Alrededor de un millón de personas marcharon por las calles de Barcelona en la fiesta regional de Cataluña, la Diada, donde el protagonista este año fue el pedido de libertad de los independentistas catalanes y el regreso de los exiliados.
En una coreografía ideada por los organizadores, la marea de gente quedó en silencio unos minutos y justo a las 17:14 horas –en conmemoración de la toma de Barcelona en 1714 por las tropas borbónicas que suprimieron la autonomía de la región– estallaron en gritos de “Independencia”. En medio de banderas independentistas, la ola de ruido generada en ese momento derribó simbólicamente un muro con el dibujo de un rey boca abajo, simbolizando los obstáculos superados hacia un Estado soberano.
“La Diada siempre es la Diada, pero este año hay gente que no puede estar aquí y también por eso estamos nosotros aquí, para demostrar que, incluso sin ellos, podemos tirar hacia adelante”, señaló Ana María, una comerciante de 54 años, llegada desde un pueblo cercano a Barcelona.
Convocados por la organización Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) y otras organizaciones separatistas, los independentistas avanzaron por la avenida Diagonal a lo largo de seis kilómetros portando banderas secesionistas y lazos amarillos -símbolo con el que solicitan la libertad de los políticos presos-.
“En años anteriores, pedíamos un referéndum. Éste, que ya lo celebramos y lo ganamos recibiendo palos y con todo un Estado en contra, pedimos al Gobierno catalán que se ponga las pilas y que no pida tanto perdón porque la libertad no se pide, se ejerce”, añadió Georgina Blanc, voluntaria de la ANC.
En la primera Diada después del referéndum celebrado el 1 de octubre de 2017, los resultados y las consecuencias de aquella votación, que fue considerada ilegal por el Constitucional español y que supuso la destitución del Gobierno catalán entonces presidido por Carles Puigdemont, se dejaron notar en las pancartas. “Votamos, ganamos. ¡Hagamos república!”, rezaban muchas de las telas que rodearon monumentos y mobiliario urbano de la capital catalana. “Libertad a los presos políticos”, decían otras, en alusión a los nueve políticos que permanecen en prisión preventiva por supuestos delitos vinculados al proceso independentista, entre ellos el ex presidente de la ANC Jordi Sánchez.
Desde 2012 los independentistas usan la Diada para impulsar la separación de esta región de 7,5 millones de habitantes, divididos en partes casi iguales sobre la independencia. Un último sondeo en julio halló que un 46,7% quería la independencia frente a un 44,9% opuesto.