A una semana de la asunción de Donald Trump, China lanzó ayer un dura advertencia para que Estados Unidos se abstenga de intervenir en el Mar de China, a la vez que le hizo a saber a sus vecinos que no dudará en usar su arsenal atómico para defender sus reclamos territoriales, aunque también urgió a Corea del Norte a abandonar su programa nuclear y retomar el diálogo. Si el equipo diplomático de Trump insiste con sus provocaciones, “ambas partes deberán pensar en prepararse para un enfrentamiento militar”, publicó ayer el diario Global Times, ligado al Partido Comunista de China, en su columna editorial.
La publicación forma parte de una ofensiva diplomática en respuesta a declaraciones de campaña del presidente electo y sus principales colaboradores, más recientemente del futuro canciller Rex Tillerson el martes pasado, advirtiendo que EE.UU. no tolerará acciones unilaterales en el Mar de China, que colocan a China como el principal adversario de Estados Unidos a nivel global. “China no permitirá a nadie que embrolle el Mar de China Meridional y siembre el caos en Asia”, dijo ayer el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, en la rueda de prensa que ofrece cada año durante la sesión anual del Legislativo chino para repasar la relaciones exteriores del régimen comunista.
Por su parte el diario Global Times señaló: “Como Trump todavía tiene que jurar su cargo, China ha mostrado contención cada vez que los miembros de su equipo han expresado puntos de vista radicales, pero EE.UU. no debería pensar que Beijing tiene miedo a sus amenazas”.
El artículo responde principalmente a las alusiones que el secretario de Estado designado por Trump, Rex Tillerson, hizo durante su comparecencia ante el Senado el pasado miércoles, donde dio a entender que Washington no permitiría a China acceder a las islas del Mar de China Meridional que reclaman países vecinos.
“A menos que Washington planee lanzar una guerra a gran escala en el Mar de China Meridional, cualquier otro método para evitar el acceso chino a esas islas será una estupidez”, aseguró Global Times, conocido por sus puntos de vista belicistas y nacionalistas. El diario incluso lanza la hipótesis de un conflicto atómico, al señalar que “Tillerson haría bien en ponerse al día en estrategias nucleares si quiere que una potencia nuclear (en referencia a China) se retire de sus propios territorios”. El artículo también se refiere al reciente acercamiento de China con dos de sus vecinos. “Justo en el momento en que Filipinas y Vietnam intentan entibiar sus relaciones con China, las palabras de Tillerson no podrían ser más irritantes”, opina Global Times, que a lo largo del año pasado ya publicó numerosos artículos críticos de Trump.
En su comparecencia de la semana pasada Tillerson había comparado las acciones de China en las islas disputadas con la anexión rusa de Crimea, y aseguró que el nuevo Gobierno de Trump, que asume la presidencia el 20 de enero, enviará a Beijing una clara señal de que debe detener su ampliación de islotes artificiales en la zona que controla.
Otro diario oficial, China Daily, también se mostró condescendiente con el futuro jefe de la diplomacia estadounidense, señalando que “es mejor no tomar en serio las declaraciones (de Tillerson) porque son una mezcla de inocencia, cortedad de miras, prejuicios y fantasías políticas no realistas”. Si se pusieran en práctica, las ideas del futuro secretario de Estado “iniciarían un rumbo hacia una devastadora confrontación entre China y Estados Unidos”, añade este periódico.
Ayer Wang dedicó gran parte de su conferencia de prensa a la situación en el Mar de China Meridional, que Washington acusa a Beijing de estar militarizando y donde EE.UU. protege a rivales regionales de China en esas aguas, como Filipinas y Vietnam. El canciller enfatizó que China “fue el primero en descubrir, bautizar, desarrollar y administrar las islas del Mar de China Meridional”, y negó que Beijing esté militarizando la zona. Beijing, insistió, “no construye únicamente instalaciones de defensa, lo más importante es que estamos construyendo instalaciones civiles”, y remarcó que la “etiqueta” de la militarización “se adecua más a otros”, en alusión a Estados Unidos.
Según Beijing, la mayoría de los buques y aviones militares que navegan por las zonas en disputa en esa región son de EE.UU., que se escuda en la libertad de navegación para ello. “La libertad de navegación no supone una licencia para hacer todo lo que uno quiera”, subrayó Wang, quien no negó ni confirmó que China haya desplegado misiles antiaéreos en una de las islas en disputa o que haya construido islas artificiales con pistas de aviación, según las imágenes de satélite difundidas en Estados Unidos.
Pese a admitir la “creciente fricción” entre Beijing y Washington por las disputas marítimas, el ministro chino tendió la mano y afirmó que cree que los dos países podrán alcanzar acuerdos “después de que EE.UU. se calme”.
Wang también criticó la “testarudez” de Filipinas, que ha llevado su disputa con China sobre la soberanía de las islas Spratly (Mar de China Meridional) a la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, proceso que consideró “resultado de instigaciones” y de “maniobras políticas”.
Tampoco rebajó el tono para referirse a las relaciones entre China y su histórico rival, Japón, agravadas desde hace casi cuatro años por una disputa sobre la soberanía de unas islas del Mar de China Oriental, y urgió a Tokio a que considere “si nos ve como un amigo o enemigo y haga la elección correcta”.
Además de la advertencia a EE.UU. por las disputas en el Pacífico, el ministro chino llamó a la calma en la península coreana, y pidió “encarecidamente a todas las partes que actúen razonablemente y eviten agravar las tensiones” tras la aprobación de la nueva resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas contra Pyongyang. Beijing ha reiterado su oposición a los planes de EE.UU. de desplegar el “escudo antimisiles” Thaad en Corea del Sur, y también ha mostrado su preocupación por las importantes maniobras militares que Washington y Seúl empezaron ayer y que continuarán hasta abril. Sobre posibles desastres si el conflicto coreano pierde control, Wang reiteró el compromiso de Beijing con la desnuclearización de su aliado norcoreano y le instó a volverse a sumar a las negociaciones a seis (China, las dos Coreas, EE.UU., Rusia y Japón), paralizadas por Pyongyang desde 2008.
Al margen de las tensiones regionales, el ministro se mostró positivo sobre las relaciones entre China y Europa o acerca del creciente rol de mediador de Beijing en algunos conflictos de Oriente Medio y su pujante presencia en África, donde construye su primera instalación militar, que China define como un “centro logístico” en Yibuti.