El desenlace de las elecciones presidenciales de 1983 fue sorpresivo para muchos. Era la primera vez que la Unión Cívica Radical derrotaba al peronismo en elecciones libres, sin proscripciones. El liderazgo carismático de Raúl Alfonsín tuvo mucho que ver con ese resultado. La aceitada campaña publicitaria, dirigida por la dupla David Ratto–Gabriel Dreyfus, supo realzar las virtudes naturales del líder del Movimiento Renovación y Cambio. El discurso del candidato radical sintonizó con las demandas ciudadanas epocales. Desde las consignas de campaña (por ejemplo: “somos la vida”) hasta el recitado del preámbulo constitucional fueron grandes aciertos.

En el libro Historia del Radicalismo de la historiadora Virginia Persello se comenta que “la reiteración de los enunciados del preámbulo de la Constitución servía para reconfirmar al radicalismo como un partido de ciudadanos, preocupado por el fortalecimiento de las instituciones, y se articulaba con la promesa de que la democracia se asociaría, además, al bienestar”. 

En el plano universitario, el gobierno democrático avanzó en el desmantelamiento del oscurantismo dictatorial. La eliminación de los exámenes de ingreso, reapertura de las facultades clausuradas y centros de estudiantes, reincorporación de los científicos expulsados del Conicet en 1976, fueron hitos de la primavera alfonsinista. El prestigioso Manuel Sadosky fue elegido al frente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología.

Los radicales volvieron al gobierno en 1999. La política universitaria ya no tendría tantas luces como en 1983. La política de ajuste del gobierno de De la Rúa provocó numerosos cortocircuitos con la comunidad educativa. 

En la actualidad, los radicales vuelven a formar parte de una coalición de gobierno que confronta con el sector universitario. Las negociaciones paritarias con los sindicatos docentes están estancadas desde abril. Ese mes, el gobierno nacional ofreció un incremento salarial del 15 por ciento en cuatro cuotas. La inflexibilidad gubernamental impidió la reanudación de las clases luego del receso invernal. La última propuesta salarial (aumento del 24 al 26 por ciento) ya quedó desfasada con la inflación proyectada en los documentos internos del Ministerio de Hacienda (42 por ciento). Por otro lado, los reclamos universitarios exceden la cuestión salarial. La comunidad educativa reclama actualizar los montos de las becas, reanudar de obras de infraestructura frenadas y regularizar el envío de los fondos para gastos de funcionamiento.

En ese marco, el cuerpo que reúne a los rectores de las universidades públicas (Consejo Interuniversitario Nacional –CIN–) emitió un documento solicitando al gobierno nacional: 1) la resolución del conflicto docente y 2) el reinicio de las obras de infraestructura paralizadas por falta de fondos. 

El presidente del CIN es Hugo Juri, rector de la Universidad Nacional de Córdoba. En marzo de 2001, el fugaz ministro de Economía Ricardo López Murphy anunció un fuerte recorte al presupuesto universitario. El entonces ministro de Educación, Hugo Juri, renunció al cargo en disconformidad con el ajuste. Este momento histórico irradia un penoso aroma a déjà vu.

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