En el cierre del homenaje a Marielle Franco, organizado la semana pasada por Pino Solanas, se proyectó un vídeo con fotos de ella sola y también junto a su novia, Mónica Benício, que viajó a la Argentina para participar del acto en el Senado de la Nación. En una de esas imágenes, se la podía ver a Mónica con Sergio Maldonado, mostrando lxs dos sus antebrazos tatuadxs con los rostros de Marielle y Santiago, ambxs militantes sociales, víctimas del poder político. Podría decirse que a sus nombres antecede, entre otros, el de Berta Cáceres, la líder campesina que Adolfo Pérez Esquivel, presente también en el homenaje, recordó trazando un paralelo con Marielle, concejala por el PSOL asesinada a tiros en Río de Janeiro el 14 de marzo. Franco parece ser al Brasil de Temer, lo que Cáceres a la golpeada República de Honduras: la encarnadura de la racialización, de la resistencia, de un potentísimo activismo de base que resulta muy inconveniente al poder. A cada presentación en Argentina, Mónica asistió vestida con la misma remera cuya inscripción reza: Luche como Marielle. “Su asesinato fue un intento de callarnos, de que la carne negra fuera la más barata del mercado. Pero cómo decía Mariel: las flores de la resistencia nacen en el asfalto”, dijo y levantó en alto su puño envuelto en un pañuelo verde. Más tarde, en diálogo con Soy, frente a la pregunta sobre si fue o no reconocida públicamente como su viuda, respondió: “Sí, fue una conquista muy importante y muy simbólica, porque eso en ningún momento se cuestionó. Como nuestra relación era muy pública, principalmente en los diarios, inmediatamente me dieron el título de viuda. Esto es muy simbólico para las lesbianas, principalmente en un país machista, lesbofóbico, fue muy importante que eso haya sido reconocido inmediatamente. Cuando intenté pedir la pensión, porque nosotras nos íbamos a casar el año que viene, como no llegamos a hacer el proceso de la unión civil, poner nuestra relación en el papel, entonces tuve algunas dificultades para recurrir al INSS (ANSES de Brasil). La que sí la recibió en forma inmediata fue su hija, pero a mí me la negaron. Apelé y a través de testigos que participaban en nuestra historia, el INSS la concedió, entonces eso también significó otra victoria importante que fue el haber logrado el derecho de tener su pensión, haber sido reconocida legítimamente como su compañera”.
En estos seis meses de gran dolor, además recibiste amenazas...
-Vengo siguiendo las investigaciones de cerca, por ese motivo terminé por aumentar mi nivel de exposición y en consecuencia también de riesgo, y eso es muy difícil. Hoy ya se cumplen 164 días, no tenemos ninguna respuesta, ni nada que indique que estamos en camino de tenerla. Y hoy mi lucha es por garantizar la democracia. También el hecho de buscar una respuesta para lo que le sucedió a mi compañera, porque eso da continuidad a la lucha que ella ya venía llevando a cabo, tanto antes de ser legisladora de la ciudad como después, era una construcción de un mandato colectivo y horizontal para el pueblo. Entonces eso termina estimulándome mucho, para que lo que construyó, no solo como legisladora sino también en su trayectoria de militancia, no se pierda; para que el mundo en el cual ella creía, del cual también comparto las ideas, no se pierda con la barbarie del 14 de marzo. Han sido días muy difíciles, pero seguimos.
¿Tuviste que pedir una medida cautelar para protegerte?
-Sí. Primero estuve en la OEA a mediados de mayo, para hacer el pedido y denunciar el caso de Marielle, y para pedir que hagan una investigación internacional. En esa reunión me aconsejaron que tomara este tipo de medidas, porque estaban preocupados por mi seguridad. En un primer momento yo me resistía a hacer ese pedido, no entendía cuál era el riesgo. Cuando ya habían pasado casi cien días, me preocupé porque el caso de Marielle estaba perdiendo fuerza en los medios y estábamos en vísperas de la Copa del Mundo, entonces hice el pedido a la OEA, porque ya había recibido amenazas en la calle, me habían perseguido en un auto. Relaté eso ante la OEA. Era alta la exposición que estaba teniendo, hablé de que creía que había habido una participación del Estado en el crimen de Marielle, políticos involucrados, el poder económico, y que en Brasil no se suele investigar en forma adecuada. A medida que iba diciéndole eso a los medios, me fui arriesgando cada vez más, entonces junté todas esas denuncias, hice la medida ante la OEA… Porque la OEA le pide sobre todo al Estado brasileño que me proteja y también le pide que se investigue y solucione lo que me puso en riesgo, es decir, el asesinato de Marielle. Inmediatamente, cuando salió la medida de la OEA, el Estado brasileño me cuestionó.
¿Por qué?
-Me dijeron: “Pero, ¿por qué no viniste a pedirnos protección a nosotros primero y fuiste directo a la OEA?”. Se sintieron un poco incómodos por ese movimiento. Y mi respuesta fue: “¿A qué Estado le voy a pedir protección, al que mató a mi mujer?”.
¿Por qué eligieron a Mariele, Mónica?
-Hoy hay algunas líneas de investigación, pero observándolas en su totalidad, siempre falta una pieza: ¿por qué Marielle? Tenemos muchas respuestas posibles para esa pregunta, pero ninguna justificaría el sofisticado crimen que perpetraron. Porque en Brasil no hay crímenes tan elaborados, tan planeados. Su ejecución debió haber sido muy cara. En Brasil las cosas se hacen de forma hedionda, pero casi banal. No fue el caso del crimen de Marielle. Todo indica que llevó meses de planificación y que estuvieron involucradas muchas personas: políticos, gente de dinero. ¿A quién le interesaba matar a esa mujer? ¿A quién le molestaba tanto esa mujer, al punto de recibir toda esa atención, todo ese gasto de energía y dinero? Porque ella no recibió ni una amenaza… En ningún momento se sintió en riesgo.
¿Hay alguna organización LGBT que te esté acompañando?
-No en forma específica. Cuando hay actos, cuando hay movimientos siempre la comunidad LGBT está presente, pidiendo justicia, sumando fuerzas. Tuvimos la Semana de la Visibilidad de las Lesbianas y hubo un acto que denominamos “Ocupa Sapatão” (Ocupa Lesbiana). En ese acto la gente dijo “en memoria de Marielle”. En general, hubo muchos homenajes a Marielle en el mundo, por parte de los países. No solo en América Latina, también en Europa, fue muy conmovedor. Me enteré del que hubo en Argentina, también hubo uno en Chile, en Venezuela, fueron manifestaciones pequeñas, porque también debemos entender cómo es la historia de cada país.
¿Cómo es en tu opinión actualmente la situación de Brasil?
-Un caos. En América Latina, como un todo, se ha fragilizado nuestra democracia, que se nos han retirado derechos, diariamente nuestros índices de femicidios, del genocidio de la población negra, LGBT, defensores de los derechos humanos, no hacen más que aumentar, en forma dramática. Hoy América Latina se encuentra en un contexto de fascismo. Con representantes que a ni tienen vergüenza de esconder que son fascistas. Hay que seguir ocupando la calle. Si nosotros lo hacemos y ellos ya están haciendo con nosotros lo que hacen, imagínate qué pasaría si no lo hiciéramos. Seguiremos en la calle para defender nuestra democracia, que es muy frágil. Países como el nuestro enfrentaron dictaduras y tardaron mucho tiempo para recuperar la democracia; de hecho, en mi opinión, nunca la recuperaron del todo. Pero no por eso debemos dejarlos hacer y cometer las barbaridades insanas que hacen con nosotros.
Traducción: Alejandra Vuotto