El represor Raúl Guglielminetti pretendía cumplir la condena a prisión por delitos de lesa humanidad en su casa, pero no podrá. En una causa en la que se le imputan los delitos de privación ilegal de la libertad agravada, tormentos y homicidio en cuatro hechos, la sala de feria de la Cámara Federal de Casación Penal declaró “inadmisible” el recurso contra la negativa del Tribunal Oral Federal 6 (TOF 6) a conceder el beneficio. La defensa del represor había fundamentado la solicitud de arresto domiciliario en la edad, 75 años, del “Mayor Guastavino”, como se lo conocía en centros clandestinos de detención en los que Guglielminetti actuó durante la dictadura, antes de sumarse tras el retorno a la democracia a la custodia del entonces presidente Raúl Alfonsín, valiéndose de que aún era desconocido su papel en la represión terrorista de Estado.
Sobre Guglielminetti, detenido desde 2006 y actualmente encarcelado en el penal bonaerense de Marcos Paz, su defensa había argumentado también la necesidad de que el represor cuidara a tres nietos adolescentes. La sala de feria de la Casación recordó que el beneficio de la prisión domiciliaria es una “modalidad” de carácter “excepcional”, que “no debe ser concedida de manera automática en aquellos supuestos que el encausado cumpla con el requisito etario”, sino que se “deberá efectuar un análisis de la particular situación”. Los camaristas Eduardo Riggi y Juan Carlos Gemignani evaluaron los riesgos procesales que implicaría el otorgamiento del arresto domiciliario, teniendo en cuenta “la escala punitiva” de los delitos por los cuales está imputado Guglielminetti. Los camaristas consideraron también que los nietos de Guglielminetti “se encuentran al cuidado de su abuela materna y cuentan con el apoyo de los otros hijos del imputado, tíos de los menores, razón por la que no existe una situación excepcional de desamparo que tornara imprescindible conceder su arresto domiciliario”.
En setiembre, el ex agente de inteligencia fue condenado a ocho años de cárcel por su participación en delitos aberrantes en la causa conocida como “La Escuelita”, en Neuquén. En ese juicio, el Tribunal Oral Federal 1 (TOF) de esa provincia condenó a prisión perpetua al ex jefe de inteligencia del Comando de la Sexta Brigada, Oscar Reinhold, y a penas de entre 10 años y 3, en suspenso, a otros 14 imputados, entre ellos Guglielminetti, pero absolvió a tres ex policías y a un ex militar.
En 2006, junto a otros represores, fue condenado a 25 años de prisión por su participación en los delitos cometidos en los centros clandestinos de detención conocidos como “Atlético”, “Banco” y “Olimpo”. Guglielminetti perteneció al Grupo de Tareas que tenía su base en el centro clandestino de detención Automotores Orletti, relacionado con operaciones del Plan Cóndor, y bajo el mando de Aníbal Gordon. Por su participación en la coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur, también fue condenado.
A partir de 1978, Guglielminetti condujo el Grupo de Tareas Exterior (GTE) que organizó la colaboración del régimen militar argentino con la guerra sucia en Centroamérica. Con la banda de Gordon estuvo relacionado además por el secuestro y asesinato del empresario Osvaldo Sivak, en 1985.
Su paso por la custodia del ex presidente Alfonsín se truncó cuando su identidad fue revelada públicamente con la difusión de fotos, y el gobierno radical lo separó de la función. Entonces Guglielminetti escapó hacia España, estuvo prófugo, fue detenido en ese país, extraditado y condenado por tenencia de armas de guerra y extorsión. En 1991 cumplió la condena y comenzó a participar de nuevo en actividades delictivas vinculadas al tráfico de armas y de drogas.