Los vecinos de Caballito organizaron ayer a la mañana un “ruidazo” para tratar que al gobierno porteño le dé un poquito de vergüenza y termine con una historia de picaresca menor. En la calle Planes al 1000 hay una obra que está creciendo de más en una zona R2 B1 en la que se puede construir hasta 10,50 metros, sin derecho a enrases. Esto último es un viejo truco, un “favor”, que en años idos hasta era gratis, de yapa, pero que la movilización de los vecinos hizo pago. En este caso, la Dirección General de Interpretación Urbanística le permitió a los especuladores un enrase espectacular, de nueve pisos. Como todo el mundo sabe que Caballito es un barrio que resiste, el cartel de obra de la foto apareció primero con arena pegada justo donde se lee la altura final. El truco infantil no sirvió de mucho, porque los vecinos se subieron, limpiaron el cartel y descubrieron la treta. Los dueños, entonces, le hicieron un agujero para que no se pueda leer la altura... una infantilidad completa. Y el gobierno porteño, ¿no ve estas cosas?