La utilización de la capacidad instalada de la industria retrocedió en julio al 60,1 por ciento, 5 puntos por debajo del mismo período del año pasado, según informó el Indec. De modo, alcanzó su menor nivel en 17 meses. Los sectores más afectados en la comparación interanual son refinación de petróleo, que se derrumbó 18,2 puntos; productos textiles, que cayó 11,9 por ciento; y caucho y plástico, que retrocedió 10,7 puntos.
La utilización de la capacidad instalada es un reflejo de la actividad económica. Cuando sube el nivel de actividad industrial avanza el empleo de las máquinas y equipos, siempre que no haya nuevas inversiones, mientras que cuando cae la actividad se reduce la utilización del equipamiento.
El Indec informó a comienzos de mes que la industria se contrajo en julio un 5,7 por ciento siendo el cuarto mes consecutivo que cae con respecto a igual mes de 2017, situación que repercute en despidos y suspensiones. A su vez, en el acumulado anual se muestra un estancamiento pues el crecimiento respecto del mismo período del año pasado es cero. De los doce bloques sectoriales que habitualmente releva el Indec, diez cayeron con respecto al mismo mes de 2017.
La mayor baja fue en la utilización de la capacidad instalada de refinación de petróleo que retrocedió 18,2 puntos en doce meses y 2,5 puntos con respecto a mayo. El informe del Indec remarca que en julio alcanzó el menor nivel "como consecuencia de las paradas de planta realizadas por empresas del sector". Más allá de alguna parada técnica, la fuerte caída de la refinación se explica por la fuerte devaluación del peso que dejó el precio de los combustibles por debajo de la paridad de importación y le puso freno a la importación de crudo para refinación. Por ejemplo, Shell y Trafigura, que solo se dedican a refinar combustibles, disminuyeron su actividad porque dejaron de importar y el precio que reciben por las naftas en el mercado local no alcanza a compensar lo que pagan por el crudo en el mercado local.
En el caso de la industria textil, la fuerte caída interanual de la utilización de la capacidad instalada se explica por la fuerte contracción en los niveles de elaboración de tejidos y de hilados de algodón. Esa baja se explica la fuerte caída de la demanda interna a raíz del significativo recorte en el poder adquisitivo que provoca un cierre de paritarias muy por debajo de la inflación. Además, el sector textil viene siendo jaqueado desde 2016 por la apertura de las importaciones, aunque se espera que esa presión disminuya un poco en los próximos meses luego de la fuerte suba que registró el precio del dólar.
El otro sector donde se evidenció una fuerte merma de la actividad es en la producción de caucho y plástico. La utilización de la capacidad instalada pasó en un año de 65 a 54,3 por ciento debido a la contracción en los niveles de elaboración de neumáticos y de manufacturas de plástico.
Alimentos y bebidas también muestra una situación difícil. La utilización de la capacidad cayó 5 por ciento. La baja se origina, fundamentalmente, en la menor molienda de cereales y oleaginosas y de la elaboración de bebidas. "En el primer caso, la menor elaboración, principalmente, de aceite y subproductos de soja y girasol produjo la retracción en la actividad de las plantas. En el caso de las bebidas, la disminución de la utilización de la capacidad instalada en julio de 2018 respecto del mismo mes del año pasado se vincula con el menor nivel de actividad de los segmentos de bebidas gaseosas, aguas y sodas", advirtió el Indec.
Solamente en dos de los rubros relevados se evidenció una mejora en la utilización de la capacidad instalada. Uno es la industria automotriz que en un año pasó de 45,5 a 48,1 por ciento. "El crecimiento de la cantidad de unidades producidas de vehículos automotores se vincula con el aumento de las exportaciones", aclaró el Indec. No obstante, el brusco descenso de las ventas en el mercado interno y la acumulación de grandes stocks hacen prever una disminución de la actividad en las terminales. El otro sector que redujo su capacidad ociosa fue metálicas básicas al pasar de 75,9 a 86,3 por ciento en un año a partir del crecimiento de la producción de acero crudo.