Organizado por Fundoc (Fundación de Altos Estudios en Cine Documental) y 996 Films, con apoyo entre otros del Incaa, la Secretaría de Cultura de la Nación, el Grupo Octubre y el Observatorio-Escuela de Cine Documental, desde hoy y hasta el domingo 16 tendrá lugar la sexta edición del Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (Fidba). Tanto como para seguir alimentando un vicio que en el orden local este año se presenta hiperdesarrollado –el de la producción y consumo de documentales– el Fidba propone cerca de un centenar de muestras del rubro, de aquí y el mundo entero. Y además charlas, mesas redondas, seminarios y presentaciones para los profesionales del doc.
La inauguración será contundente, como lo fue la del año pasado. El quinto Fidba abrió con 24 cuadros, el film póstumo de Abbas Kiarostami, la obra de alguien que parecería haber sido un genio del cine y un maestro sufí, los dos en uno. De modo correspondiente, el Fidba 2018 quedará inaugurado, hoy a las 20 en el auditorio de la Umet (ver indicaciones más abajo) con la proyección de la película más reciente de Jean-Luc Godard, Le livred’image, ganadora de la Palma de Oro Especial en la última edición de Cannes. Como lo viene haciendo desde Film socialismo (2010), e incluso desde antes, en Le livred’image Godard reflexiona sobre algunas cuestiones obsesionantes. La marcha de Europa, sobre todo, y su relación con el mundo árabe. Lo hace mediante una obsesión aún más vieja en él: la del montaje, la manipulación de imágenes preexistentes, provenientes del cine o del mundo, para dar por resultado ideas nuevas. “Si hubiera que encontrar un referente para su nueva película sería Guy Debord”, apuntaba en estas páginas Luciano Monteagudo. “Como él, Godard también está rabiosa, poéticamente en contra la sociedad del espectáculo, esa que hoy, más que nunca, ha sustituido la vida y el mundo por su imagen representada.”
De allí en más el festival –que tendrá por sede central la sala del cine Cosmos, a la que se sumarán, para actividades especiales, las del bajoplaza del Centro Cultural San Martín– se ordena en siete competencias. Cuatro de ellas vienen de ediciones anteriores. Se trata de la Competencia Internacional de Largometrajes, que como su título indica presenta films del mundo entero, 11 en total; la Competencia Internacional de Óperas Primas, con 8 títulos; la Competencia Panorama Argentino, 8 películas, y la Competencia Internacional de Cortometrajes, con 15 concursantes. Este año se suman dos nuevas competencias, la Latinoamericana de Largometrajes (8 a concurso) y la de Cortometrajes Argentinos (11 títulos). La séptima competencia es la del FidbaWip, dedicada a los trabajos en proceso o works in progress, con 6 películas seleccionadas. Son 80 en total, 67 de ellas largometrajes, en gran cantidad estrenos mundiales, internacionales o premieres nacionales.
Dentro de las competencias cabe destacar, en la Internacional, Los felices, de Sabrina Farji, The Gift, de Przemyslaw Kaminski, O Processo, de Maria Augusta Ramos (ver entrevista), Baronesa, de Juliana Antunes, La grieta, de Irene Yagüe Herrero y Alberto García Ortiz y Ainoha, yo no soy esa, de Carolina Astudillo Muñoz. En su película más reciente, Farji (realizadora de Desmadre) retrata a la hija de un padre víctima del terrorismo de Estado y una madre víctima del “terrorismo biológico”, que –como ciertos amigos presos, enfermos terminales y abuelas en busca de sus nietos– combate la pérdida apelando al humor. The Gift presenta el conflicto de un habitante de una comunidad religiosa en la frontera entre Polonia y Ucrania, que está en condiciones de curar a la gente gracias a ciertos “dones” mágicos, cualidad que la gente del lugar ve como demoníaca. Visto ya en otros festivales, habrá que seguir recomendando al film brasileño Baronesa tantas veces como sea necesario. Sus protagonistas, tres vecinas de una favela, conversan animadamente mientras a su alrededor los hombres se trenzan en una guerra armada por el control del narcotráfico. La grieta no es esta sino otra, más extrema y más letal, ya que se trata del seguimiento de la cadena de desalojos que tuvo lugar en 2013 en las afueras de Madrid, y que terminó con represión policial, gente en la calle y suicidios. También de España viene Ainoha, que desanda los pasos de una dibujante vasca punk y depresiva, en los últimos años del franquismo.
En la Competencia Internacional Ópera Prima, Nuestra novela nocturna, de la argentina Lucía Osorio, se suma a toda una corriente del cine documental, que podría llamarse “de investigación de lo siniestro-familiar”. Midnight Ramblers retrata la vida de artistas, drogadictos y otras personas en situación de calle, en el Canadá contemporáneo (¿alguien hubiera supuesto que los había?). En Yo Lucas, Lucas Maldonado –joven de buena posición, culto, carismático, alcohólico y cocainómano– filma una autoconfesión dirigida a su familia. En la Competencia Latinoamericana, la boliviana Ukamau y Ké! testimonia la sospechosa muerte de un cantante de hip-hop andino, opositor al gobierno previo al de Evo Morales. La brasileña Lembromais dos corvos entrevista a una travesti víctima de abuso por parte de su padrastro, que de adulta se convirtió en actriz y directora de cine porno, y admira a Bergman y Fassbinder. La chilena La desmemoriada reconstruye la historia de la actriz Myriam Palacios, víctima de Alzheimer, y la boliviana CocainePrison ingresa en una cárcel en la que se trafica casi más que afuera.
El Panorama Argentino presenta entre otras Entre Perón y mi padre, donde Blas Eloy Martínez recompone las relaciones entre el General y el escritor Tomás Eloy Martínez. La nostalgia del centauro presenta a un matrimonio anciano de los cerros tucumanos, intentando aferrarse a tradiciones que ya no existen: la de los gauchos, la de los montes, la de la tierra. En Halmoni, Daniel Kim recuerda a su abuela coreana, huida de su país tras la guerra de 1950 y llegada en ese momento al helado confín de Ushuaia, donde se radicó para siempre, sin dejar de trabajar una tierra que, se diría, era de otros. Las Proyecciones Especiales son todas de interés. Foto estudio Luisita y Mujer nómade se vieron en el Bafici. Quien no lo hizo debería hacerlo. Un cine en concreto es la historia típicamente argentina del cinéfilo de pueblo que, desesperado ante el cierre de la sala del lugar, puso su propia sala en la terraza de su casa. Volver a Boedo narra otra quimera: la que el título resume en tres palabras, y que para la hinchada de San Lorenzo de Almagro (y para su director, Sergio Criscolo) resulta indispensable. En Down para arriba, el actor Gustavo Garzón, padre de mellizos Down, muestra de qué modo se relacionan entre sí estas personas, cuyo componente emocional suele ser más fuerte que el del resto.
* Para asistir a la función de apertura, el público deberá reservar su entrada gratuita enviando un mail [email protected] consignando nombre y DNI (dos entradas por mail). Las entradas se repartirán a partir de las 19, por orden de llegada, hasta colmar la capacidad del auditorio. La función es a las 20 horas en el auditorio de la Umet, Sarmiento 2037.