La inflación de agosto trepó al 4,3 por ciento impulsada por la nueva disparada del dólar y el aumento de tarifas del transporte público. La estimación fue realizada por el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) de la UMET, que alcanzó así su marca más elevada en los últimos veintiocho meses. Con subas lideradas por transporte y alimentos y bebidas, los precios acumularon un aumento del 24,5 por ciento durante los primeros ocho meses del año y arrojan un alza del 34,1 por ciento frente al mismo mes de 2017. El Indec dará a conocer pasado mañana la estimación mensual oficial. Un documento interno del Ministerio de Hacienda difundido la semana pasada prevé que, a pesar de la recesión, 2018 terminará con una aceleración de la inflación hasta el 42 por ciento. La persistente inestabilidad cambiaria convierte a ese registro en un piso. De acuerdo a las proyecciones preliminares elaboradas por el IET, este año se registrará el mayor aumento de precios desde 1991, superando a 2002, 2014 y 2016, cuando rondó el 40 por ciento.
Durante agosto el rubro alimentos y bebidas se disparó un 4,5 por ciento. Aunque se trata de bienes de fabricación nacional, como son productos de exportación sus precios son muy sensibles a los movimientos en el tipo de cambio. “En épocas de devaluación los alimentos tienden a subir más que el resto de las cosas, a menos que se apliquen medidas de desacople de los precios internos respecto a los internacionales, como pueden ser retenciones a las exportaciones o subsidios”, advierte el documento del IET. Al interior del sector se destacaron los aumentos en restaurantes, frutas, lácteos y cereales con alzas superiores al 6 por ciento. En la comparación interanual, los alimentos subieron 29,3 por ciento.
A partir de la suba en el transporte público vigente desde comienzos del mes pasado, el rubro Transporte y Comunicaciones registró un aumento del 7 por ciento. Junto con el tarifazo también contribuyeron a esa dinámica el alza en los combustibles cuyos valores están directamente vinculados al precio del dólar y, en menor medida, el encarecimiento postdevaluación de los autos cero kilómetro.
El segundo rubro en relevancia fue Salud, donde se computaron subas de 6,2 por ciento de la mano de las prepagas y los medicamentos. Educación y Equipamiento del Hogar subieron, por su parte, 5,4 por ciento. Esa dinámica se explica por la entrada en vigor de nuevas cuotas en los colegios y el encarecimiento de electrodomésticos y muebles ligados al precio del dólar. Vivienda, por su parte, trepó 4,5 por ciento impulsada por subas del 17 por ciento en electricidad. Solo Indumentaria y Calzado (0,4 por ciento) y Esparcimiento (-1,1) tuvieron un agosto tranquilo en materia de precios.
Como consecuencia de la reciente aceleración inflacionaria, el poder adquisitivo de los trabajadores registrados del sector privado alcanzó su menor nivel en ocho años. Las cifras del IET muestran que el salario real retrocedió en agosto 8,3 por ciento frente al mismo período de 2017, la caída interanual más profunda en dos años. Desde que asumió el gobierno de Cambiemos la capacidad de compra de los asalariados registra una caída del 11,7 por ciento.
“Esta tendencia a la baja continuará en los próximos meses, cuando impacte de lleno el traspaso a precios de la devaluación de agosto. Es probable que en los próximos meses registremos caídas interanuales cercanas al 10 por ciento, de modo que el promedio anual de 2018 cerraría con caídas entre 5 y 6 por ciento, dejando un arrastre estadístico muy malo para 2019”, sostiene el informe del IET.