Quien haya visto Cuentos Asombrosos recordará el capítulo en el que un duende le aconsejaba a un adolescente que no se desprendiera de sus objetos más preciados. Esa montaña de antigüedades, que la mayoría consideraba basura, finalmente terminaba por convertirlo en millonario. El trabajo de los integrantes Cazadores de tesoros (va por History los domingos a las 20) es hallar esa clase de personajes y su memorabilia. El programa es uno de los más longevos dentro de su especie donde lo vintage se mezcla con crematomaníacos, recauchutadores y pichuleros expertos, entre los que también están El precio de la historia, ¿Quién da más? y Los restauradores. “Siempre buscamos la diversidad en cuanto a ítems y personas. Sabemos que la rareza es uno de nuestros fuertes”, le dice a PáginaI12 Danielle Colby-Cushman, una de las integrantes del equipo junto a Mike Wolfey Frank Fritz. El envío, además, será parte del “Car Week”, un especial centrado en vehículos clásicos que la señal emitirá desde el lunes 17 por dos semanas.
En Casadores de tesores cada hogar tiene el potencial de convertirse en El Dorado del coleccionismo. Así, el trío dio con un prototipo del Yoda usado en la saga de Star Wars, una moto Royal Pioneer y una guitarra perteneciente al músico country Chet Atkins. Para Colby-Cushman, una de las claves del suceso es mantenerse fieles a sus orígenes, ya que aún trabajan en el remoto local de Iowa, más precisamente en Le Claire (cuna de Buffalo Bill). La tarea de Colby-Cushman es la de ubicar estos depósito que dan con el riñón de la cultura de su país y posibles compradores para algunas de los trofeos más insólitos. Como cuando le vendieron la cabeza de un elefante a Jack White, armaron el museo de Dolly Parton o consiguieron una piedra de molino para William Shatner. “Hemos tenido un montón de objetos extraños, pero creo que lo más raro está vinculado con santuarios y templos masónicos. Los objetos ceremoniales siempre tiene algo intrigante y valor histórico. También hay rarezas de los circos y de las ferias, como cuando conseguimos el niño momia. Esas cosas salvajes son mis favoritas”, apunta esta mujer de aspecto rockabilly, ideal para recrear el afiche con “Rosie La Remachadora”, amante de los tatuajes y de la cultura burlesque.
–Hay un montón de docurealitys de este tipo. ¿Qué diferencia a Cazadores de Tesoros?
–Haber sido los primeros. Eso te convierte en algo mejor. Y si no lo sos, más vale que los superes con algo diferente. Pero creo que ninguno lo ha logrado porque no terminan de ser genuinos. Estuvimos muchos años en este negocio antes de ser un programa de televisión. Ya éramos amigos y teníamos una conexión sólida. No necesitábamos de una producción que nos dijera cómo hacer el programa porque primero lo hicimos nosotros y fue la producción la que se hizo cargo del resto. La autenticidad viene de ahí. Lo que lo mantiene fresco es que somos lo que decimos que somos, sea para bien o para mal. Lamentablemente, no podemos ser diferentes a lo que somos, un grupo de chicos criados en el interior profundo que a duras penas puede armar tres oraciones juntas (risas).
–¿Cómo fue evolucionando su relación con Mike y Frank a lo largo del programa?
–Supongo que como cualquier familia. No será de sangre, pero ya formamos un clan. Tuvimos altas y bajas, con cosas muy bizarras e incluso tristes. Intentamos tenernos mucha paciencia ya que somos muy diferentes en cuanto a nuestra personalidad.
–Muchos seguidores del programa aseguran que no sería el mismo sin su presencia, consejos y carisma. ¿Qué piensa de eso?
–Concuerdo absolutamente (risas). Creo que para un programa de este tipo es muy importante contar con una figura femenina fuerte. Es un programa claramente muy masculino y aprecio que la gente lo sienta así. Mi desafío es superar las ideas preconcebidas porque siendo mujer te juzgan distinto. A la vez, es mi mayor fortaleza. Sobre todo en cuanto a lo que podés saber sobre el valor de estos objetos y conseguir cosas que un hombre no podría. Sigue siendo un negocio muy machista y que me consideren como un aspecto importante me hace sentir bien. Es más, me honra que piensen eso.
–¿Tiene algún consejo sobre cómo reconocer algo muy valioso que uno tenga en su casa y no lo sepa?
–La realidad es que quienes no llaman no están tan interesados en el valor del objeto como en “dejarlo ir”. El apego emocional o familiar es más importante que el monetario en muchos casos así que tratamos de enseñarles lo que cuesta ese objeto para que no sientan que sacamos ventaja. Pero además les mostramos un respeto por ese ítem y que no sería lo mismo que si lo vendiesen por internet. Confían en que les daremos un buen precio, algo justo como para que nosotros podamos sacar una ganancia. No sé si es un consejo, pero habla de como trabajamos.
–¿Hay algún objeto sin hallar al que le dedicaría un tatuaje o un baile de burlesque?
–Creo que justamente le dedicaría un tatuaje a algún objeto proveniente del universo del burlesque o de los circos itinerantes. Le debo un tatuaje a Tempest Storm, es una de las reinas de los bailes exóticos y también estuvo en el programa. Tiene 90 años y sigue bailando. Es mi amiga personal, me dio unos aros que son adorables y siempre uso. Si no la conocen, googléenla, es increíble.
–¿Ha cambiado su relación con los objetos por el programa?
–Totalmente. Ya no quiero nada que no sea crucial con mi felicidad. Tuve que limpiar cinco depósitos porque ya era demasiado. En un punto, nos convertimos en la gente que retratamos en el programa. Mantenelo a escala razonable. Una vez que tu colección se desmadra, pierde el valor, porque no podés cuidarla como se debe. Tener demasiado es bueno, pero tenés que saber compartirlo.