“Es como la posibilidad de ir al cumpleaños de Hugo”, asegura un grupo de actores y actrices que trabajó junto a Hugo Midón y que esta tarde coincidirá en un escenario para homenajearlo y extender los alcances de su obra a las nuevas generaciones. No es un escenario cualquiera, sino el del Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi), la casa de las Madres de Plaza de Mayo en la ex Esma. Allí todos los años se desarrollan cuatro festivales para toda la familia. Uno es éste, que hoy tiene su gran cierre con una jornada teatral y de libros, juegos y música, con la participación de Gabi Goldberg, Silvia Kanter, Daniela Fernández, Diego Jaraz y Carlos March. Comenzará a las 15 en Avenida Libertador 8151 y la entrada es un bono contribución.

La programación comenzó el jueves con funciones en escuelas a cargo de la Compañía Universitaria de Artes del Circo de Río Cuarto y continuó ayer con la presentación del libro del 5° concurso literario “¿Quién apaga las estrellas?”. El cierre de hoy incluye a Midoneando, la clásica producción del ECuNHi con textos de Midón y música de Carlos Gianni, hecha por actores que trabajaron junto al maestro en muchos de sus espectáculos (Goldberg, Kanter, Fernández, Jaraz y March). Aparte, se presentarán Tito y Coloso, dúo que cuenta historias de viajes combinando actuación y títeres, y un homenaje de los alumnos de la Escuela de Teatro Musical de Venado Tuerto. Completarán la propuesta un espacio de juegos y coreografías a cargo de Kanter, stands de exhibición y venta de libros junto a Boliche Rodante, de instrumentos con Suflaifla Didácticos y la proyección de la teatrografía completa de la infalible dupla Midón-Gianni. La actriz, docente y conductora de Pakapaka Sol Canesa será la conductora.

“No tuve el honor de conocer a Hugo más que como espectadora. Llevaba al teatro a mi hijo y lo esperaba para saludarlo. Cuando me enteré de su partida física, me pareció que éste era el mejor homenaje: un festival en la casa de las Madres para llevar adelante su obra, su memoria, sus ganas, su corazón, ideas y palabra precisa”, expresa Verónica Parodi, directora del espacio e ideóloga del encuentro. “Lo pensamos en septiembre por el Día del Maestro, porque fue un gran maestro comprometido con la realidad, la niñez, la infancia y el país. Era maestro de grado, así que queremos dedicarle este festival a la lucha increíble, emocionante y maravillosa que están dando los docentes argentinos en defensa de la educación pública, la universidad, los derechos y la dignidad”, completa.

El evento para recordar al autor y director –referente del teatro musical y creador de títulos como Vivitos y coleando, Huesito Caracú y Objetos maravillosos– se realiza “con mucho esfuerzo”. A partir de la llegada del macrismo al Gobierno, el ECuNHi se encuentra desfinanciado. Es por eso que se solicita un bono contribución al público, en tanto que los artistas participan ad honorem. Ahora la situación es todavía “más compleja” en otros organismos del Espacio Memoria y Derechos Humanos. “Están desfinanciando todo el resto del predio; los trabajadores no están cobrando sus sueldos. Claramente hay un vaciamiento de todos los derechos. Hay que cuidar la memoria. Las Madres nos demuestran que no podemos detenernos. El pasado oscuro quiere volver: hace una semana mataron a un niño... Lo que nos está pasando como sociedad tiene que encontrarnos más fuertes y juntos”, remarca la gestora. Ella, March, Fernández, Jaraz y Goldberg compartieron la charla con PáginaI12 en vísperas del encuentro.

–¿Qué representa para ustedes este festival?

Carlos March: –Después de siete años, es como la posibilidad de ir al cumpleaños de Hugo. Representa la comprobación de que su obra no tiene que –paradójicamente voy a decir esta palabra– desaparecer, a pesar de que siempre el sistema intenta que las cosas representativas de un pueblo, los iconos de la cultura, desaparezcan. Cuanto más tiempo pasa, más vigente está la obra de Hugo. Hicimos ahora Vivitos y coleando, y comprobamos su vigencia y contundencia ideológica. La cultura está siendo atacada de una manera salvaje, cada vez más despiadada. No puedo dejar de pensar en los niños. Cuando se dice Midón, se piensa en ellos, no sólo en los de hoy sino también en los que van a venir. Midón es acumulación de generaciones. Ojalá sigamos por muchos años, hasta que no nos dé más el cuero. 

Daniela Fernández: – El festival significa, valga la redundancia, una fiesta. Ya me pasa ensayando. El material de Hugo es entrañable. Una lo respira. Te sale por los poros, te hace parar los pelos, te pone a full todas las emociones. Formar parte de esto, además de ser una alegría que ando salpicando por la vida como niña que va a hacer los mandados, me genera orgullo y responsabilidad.

Diego Jaraz: – Es revisitar un material que parece que se escribió ayer. No es viejo ni actual, es de siempre. Volver a decir textos de Hugo, a cantar canciones suyas y de Gianni, me hace reencontrar con el artista que los transitó en aquél momento, e inmediatamente me dibuja una sonrisa en la cara y una emoción en el corazón. Además de poder dárselo a la gente, es un regalo personal que me hago y que comparto con los que están arriba del escenario. 

Gabi Goldberg: –Es la séptima vez que estamos con Carlitos; estuvimos en todos los festivales (N. de R.: Fernández y Jaraz participan por primera vez). Me encanta saber quiénes vamos a conformar el grupo de Midoneando. Porque Midoneando es, después vemos quiénes se meten ahí. Para mí, septiembre es un hermoso mes. Es el del Día del Maestro. Y Hugo no sólo fue un gran escritor y poeta, etcétera, también fue maestro. Es importante recordarlo en este momento, que hay tantos problemas con la educación. El festival implica llevar al ECuNHi una mirada sobre lo que los niños tienen que aprender. 

–¿Qué dimensiones toma la obra de Midón en la casa de las Madres?

G. G.: –El ECuNHi nos demuestra cómo se puede transformar el cemento en flores. Hay que apoyarlo y lo hacemos con lo que tenemos. El arte de verdad, en lo profundo. Es cierto que necesita de otras cosas, también. Pero estoy contenta de que nosotros podamos hacer esto. Quiero agradecer a quienes tuvieron la idea y pudieron sostenerla. Nos sentimos muy mimados y valorados, porque lo que más queremos es que la obra de Hugo vuele por todos lados. Está sucediendo. Hay muchos lugares en las provincias donde están haciendo sus obras. A veces uno decide no festejar el cumpleaños. Este, que tiene algo de sostén, lo vamos a festejar todos los años, sea como sea.

D. F.: –Los payasos en el fondo son maduros y serios, pero chicos. Decimos cosas muy importantes con una conexión importante con los chicos y el jugar. Hacer esa parábola del lugar, la memoria, el material y los chicos me parece interesante.

C. M.: –En el ECuNHi se respira arte y se borra el perfume de la visita guiada (por la ex Esma). Estamos en una etapa en la que todo lo que está sucediendo es el desperdicio de todo lo que se logró. Pero siempre hay un renacimiento. El enemigo famoso del que nunca se habla pero que sabemos que está, el sistema, siempre quiere que te deprimas y pierdas la fe. Por eso atacan la cultura y la educación. Gianni y Midón eran enfermeros que vacunaban a los niños contra todas las posibles enfermedades y plagas que el sistema les enchufa para terminar dominándolos.

La nariz de payaso es uno de los símbolos del teatro de Midón.

–¿Qué representa Midón en la cultura y qué significa haber sido actor de sus obras?

D. J: –Su mirada, del niño como un ser chico y pensante, no la vi en otro lado. Tenía la virtud de descubrir en lo simple lo maravilloso, en una canilla un elemento mágico y así en cada cosa. Su mirada es revolucionaria porque veía mucho más allá de lo que ve el común de la gente. Haber trabajado con él es un regalo que cada vez que lo visito emocionalmente me trae genuina alegría.

G. G.: –Sigue siendo el cumplidor de algunos de mis sueños como actriz. Sigo trabajando con su material en mis clases. Incluso, en un momento, estaba muy en contra de todo el material que no era suyo. Lo de cumplir sueños lo digo porque pude hacer muchas cosas que muchos niños o niñas quieren cuando son chicos. Fui princesa con Hugo y mamá, en el escenario. No hubiera imaginado ser princesa con mi metro y medio. Lo que hacemos es seguir manteniendo su obra. En la Feria del Libro, cientos de actores y actrices le hicimos un hermoso homenaje. Con Carlitos nunca hemos trabajado juntos con Hugo y ahora estamos haciendo juntos. Siempre algo me va sumando. Una exalumna mía que va a ser mamá, para el baby shower quería cantar canciones de Hugo y me llamó. Más allá de que su obra se pueda seguir mostrando en los teatros, hay que hablar de él en las escuelas de teatro. No siempre pasa. El no está más, pero está tan vivo en su material, que tenemos no la obligación sino el derecho de seguir alimentando el hecho de que sea conocido.

D. F.: –Hugo es transformador para el actor y el público. Cuando conectás con ese material conectás con la vida, la alegría, el respeto, la solidaridad, el mirar al de al lado, ponerte en el lugar de otro. Valores que nos han enseñado a todos en nuestras casas. Tan sencillo como eso, pero desde un lugar fascinante de poesía y juego.

–En una entrevista inédita publicada por este diario el año pasado, Midón decía: “La televisión no le aporta nada (al chico). Socava la imaginación, los embrutece, los masifica”. ¿Qué opinan de la niñez de antes y la de ahora, en una época de multiplicación de pantallas? 

D. J.: –Niños ha habido siempre. El tema es cómo el adulto los mira, concibe, qué espacio les da. Ahí se destacaba Hugo. Muchas veces se menosprecia al niño, por la edad que tiene y la experiencia vivida; se supone que no tiene la percepción, la inteligencia para entender cosas. Hugo le ha hablado no sólo a la niñez sino también a los adultos. No voy muy en contra de los adelantos de la tecnología, bienvenidas las pantallas, pero sin perder la conexión y el mirarse a los ojos, los espejos del alma, como decía Hugo. 

C. M.: –Nosotros hicimos un montón de programas de televisión que eran teatro. Hugo tuvo el desafío y al mismo tiempo la autoridad para llevar el teatro a la televisión. Hicimos especiales, La vuelta de manzana, Cantando sobre la mesa, El imaginario... en el año ‘82, en la última etapa de la dictadura. Para cada social-histórico, él tenía algo que decir, para posicionarse ideológica y políticamente. Era de una poesía y una contundencia que tiene la vigencia de los clásicos. Es el Shakespeare de nuestro teatro y ni siquiera digo “para niños”. Acumula y junta a toda la sociedad. Es una de las cosas más valiosas, porque nadie queda afuera. Te lo llevás a tu casa. Se te mete. Entonces, no es televisión o teatro, es Midón.

D. F.: –He transitado mucho la tele y la critico mucho en cuanto a los materiales. Como vehículo es fantástico. El problema no está en los objetos sino en el uso. Se los digo a mis hijos copados con las pantallas o a mi papá que se pelea con los celulares. Estoy con las dos generaciones. Cuando lo conocí a Hugo, yo tenía veintipico, estaba muy en la danza. Empecé con él en la tele. Fue muy importante. Yo tenía experiencia como bailarina en televisión pero esto tenía otro peso. Fue como una graduación. Saqué pecho y dije “soy actriz, cantante y payasa, además de bailarina y todo lo que quieras”. En el momento en que me encontró, me estaba despertando a todo. A lo que le pasa al de al lado, a la sociedad, a leer un libro. Me educó en la manera de mirar la realidad. Hice una especie de curso acelerado de comprensión social y política.

G. G.:– Los chicos son iguales antes y ahora. Nos queda a los que acompañamos su crecimiento mostrarles opciones para que después vayan eligiendo despacito. Seguir mostrándoles las bases de los sentimientos. Los chicos no han cambiado. Nos miran porque necesitan saber. Si nos mantenemos arriba, no nos comunicamos; hay que poder bajar la mirada. Hugo se quedaba siempre en la puerta de la escuela y del teatro hablando con los chicos, los padres, el portero. Estamos muy de frente. Entre pantallas. Que no nos hagan bajar la mirada sólo las veredas rotas o las cacas de perro. Que podamos caminar más abiertos y mirar lo que tenemos alrededor.

D. F.: –Coincido en que los chicos no han cambiado. Pero sí pienso que los famosos millennials nacieron sin miedo. En este sentido, me emocionó lo que pasó con la lucha por la legalización del aborto, cómo se hicieron cargo les chiques.

C. M.: –No todos los chicos tienen las mismas oportunidades, es una gran deuda pendiente de la sociedad, por eso este virus, la estigmatización del populismo.

Tito y Coloso cuenta historias de viajes con actuación y títeres.