro lado, el problema del gobierno es la falta de dólares, prueba de ello es la corrida cambiaria crónica que vivimos desde hace meses. Sin embargo, es este Gobierno el que sostiene la libre movilidad de capitales y compra de dólares o la libre liquidación de divisas permitiendo que esos dólares ingresen cuando quieran o no lo hagan nunca. También siguen subiendo las importaciones de bienes finales a un promedio del 30% en unidades respecto a los primeros siete meses del año anterior profundizando un déficit comercial que se proyecta cercano a los u$s 10 mil millones para todo el 2018.
Queda claro que todas las políticas que tomó este gobierno nos llevaron a este escenario de dolarización de toda la estructura productiva, ya que los insumos básicos, combustibles o tarifas se rigen hoy por el valor de la moneda norteamericana. Con un dólar (por ahora) en torno a los $40 y tasas al 60 % exportar manufacturas, o producir para un mercado interno mínimo, es una utopía.
Lo que el Gobierno no acepta es que hay otro camino. Hay que volver a administrar el comercio exterior, establecer tasas para el sector productivo, diagramar un nuevo esquema tarifario y sobre todo volver dinamizar el mercado interno.
Si el objetivo es reducir el déficit fiscal, lo primero que debe entender el gobierno es que la única salida posible es reducir el déficit productivo. Hoy las fábricas producen a menos del 60 por ciento de su capacidad instalada ya que cada vez producen menos, los comercios ven reducidas sus ventas en unidades en un 30 por ciento promedio y se empieza a cortar la cadena de pagos. El objetivo fundamental debe ser fortalecer el mercado interno aumentando el poder adquisitivo de los salarios y frenando todos los aumentos que puede regular el Gobierno. De esta forma, las empresas y los comercios tributan más y el estado aumenta la recaudación. Si a esto le sumamos un aumento real de las retenciones a los sectores antes mencionados, no a los sectores industriales que genera valor agregado y empleo, que este basado en porcentajes y no en un esquema de sumas en pesos que se verán diluidas con la suba del dólar, y una intervención en el sistema financiero promoviendo tasas que incentiven la inversión y no la especulación, comenzaremos a reducir el déficit fiscal que tanto preocupa al Gobierno.
Hay salida y es por el lado de la producción y el trabajo. Cualquier otro camino nos sigue acercando al precipicio que cada día vemos más cerca.
* Dirigente Cgera- Agrupación Gelbard