El gobierno porteño está dando una dura batalla contra los manteros de Once con el argumento de combatir la ocupación del espacio público. El argumento podría ser atendible, debatible, repudiable o aceptable si no fuera por una espectacular contradicción del mismo larretismo. Es que mientras pone a la policía a sacar por la fuerza al pobrerío que se gana la vida con una tela en la vereda de Once como local, le pone por la fuerza decks de madera a los bares de las zonas de moda en Palermo y Dorrego. El gobierno de esta ciudad reprime la ocupación de los espacios públicos en un lugar y contra una clase social, mientras ocupa espacios en lugares más paquetes para otra clase social.

Quien vio aparecer estos deck asumió que sería alguna piolada consentida de los bares y restaurantes. Pero pronto llamó la atención que fueran todos iguales, en esa madera de dudosa calidad, con una verja y canteros. El de la foto está en una esquina del llamado Palermo Hollywood y sus tablas rotas son un indicio que fue encargado por esta gestión, penosa en lo conceptual como en lo material. Los vecinos comenzaron a preguntar y se enteraron que en todos los casos la secuencia fue diferente a lo que esperaban. Un buen día se le aparecían a los dueños de los bares o restaurantes unos canteros en la calzada, unas barandas y un cartel amarillo-PRO. Luego, algún empleado municipal les explicaba que, sin cargo ni obligación les iban a hacer un deck para ampliarles la vereda. Y enseguida aparecía un camión con el deck en cuestión.

Varias de estas instalaciones tuvieron que ser retiradas ante la protesta airada de los vecinos de los bares, que veían desaparecer más de los ya muy escasos lugares para estacionar. El PRO tiene una verdadera pasión por llenar las calles de obstáculos, sean inmensos tachos de basura, sean las esquinotas que inventaron en Palermo, sean ahora los deck. Algún genio cree que molestando así los vecinos van a vender sus autos y andar en bicicleta, mejorando la ciudad...

Lo notable es que estos deck, de tan mala calidad como son, deben costar su buen dinero, que podría usarse para cosas mejores. Este miércoles, el mismo gobierno porteño anunció que va a reducir todavía más el espacio de circulación en la avenida Pueyrredón ampliando las veredas. Esta avenida es esencial a la circulación norte-sur, con lo que reducirla porque sí es una tontería grave. Los decks de Palermo siguen la misma noción tonta de ciudad en la que no hacer nada de fondo por el tránsito pasa por política urbana. Y ocupar espacio público para comer en una zona de moda es algo positivo, una inversión en la ciudad simultánea a echar al pobrerío de Once.