Hace seis años, México se despertó con una noticia impresionante: unos cincuenta indígenas de la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, al norte, habían saltado al vacío porque no tenían qué comer. La sequía impedía a los padres conseguir alimento para sus hijos y entonces optaron por el suicidio colectivo. Enseguida se organizó una colecta nacional vía Twitter. Citlalli Hernández, que participó activamente en la campaña, comprendía que México era un país diverso y desigual. Y lo era cada vez más.
Esta joven de 28 años, nacida en ciudad de México, creció en un hogar con padres seguidores del líder reformista Lázaro Cárdenas y de Andrés Manuel López Obrador, el presidente electo sobre el que recaen tantas esperanzas como incógnitas. Este año fue elegida senadora, la más joven entre sus pares. Los medios la llamaron “candidata millennial”. Los nacidos entre 1980 y 2000 suman más de 37 millones en 2018. Es decir, el 41 por ciento del padrón electoral. Ahí están los votantes de Citlalli Hernández, que convirtieron a una de las suyas en senadora nacional. La mayoría de los jóvenes mexicanos apostó también por López Obrador el pasado 1° de julio. Su discurso contra la corrupción, la pobreza y la violencia caló profundo en una nueva generación convencida de que es tiempo de cambiar las cosas.
Sin dudas, una senadora de 28 años es toda una novedad en México.
–¿Cuáles serán las prioridades en su agenda?
–Tengo la certeza de que llegar con 28 años implica la ruptura de varias ideas preconcebidas acerca del Senado como un espacio para la gente con mayor experiencia. Por eso buscamos abrir espacios para la discusión juvenil. Hay muchos jóvenes que no necesariamente están afiliados a un partido, pero que sí están opinando de lo que pasa en nuestro país, ya sea desde la academia, la sociedad civil o los movimientos sociales. Uno de los objetivos es ser aliada de la juventud en México, discutir como generación también cuál va a ser nuestro rol histórico en este momento. En el tema legislativo vamos a acompañar las propuestas del presidente electo y vamos a dar las discusiones de reforma en varios puntos, como derechos humanos y jóvenes. Hay grandes deudas ligadas a la violación de los derechos humanos. Vamos a impulsar un censo para conocer cuántos presos políticos hay y buscar la liberación de todos ellos y ellas. Vamos a generar espacios y comisiones de la verdad para esclarecer varios casos, desde Ayotzinapa hasta otros que han ocurrido en las últimas décadas. Estamos en una etapa nueva, en un cambio de régimen en el país. Por supuesto que hay muchas reformas neoliberales que se impulsaron con Peña Nieto en el último sexenio y vamos a dar revés a eso.
–López Obrador dijo recientemente que va a dar marcha atrás con la reforma educativa que impulsó Peña Nieto ¿Por qué esta reforma produce tanta resistencia?
–De entrada no es una reforma educativa. Es una reforma laboral punitiva contra el magisterio. Parte de lo que engloba la reforma es la evaluación a los maestros. En México están las escuelas normales que el mismo Estado tiene para formar a maestros y maestras, que salen con plazas y con una serie de derechos que se han ganado a lo largo de la historia. Esta reforma plantea que los maestros salgan y después sean evaluados a ver si pueden dar clases en las aulas. Nosotros creemos que es un contrasentido porque pasaron varios años estudiando para ser maestros y luego el Estado los vuelve a evaluar, pero con una especie de sesgo para correrlos fácilmente y no contratar maestros. Cualquier profesional puede competir por esas plazas, aunque no cuenten con un enfoque pedagógico. Entonces a los maestros los empiezan a relegar, los sacan de las aulas y los ponen en cuestiones administrativas. Esta reforma es la antesala de la privatización de la educación. México ha tenido muchas luchas estudiantiles que han permitido que la educación no sea un privilegio como en otros países. No se plantea una reforma al plan de estudios o cómo mejorar la educación. México es un país plural y diverso, no es el mismo contexto social en el norte que en el sur. Hay una serie de necesidades y demandas que se tienen que discutir para hacer una gran revolución educativa. Esta reforma solo plantea sanciones a los maestros. El magisterio ha sido incómodo al régimen saliente porque siempre está cuestionando una serie de cosas que atenta contra los derechos de la población. Esta reforma no responde a las necesidades de México, más bien es una imposición de organismos internacionales.
–México atraviesa una crisis energética y carece de soberanía alimentaria ¿Cómo va a resolver esta situación el próximo gobierno?
–El presupuesto se ha destinado mayoritariamente a la seguridad en los últimos años. Nuestro país tiene los niveles más altos de inseguridad y de violencia. Eso implica apostarle en presupuesto a la educación, a la ciencia, al campo, al desarrollo tecnológico y a la industria en varios sectores. El gobierno de López Obrador ha planteado apostarle a nuestra soberanía energética construyendo más refinerías. México es un país rico en petróleo, pero nosotros lo mandamos a otros países, uno de ellos Estados Unidos, al no tener refinerías que nos permitan convertirlo en gasolina. Entonces vendemos barato nuestro petróleo y compramos cara la gasolina. Tener soberanía energética implica que aprovechemos nuestro recurso natural y contemos con la tecnología suficiente para convertir el petróleo en gasolina. El campo, que ha sido abandonado desde que se instauró la política neoliberal en los ‘90, está siendo utilizado para sembrar amapola. Vamos a implementar el precio de garantía para que los productores y campesinos tengan acceso a un precio adecuado para sus productos y que los intermediarios no estén jugando. El kilo de mango está a cincuenta centavos y cuando llega a la ciudad cuesta 30 pesos el kilo. El productor es el que menos está ganando pero los intermediarios están especulando con el precio. Si se implementa un precio de garantía, fortalecerá a los productores y muchos campesinos no tendrán que dejar el campo. En los últimos años hemos importado muchísimos granos. Maíz, frijol, trigo. México debe tener autosuficiencia alimentaria, es el mayor consumidor de granos porque casi todas las familias mexicanas consumimos tortilla en las comidas. Y para hacerla se necesita maíz, que lo estamos trayendo de otros países. No se trata solo de garantizar la comida para México, sino de abrir nuevos canales para exportar lo que producimos. Se fortalece la economía y se fortalece el campo.
–Durante la campaña se habló de una ley de amnistía para pacificar México ¿A quiénes aplicaría puntualmente la iniciativa?
–Te pondré un ejemplo muy puntual. En el sur de México, en Guerrero, había zonas donde normalmente se sembraba maíz. Pero al campesino ya no le reditúa sembrar maíz. El campo está abandonando y se ha generado mucha pobreza en las zonas rurales. El crimen organizado prácticamente tiene el control de los territorios porque ha corrompido a los policías y a las autoridades. Hay jóvenes hijos de campesinos que lo único que saben hacer es dedicarse al campo, y entonces llega el crimen organizado a proponerles que sigan sembrando, pero ya no maíz, sino amapola. Para muchos es la única oportunidad que está puesta sobre la mesa. Si el ejército busca culpables para decirle a la opinión pública que se está combatiendo al crimen organizado, normalmente van contra esos jóvenes que están en el campo. Y esos jóvenes están en las cárceles. Lo que nosotros decimos es que a ese joven se le puede plantear la reducción de su pena si colabora con el gobierno para llegar a las verdaderas cabezas del crimen organizado, a quienes los contrataron. Vamos a poder liberar las cárceles de quienes han sido impactados colateralmente por la corrupción del gobierno y del crimen organizado. Los que están en las cárceles no son los grandes capos, porque ellos son amigos de los políticos o de las autoridades. La amnistía implica generar un amplio diálogo entre víctimas directas e indirectas del crimen organizado para llegar a los verdaderos culpables de la violencia en México. No es que busquemos liberar criminales ni impunidad. Al contrario. Algunos medios han tergiversado el tema. Las últimas cifras oficiales hablan de más de 150 mil asesinados y más de 30 mil desparecidos. Cuando se buscaba a los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa se encontraron muchas fosas donde había muchos muertos. Lamentablemente encontraremos más víctimas de esta falsa guerra contra el narcotráfico.
–El triunfo de López Obrador despertó mucho entusiasmo en América Latina ¿Cómo cree que será la relación con los países de la región?
–Este gobierno va a mirar al sur. Tenemos muchos lazos culturales y amistosos con América Latina, pero en los últimos años los gobiernos de México han volteado solamente al norte y han tenido una relación poco soberana con los gobiernos estadounidenses. Eso provocó que en algunas posturas contra gobiernos progresistas de América Latina, México haya tenido un papel de patio trasero de Estados Unidos. Andrés Manuel López Obrador va a garantizar la soberanía nacional, que nunca más se nos trate como inferiores. Tenemos una máxima en política exterior que es respetar los procesos de otros países y el principio de no intervención. De entrada México no va a ser el eco de las posturas de Estados Unidos. En el proyecto nacional de Morena hemos planteado abrir nuevos canales de relaciones y de comercio no solo con Estados Unidos sino con América Latina y el Caribe. La relación va a ser de mayor fraternidad, coincidencia y de respeto.
–Donald Trump viene atacando de forma constante a México, asumiendo posturas xenófobas y con la idea recurrente de construir un muro en la frontera ¿Qué actitud tomará López Obrador?
–Los últimos gobiernos en nuestro país han sido cuestionados o por fraude electoral o porque han comprado votos para llegar a la presidencia. Y Andrés Manuel López Obrador es hoy el presidente con mayor legitimidad de las últimas décadas. Llega con más del 50 por ciento de los votos. Ninguna voz en la sociedad cuestiona su triunfo. Eso permite que tengamos la legitimidad para hablar con otro gobierno, como el de Estados Unidos. Aunque Andrés Manuel es presidente electo ya hubo un primer encuentro con altos funcionarios del gobierno estadounidense. Por primera vez se da un diálogo bilateral con respeto y no de sometimiento. Andrés Manuel ha sido muy claro en que uno de los objetivos de este gobierno es que ningún mexicano tenga que migrar a Estados Unidos por falta de oportunidades en nuestro país. Ha generado un intercambio de cartas con Donald Trump y le ha planteado que nosotros buscamos una relación de respeto, que aumente el desarrollo para que México no sea un país de tránsito de migrantes, no solo mexicanos sino también centroamericanos, para que se genere una nueva relación con Centroamérica y que no sea tan drástico el trato a los migrantes. Por otro lado, también se está dando la renegociación del Tratado de Libre Comercio y Andrés Manuel ha sido muy claro en que lo que ahora se busca es mayor equidad. En el tratado los beneficiados han sido Estados Unidos y Canadá, y México lo único que ha hecho es poner mano de obra barata y materias primas.
–En estos últimos meses se debatió en el Congreso argentino el proyecto que busca legalizar el aborto. Si bien el Senado resolvió dejar al país con una ley de 1921, la discusión marcó un antes y un después en la sociedad y tuvo repercusión en países vecinos ¿Piensa que es posible abrir el debate sobre el aborto en México?
–Este debate inevitablemente se va a abrir en este sexenio. Hemos hecho historia en muchos sentidos. Para algunos es cosa menor pero para quienes hemos visto la participación de las mujeres en política no lo es. Por primera vez en México la secretaria de Gobierno va a ser una mujer. Ella misma ha declarado que vamos a buscar la legalización del aborto. Y por primera vez en nuestra historia, no solo se desplazó la mayoría del PRI en el Congreso, sino que somos mayoría las mujeres. Están las condiciones dadas para replicar las discusiones como las que se han dado en Argentina, incluso no solo ganar la lucha parlamentaria, sino convencer a la sociedad de la importancia de legalizar el aborto. En México hay mujeres en algunos estados de la república que están en prisión por haberse practicado un aborto. Son tres mil mujeres. En pleno siglo XXI es absurdo. La amnistía implicaría, y es una opinión personal, que también se liberen es este país a las mujeres que han sido juzgadas por practicarse un aborto. Y por supuesto buscar la legalización del mismo. Algunas de ellas abortan producto de una violación. O sea, no solo fueron violadas, no solo no se les permitió el aborto, sino que además fueron encarceladas.
–Pero uno de los aliados de Morena es el Partido del Encuentro Social, una fuerza que tiene posturas muy conservadoras en lo que refiere a ampliación de derechos.
–Nuestra coincidencia en la alianza fue que era importante cambiar de régimen e instaurar una nueva mayoría. Se firmó un acuerdo entre los tres partidos que formamos la coalición para estas elecciones, con el Partido del Trabajo y el Encuentro Social, para ir en una alianza parlamentaria también. Nosotros hemos sido muy claros. Además de que somos una mayoría, creemos en los derechos y en las libertades. En nuestra agenda está la legalización del aborto y permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo a nivel federal. Probablemente en la votación parlamentaria habrá a quienes podamos convencer dentro del Encuentro Social. Pero nosotros no vamos a transgredir ningún principio o propuesta. Sin embargo te puedo decir que aunque ha tenido posturas muy conservadoras en otros momentos, hay una nueva generación que aun militando en Encuentro Social no difiere de nosotros en ese tipo de postura.
–¿Cómo imagina que actuarán el PRI y el PAN ahora que los dos serán oposición?
–Discursivamente han señalado que serán una oposición responsable y que acompañarán al presidente electo en lo que ellos consideren que hay coincidencia. Habrá que ver. El PRI y el PAN no han asimilado el golpe que la población mexicana les dio en las elecciones. Es decir, han convertido en fuerzas minoritarias al PRI y al PAN y se van a quedar sin varios escaños en el Congreso, sin varios espacios en el gobierno. Traen sus propias discusiones internas y una mayor división al interior estos partidos. Están en una posición complicada, pero más allá de ellos como oposición, hay una serie de fuerzas y de poderes fácticos que generarán resistencias frente al cambio. Hemos visto los procesos en América Latina. Pero nuestra estrategia es clara. Vamos a seguir en las calles, vamos a seguir con la gente, vamos a aumentar el proceso de conciencia. Y si la ciudadanía defiende el proyecto, podremos defender al gobierno pese a cualquier resistencia.