La 25° edición del Festival de Cine Latinoamericano, que organiza Centro Audiovisual Rosario, concluyó el sábado en El Cairo Cine Público con una satisfactoria ronda de premiación y de asistencia de espectadores. La posibilidad renovada y sostenida de asistir a un festival local, con una programación determinada por el rasgo inclusivo y plural, no hace más que señalar una necesidad social fundamental: un cine en el cual mirarse.

Entre lo mucho que se ofreció a lo largo de los nueve días, vale destacar las presencias invitadas de Daniela Vega –la actriz chilena de la oscarizada Una mujer fantástica- y Maite Lanata, quienes protagonizaron un panel con el eje puesto en “El cine y la TV como expresión de la diversidad”. Organizadores y asistentes no olvidarán ese día, entre banderas multicolor enmarcadas por la pantalla gigante del cine público.

 

Mejor Ficción y Mejor Cortometraje: "Verde", de Alonso Ruizpalacios.

 

En cuanto a los trabajos premiados, uno de ellos señaló lo referido de modo coincidente. Se trata de Tailor, de Cali dos Anjos (Brasil), basado en la historia de vida del dibujante trans Orlando Tailor. Ganador como Mejor Documental (Competencia Oficial), Premio Cinemateca al Mejor Cortometraje Educativo, y Mención en el Premio Derechos Humanos, el trabajo expone -desde recursos que vinculan animación y acción real como imágenes intervenidas, que alteran una naturaleza supuesta- ideas artísticas, gráficas y narrativas, con eje en el artista y la atención puesta en la ramificación social misma, que irradia una alegría puesta en la decisión de elegir ser quien se quiere.

La Competencia Oficial galardonó además y en dos rubros –Mejor Ficción y Mejor Cortometraje- a Verde, de Alonso Ruizpalacios (México): cuatro personajes habitan ese mundo mínimo que significa un camión de caudales. Las conversaciones machistas, con gestos y decires de brutos –el desdén con el que miran su derredor, la atención a sus armas, la relación entre ellas y la genitalidad-, se alteran con una imagen de ecografía y una eventual fisura en lo que debiera estar debidamente previsto. Casi como si fuese la oportunidad extraña y abstracta que el personaje necesita para torcer lo habitual. Ese momento se vuelve curiosamente blanco, asordinado, y poetiza lo que parecería no albergar algo semejante.

 

"60 segundos de oscuridad", dirigida por Pablo Conde.

 

Si de poética se trata, el cortometraje de Javier de Azcue (Argentina), Paisajes repentinos (Mejor Experimental), interviene desde un sentido plástico, de raigambre digital, imágenes naturales para dar lugar a un ambiente perturbador, bello y de cierto pavor invernal. Este ambiente rarificado tiene su correlato en el Premio Mejor Animación: 60 segundos de oscuridad, de Pablo Conde (Argentina), se dedica a revisar desde un episodio lateral la obra maestra de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López: El eternauta. Es notable cómo, al pensar el tiempo que conlleva todo trabajo (Conde dedicó cinco años a estos cuatro minutos animados), es la sensibilidad la que guía tales cometidos: el abismo que trasluce la nevada que todo lo mata es una de las imágenes que mejor retrata los tiempos que corren, de coyuntura urgente.

El Premio a la Mejor Realización Rosarina fue para Los conversos, de Arturo Marinho, dedicado al retrato de la tarea de talleristas en la Unidad Penitenciaria 6. El trabajo de Marinho y Sandra Martínez conjuga la investigación y mirada atenta con la espera paciente para el logro de la imagen precisa: Marinho es un evidente obsesivo en la construcción de sus encuadres. La Competencia Rosarina ofreció dos menciones, y vale destacarlas: una de ellas dedicada al diseño de producción de Abaddon, de Jesica Aran, cuya puesta en escena futurista, de vhs roto y corolario de videogame viejo, acompaña de manera justa un guión que privilegia el relato y sus vueltas de tuerca paranoicas; la otra mención, en cuanto a propuesta estética, fue para Juan Cambiante, animación de Estefanía Clotti que exhibe una sensibilidad personal distintiva, que permitirá al protagonista conocer una manera distinta de experimentar lo mismo, cuando el amor se le presente en forma de mujer y de libro, junto a una consecuente explosión de colores, bien arcoiris, bien diversidad.

Uno de los trabajos que sumó varios reconocimientos es La mirada indolente, en el cual Sebastián Camacho (UNSAM) da cuenta de la historia de María, víctima de la trata de personas a los trece años. Lo hace desde una elección de imágenes fragmentadas, sea tanto sobre el cuerpo de su persona/personaje como sobre los elementos que le permiten dramatizar: la noche, la lluvia, fotografías, recuerdos en pedacitos. La voz en off de María organiza el relato. La mirada indolente obtuvo el Premio Escuelas de Cine, el Premio Derechos Humanos, el Premio SIGNIS, y una Mención Especial por parte de la Competencia Oficial. Otro trabajo de índole similar es Clandestino, de Sofía Rocha, enmarcado en la ficción y protagonizado por una mujer embarazada, de vida signada por el taller textil clandestino donde trabaja. El trabajo de Rocha mereció menciones de los premios FEISAL, Escuelas de Cine, y Derechos Humanos.

 

"La mirada indolente", de Sebastián Camacho.

 

El Premio Cine.ar, en tanto, fue para El casamiento, de Juan Camardella, quien desde la animación digital articula caricatura y registro gauchesco para su retrato del 1800, en una historia que se vale de la humorada sin descuidar el vínculo tenso entre la indiada y la milicada durante un instante de paz. El premio FEISAL (Federación de Escuelas de Imagen y Sonido de América Latina) fue para Selva, de Sofía Quirós Ubeda, que tuvo exhibición en el Festival de Cannes. El mismo premio también otorgó una mención a Compañero/a, de Alejandra Vassallo y Juan Bugarin, en donde la dupla registra la movilización en repudio al beneficio del 2x1 para delitos de lesa humanidad. Sin diálogos, atento al registro sonoro, con acompañamiento musical, Compañero/a es un film cuya coyuntura lo vuelve también urgente. El cine ha sido y es una señal de alerta, que molesta.

Finalmente, Sobre la mesa, de Pablo Noriega, obtuvo los premios RAFMA (Red Argentina de Festivales y Muestras Audiovisuales) y el que otorga el Voto del Público. En su corto, Noriega pone en trance cómico las posibilidades afectivas y sexuales que podrían surgir de un posible ménage à trois o, tal vez, de una pareja con “permisos”. Con sostén en los diálogos, en los contrapuntos entre los rostros y una deriva argumental imprevista, Sobre la mesa logra un apego cómico disfrutable.

La totalidad de los trabajos premiados, así como todos los exhibidos durante la edición del Festival, pueden consultarse de manera pública y gratuita en la Videoteca del Centro Audiovisual Rosario (Chacabuco 1371).