Una bomba atómica estalló en el corazón de Greenpeace Argentina. Como ocurrió en Hollywood a partir de las denuncias de acoso y abuso sexual contra reconocidas figuras del espectáculo, el director ejecutivo de Greenpeace Andino –que abarca las oficinas de Argentina, Chile y Colombia–, Martín Prieto, se vio forzado a renunciar y dejará su cargo a partir del 31 de octubre. La decisión fue tomada luego de que se conocieron las conclusiones de una investigación interna, en las sedes argentina y chilena, a partir de que salieran a la luz acusaciones en su contra de ser responsable directo o encubridor de episodios de acoso sexual, hostigamiento, violación de correspondencia, circulación de fotos de voluntarias desnudas y discriminación de género. Prieto se aleja de Greenpeace tras 23 años como director ejecutivo, por presión de más de cuatrocientos empleados de todo el mundo de la organización ambientalista, que exigieron su alejamiento al Board de Greenpeace Internacional. Como consecuencia del caso, las máximas autoridades de las más de 20 oficinas de la entidad en distintos países adoptaron un plan de Tolerancia Cero a la violencia de género. Mientras tanto, avanza en la justicia local una investigación penal por “abuso sexual” y otros delitos, en contra de Prieto, iniciada por la denuncia de cuatro ex empleadas. Está a cargo de la fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 52.
La bomba empezó a prenderse el 8 de marzo, cuando la oficina de Greenpeace Andino lanzó una campaña en redes sociales por el Día Internacional de la Mujer y cambió su color de verde a morado y el nombre de Greenpeace a Purplepeace “para seguir luchando por el cambio”. Publicó también un video protagonizado por empleadas y voluntarias de Greenpeace en el que destacaba su compromiso con la lucha feminista. El mensaje indignó a varias ex trabajadoras, que denunciaron en las redes sociales a Greenpeace y a Prieto por maltrato, discriminación y acoso sexual. Con el paso de las semanas aparecieron nuevos testimonios. El tuit que prendió la chispa lo escribió Eugenia Testa, quien renunció a la organización el 16 de octubre de 2014, después de nueve años, donde llegó a ser directora de Campañas: en aquel momento era la única mujer en el directorio junto a seis varones. Testa es una de las cuatro ex empleadas que denunciaron a Prieto en junio en la justicia penal. Las otras tres son Consuelo Bilbao, Lorena Pujó y Fernanda Roux. Trabajaron en Greenpeace Argentina entre 2004 y 2014.
La primera respuesta de la sede local hacia adentro de la organización y hacia afuera fue negar todo y que se respondería por aquellas causas que estuvieran en la justicia. Tres de las ex empleadas que ahora son querellantes en la justicia penal habían iniciado un juicio laboral luego de dejar la entidad, cuatro años atrás, pero en marzo se enteraron de que la causa había prescripto por una llamativa impericia de su abogado. La vocera de Greenpeace Argentina siempre fue Natalia Machain. Desde el 8 de marzo Prieto no dio la cara. PáginaI12 intentó infructuosamente consultarlo.
Mientras se sumaban más denuncias por malos tratos, acoso y abuso sexual tanto en la oficina argentina como la chilena, el caso empezó a tener mayor repercusión en los medios. El 24 de abril, 42 ex empleados y voluntarios enviaron una carta a las dos directoras ejecutivas de Greenpeace Internacional con una enumeración de denuncias, en la que lo acusaban a Prieto de ser responsable directo o encubridor de hechos como: acoso sexual, hostigamiento, violación de correspondencia, circulación de fotos de voluntarias desnudas, discriminación de género, y maltrato, entre otros. Al enterarse de que el tema no tenían eco en la oficina Andina, unos 250 empleados de distintas sedes en todo el mundo firmaron una carta dirigida a las autoridades de Greenpeace Internacional, en la que exigieron una investigación interna y expresaron su desacuerdo por el trato que estaban recibiendo las denunciantes.
Como consecuencia de ambas cartas y de la repercusión en medios locales e internacionales, Greenpeace Internacional resolvió iniciar una investigación interna. Y el 24 de abril, Prieto fue obligado a tomar licencia hasta su finalización. Según contó Testa a PáginaI12, “la oficina local pudo poner condiciones y puso un abogado para negociar con la sede internacional los alcances de la investigación”. Entre esas condiciones, “exigió que no se investigaran los hechos denunciados en la justicia, que son los más graves y pueden configurar conductas delictivas”, agregó. Un dato relevante, apuntó Testa, es que en 2015, luego de que fueran despedidas varias empleadas mujeres, se exigió también una investigación interna, que si bien demostró que había discriminación de género en relación a los cargos jerárquicos y a los salarios, no dijo nada sobre hechos de acoso y abuso sexual que se habían denunciado. “Más tarde, nos enteramos de que el directorio local, para encubrir a Prieto, solo encargó a la consultora contratada un diagnóstico de disparidad de género”, señaló Testa.
La nueva investigación estuvo a cargo de un equipo liderado por un enviado del Board de Greenpeace Internacional y conformado además por dos abogadas de Argentina, independientes, una con experiencia y formación académica en derecho penal y derechos humanos y, la otra, una reconocida referente feminista y representante nacional ante organismos internacionales en temas de género. Se hizo entre los meses de junio y agosto. Fueron entrevistadas 54 personas, 22 ex integrantes de la entidad y 32 que trabajan actualmente: 34 mujeres y 20 hombres. En las conclusiones se señala que “se detectaron patrones de discriminación de género, clase social, nacionalidad y militancias gremial; abuso de poder y bullyng”, detalló Testa. A pesar de estos hallazgos, el consejo directivo local decidió restituir a Prieto en su cargo, con la salvedad de que ahora lo compartiría con una mujer, Natalia Machain, en una especie de dirección colegiada.
Está decisión siguió prendiendo la mecha. Como respuesta, más de cuatrocientos empleados y empleadas de las oficinas de todo el mundo escribieron nuevamente a las autoridades de Greenpeace Internacional y le pidieron la desvinculación de Prieto. Directores ejecutivos de todas las oficinas en distintos países y continentes también expresaron su disconformidad y ejercieron presión para que Prieto dejara el puesto. La semana pasada, finalmente, en respuesta a esa carta, en la que están copiadas las denunciantes, las directoras de Greenpeace Internacional informan que Prieto se irá de la organización el 31 de octubre luego de hacer el traspaso administrativo a Machain. También informan que Greenpeace Internacional trabajará en la oficina argentina para realizar una renovación del Consejo Directivo de Greenpeace Andino.
A partir de las denuncias que surgieron en Argentina, en la reunión anual de directores ejecutivos de Greenpeace que se hizo en Amsterdam en junio, las cabezas de las oficinas en todo el mundo acordaron un Plan de Tolerancia Cero a la violencia de género, que ya se puso en marcha.