El patio más grande

Abrir una cervecería artesanal en Palermo es una decisión arriesgada. No sólo hay mucha competencia, sino que cada semana inauguran nuevos bares, dejando entrever una inminente saturación barrial. Pero la gente de 1516 Cervecería no se dejó amedrentar: con dos años de experiencia en Cariló, y aprovechando buenos amigos productores de cerveza (los marplatenses de Antares, Cheverry y Ogham), abrió hace meses su segundo local, esta vez en pleno polo gastronómico palermitano. Y lo hicieron tras encontrar un local maravilloso (la ex Papelera Palermo), con dos amplios salones cerrados y el “patio más grande de Palermo”. El dato no es menor: pocas cosas maridan tan bien con una cerveza tirada como estar al aire libre, bajo lucecitas de colores y protegidos por un gran palo borracho de cien años de edad. 1516 fue un éxito instantáneo. Se llena desde temprano, con el generoso happy hour de la casa (de 18 a 21, la media pinta vale $35 y la pinta $55). Desaprovechando un poco las 22 canillas dispuestas, ofrecen 12 variedades de cerveza (la pinta ronda los $90), nueve son fijas y tres rotativas. Las primeras pertenecen a las mencionadas de Mar del Plata, mientras que las rotativas son de productores invitados, que suman una bienvenida diversidad. De comer, lo que más sale son las hamburguesas: las hay de pollo, cerdo o carne vacuna, en formato estándar (250 grs de carne) o doble (con imposibles 500 grs). Son muy sabrosas, bien hechas y llegan con papas fritas perfectas, sinónimo de felicidad inmediata. La 9 lleva un medallón de carne con cheddar, panceta, huevo, cebolla morada, lechuga y pepinos ($147); la 37 es una doble de cerdo con doble queso, rúcula, provolone y tomates secos ($165). Hay también bestsellers como rabas, langostinos empanados, pizzas individuales (desde $125) y ensaladas, además de un par de carnes grandes para compartir (entraña, bife). Pero la recomendación es probar sus intensas empanadas de cordero, especialidad de la casa. 

Un enorme y precioso patio, correcta diversidad en cervezas, comida generosa y hecha con conciencia. En medio de tanta competencia, 1516 tiene con qué diferenciarse. 

1516 Cervecería queda en J. A. Cabrera 5225. No acepta reservas. Horario de atención: todos los días, de 18 al cierre. 


Marca país

Pablo Mehanna

Un patio. La parrilla y sus brasas. Grandes lámparas hechas con botellas de vino. La idea del río ancho y marrón, a pocas cuadras de distancia. Focos de colores y banderines, manteles juguetones, mesas de distintos formatos. Un paisaje variopinto, intencionalmente desprolijo, tan cercano al corazón rioplatense, y reflejado en toda su belleza por las fotos de Marcos López. Así es La Dorita de San Isidro, la quinta sucursal de este restaurante que entiende como pocos la idiosincrasia nacional. 

Si La Dorita logró hacerse un nombre como parrilla descontracturada, en este local del Bajo de San Isidro la apuesta es aún mayor. En especial, gracias al patio, que de lunes a viernes invita a mediodías relajados con parrilla al paso y precios muy amigables. De la Doriburger a $145 (incluyendo fritas) a tablitas de diversas carnes (desde $75), pasando por ricos sándwiches (hay de bondiola, lomito y chori, entre otros) a $75, con dos toppings a elegir (cebolla caramelizada, palta, rúcula, panceta y varios etcéteras). También, hay combos con bebida y café por debajo de $150. 

Más allá de las ofertas de mediodía, La Dorita de San Isidro abre todos los días, desde 9 y hasta pasadas las 24, con una amplia carta que se anima a la cocina (minutas, pastas caseras, pollo al ajillo, ribs bbq), suma generosas ensaladas, y se hace fuerte en la parrilla. De las brasas salen clásicos de siempre: enorme la porción de asado de tira banderita, con parrillada de vegetales, a $525 (alcanza para tres), ojo de bife de 400grs ($185), matambrito de cerdo ($135). Y algunas especialidades de la casa, como sus provoletas (la Provomingo es una bomba con cebolla, morrón asado, jamón cocido y huevo frito saborizado con aceite de trufas a $125) o el Choricampi, un chorizo de cerdo envuelto en masa de pan ($85). 

Ricas mollejas, buena calidad de morcilla, chinchulines crocantes y jugosos (la tabla de tres achuras sale $199) culminan una oferta que funciona desde donde se la mire. La Dorita tiene, sin dudas, su lugar ganado en la gastronomía nacional. 

La Dorita San Isidro queda en Tiscornia 1040, San Isidro. Teléfono: 4743-8269. Horario de atención: todos los días de 9 al cierre.


Palito bombón

Pablo Mehanna

El helado –y las heladerías– estaban reclamando una renovación: salir de su zona de confort para incorporar propuestas distintas, a través de sabores originales o con estéticas que rompan con el lugar común. Un caso emblemático es el de Lucciano’s, heladería nacida en 2011 en Mar del Plata, que en 2016 desembarcó con fuerza en la ciudad porteña. Hoy, Lucciano’s tiene 16 locales y planea abrir otros 25 a lo largo de 2017. La clave de su éxito es, nadie lo duda, los palitos helados. “Hace tres años fuimos los primeros en darle al palito la calidad que se merecía. Usamos la mejor materia prima, incorporamos cada novedad que aparece en el mundo, importamos chocolates de Italia para los bañados”, asegura Christian Otero, director de la marca. Lo cierto es que, a costa de palitos helados preciosos y riquísimos, que además son perfectos para subir a Instagram, Lucciano’s logró recuperar para el comensal de turno –sea un chico maravillado con una paleta helada con sabor a chocolate Kinder y la forma de un Minion o un adulto con un helado frutal de mandarina– cierta sensación lúdica que ya muchos habían desistido de encontrar en las heladerías usuales. Hoy, Lucciano’s ofrece helados en formatos estándares y otros en palito. Entre los primeros, algunos de los sabores más vendidos son el chocolate belga y el dulce de leche con Rocher; entre los segundos no hay claros ganadores: salen tanto los frutales (el de mandarina, el de yogurt con maracuyá) como los más golosos (cookies&cream, Bailey’s, entre otros). Hay sabores propios (el Vasubeda es de limón, jengibre y albahaca; también está el de flan o el de torta de coco) y quien pida un palito estándar, lo puede personalizar bañándolo en chocolate semiamargo, con leche o blanco, y agregando toppings como M&M, crocante de maní, granas de colores, coco rallado y varios más. Precios: cucurucho a $80, kilo a $280, palitos comenzando en $55 los frutales, $65 los de crema, y hasta $90 los personalizados a gusto. 

Las heladerías están renovándose. Lucciano’s es uno de los mejores ejemplos. 

Lucciano’s está en distintos shoppings y barrios de Buenos Aires; también en Zona Norte, en Mar del Plata y en La Plata. Direcciones y teléfonos en luccianos.com.ar