Mientras la docente Corina de Bonis continúa recuperándose de la traumática experiencia por la que tuvo que pasar este miércoles –cuando fue secuestrada y torturada por tres hombres que le escribieron con un punzón en su vientre “olla no”, en referencia a la olla popular que organizaba en el Centro Educativo Complementario 801 de Moreno–, la fiscalía a cargo analiza las cámaras de seguridad públicas y privadas de la zona, que hasta el momento solo han registrado como posible sospechoso a un vehículo rojo, que actualmente está siendo buscado. El procurador General de la provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand, señaló ayer en declaraciones radiales que los fiscales están avanzando en la investigación del hecho, que podría relacionarse a una posible disputa territorial respecto al acercamiento de Corina De Bonis a las personas necesitadas.
“Se han relevado todas las cámaras de seguridad tanto privadas como públicas. En algunos momentos aparece la señora (De Bonis) y un automóvil de color rojo que coincidiría con la unidad en la cual fue privada de la libertad”, manifestó Conte Grand.
Sin embargo, fuentes de la investigación consultadas por este diario sostuvieron que el auto rojo que aparece en las imágenes es un vehículo de dos puertas, mientras que la docente “no manifestó haber tenido dificultades para entrar al rodado”. “Además, por lo que pudimos revisar hasta ahora, no aparecen testigos en el horario del hecho, algo que sería de gran utilidad”, continuó el informante.
Uno de los posibles móviles que maneja la fiscalía, según informó Conte Grand, es una disputa territorial respecto del acercamiento de Corina De Bonis a las personas necesitadas. “A nuestro juicio la cuestión pasa por ahí, lo que falta determinar es si estas personas que estaban disputando territorialmente con estos docentes, y con otras personas, lo hacían por cuestiones políticas”, expresó.
“Creemos que se trata de alguna incomodidad territorial, que puede ser por cuestiones políticas. Aunque no descartamos que se trate de alguna banda delictiva a la que le moleste que el barrio, por la presencia de la olla, deje de ser zona liberada”, indicó sobre el posible móvil la fuente consultada por este diario. Las amenazas a Corina de Bonis y a otras docentes, se trate o no de una banda delictiva, tienen un claro componente político: “Vuelvan a dar clases” y “No hagan política”, decían las panfleteadas y pintadas que circularon durante los últimos días.
“Las declaraciones que hizo Corina a la policía y a la fiscalía coinciden. Ella da una versión creíble de los hechos. La denuncia la realizó el miércoles, y ese mismo día a la noche la fiscalía intentó tomarle declaración en el hospital, pero estaba en shock. El jueves a la tarde el fiscal Emiliano Buscalia, de la UFI 5, se acercó a su casa, y le tomó declaración durante varias horas, ya que la docente se quebraba, lloraba”, explicó la fuente. “Ahora estamos analizando las características del ataque, del daño físico al abdomen, ya que no es una modalidad habitual”, indicó. Y agregó: “No se encontró un hallazgo de resistencia por parte de la docente. Esto no es algo que se le pueda cuestionar, por la rapidez y violencia con que se dieron los hechos”.
Ayer por la tarde, en repudio a las violencia recibida por Corina de Bonis, la comunidad educativa bonaerense organizó una marcha de antorchas en varias plazas de la provincia.