Siete de cada diez consultas al neurólogo en nuestro país se deben a las cefaleas y la mitad de la población sufrió al menos una en lo que va del año. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2010 estimó que la cefalea tipo tensional y la migraña ocupan, respectivamente, el segundo y el tercer lugar en prevalencia mundial de enfermedades, solo superadas por la caries dental. La migraña es una enfermedad neurológica frecuente que afecta al diez por ciento de la población mundial y repercute en la vida social, laboral y familiar de quienes la padecen. Es tres veces más común en mujeres que en hombres.
Estos datos surgen de la Sociedad Neurológica Argentina (SNA), que organiza todos los años la Semana Nacional de la Cefalea. Este año se desarrolla entre el 10 y el 17 de septiembre y está acompañada por la campaña Hablemos de Migraña, para concientizar a la población sobre esta enfermedad discapacitante. Para eso, se realizarán charlas informativas abiertas a la comunidad y consultorios gratuitos en distintas instituciones y hospitales del país.
El doctor Félix Reynoso, presidente de la sociedad, explica: “La humanidad sufrió de dolores de cabeza desde tiempos inmemoriales. Los primeros escritos de medicina los mencionan, hay culturas que los consideraban un signo de los dioses... Siempre llamaron la atención, fueron un alerta”.
“Cuando duele la cabeza, no duele el cerebro. Las meninges, el periostio (la membrana que recubre los huesos) y el cuero cabelludo están muy inervados y muy vascularizados, por eso hay distintos dolores de cabeza y sangran tanto las lesiones”, aclara Reynoso.
Por desconocimiento o por mala información, frente al dolor de cabeza la mayoría de la población adopta una de estas dos posturas extremas: o les quita toda importancia y se automedica o los considera inmediatamente síntomas de algún problema gravísimo. Reynoso asegura: “Las dos posturas son dañinas. En el primer caso, se está desdeñando un aviso que puede ser importante. Y hay que insistir además contra la automedicación o con convidar paracetamol o ibuprofeno como si fueran caramelos. Hay un tipo de cefalea provocado justamente por el exceso de analgésicos. Y, en el segundo caso, el problema es que se genera una tensión que empeora el cuadro. Y está el peligro del abuso de la tecnología, como en todo. A veces, un chico tiene un dolor de cabeza común y los padres insisten en que lo estudien, ‘exigen’ tomografías, por ejemplo, sin pensar que una tomografía le da a ese chico una radiación equivalente a la de setenta radiografías comunes. Entonces, si ese chico desarrolla después una leucemia...”.
Por eso es importante saber cuándo es necesaria una consulta. “Hay casos evidentes, como por ejemplo si una persona nunca tuvo dolores de cabeza y de repente siente que se le parte. Porque el dolor puede ser la consecuencia de la rotura de un aneurisma (es la dilatación de la pared de una vena o arteria) o signo del crecimiento de un tumor cerebral. Pero en la mayoría de los casos, depende de muchas variables. Por eso, después de tantos años de ejercicio, llegué a la conclusión, compartida con muchísimos de mis colegas, de que el médico más importante es el médico de familia. Porque al conocer el entorno, sabe si hay antecedentes, si la persona está atravesando un momento de tensión, si el dolor de cabeza está asociado a problemas cervicales por malas posturas o falta de ejercicio y entonces puede apreciar el valor real de un síntoma y saber cuándo puede ser algo importante”, reflexiona el neurólogo.
Hay diferencias entre la migraña y las cefaleas, aunque ambas remitan a un dolor de cabeza. Según la SNA, la migraña es una enfermedad neurológica compleja caracterizada por ataques recurrentes de dolor de cabeza muy intenso, del lado izquierdo o del derecho, pulsátil (es decir, como un latido), que puede estar acompañado por vómitos, náuseas, mayor sensibilidad a la luz y al sonido. Los síntomas estomacales pueden confundir al paciente, que cree estar sufriendo un problema hepático (es al revés, las náuseas y los vómitos son parte de la crisis migrañosa). Estos síntomas varían entre los pacientes y en ocasiones entre las distintas crisis de un mismo paciente. Los ataques de migraña pueden durar desde horas hasta dos o tres días. La mayoría de las personas no pueden de- senvolverse normalmente durante un ataque, ya que quedan seriamente afectados. Durante las crisis, quienes la padecen se ven limitados para realizar actividades laborales, familiares, académicas y/o sociales. Es por eso que la OMS clasifica los ataques de migraña severa como una de las enfermedades más discapacitantes, comparables a la demencia, la cuadriplejia y psicosis activa.
Las cefaleas pueden dividirse en tres grupos: a) tipo tensión, que es un dolor de todo el cráneo, opresivo, que suele describirse como la sensación de tener el cráneo demasiado chico; b) en racimos, un dolor intensísimo (“Algunos pacientes llegan al consultorio agarrándose la cabeza y lo describen como ‘el dolor más insoportable de todos’”, cuenta el doctor Reynoso) ubicado en el ojo o detrás de él, que dura hasta dos horas y asociado muchas veces a caída del párpado, lagrimeo y enrojecimiento ocular; c) la neuralgia del trigémino, que es un dolor tipo descarga eléctrica de hasta dos minutos de duración limitada al maxilar superior o al inferior o muy raramente al ojo.