El Gobierno prevé que este año la economía nacional cierre con una caída del 2,4 por ciento y en 2019 la actividad se contraiga un 0,5 por ciento en promedio. En materia inflacionaria, la estimación oficial marca un 42 por ciento para este año y un 23 por ciento para el 2019. Esos datos fueron presentados hace instantes por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, durante la inauguración del debate por el Prespuesto nacional 2019 en el Congreso. Para el Gobierno se trata de una instancia decisiva para enviar una “señal a los mercados” y así volver a atraer los capitales especulativos que le permitieron financiar el déficit externo durante 2016 y 2017. "Es un presupuesto austero", definió.
Según lo acordado entre el Ejecutivo y el FMI, el déficit fiscal primario para el año que viene sería de 0 por ciento gracias al recorte de la obra pública, la continuidad en la quita de subsidios, el ajuste sobre las empresas públicas y la transferencia de funciones a las provincias, como por ejemplo la tarifa social en la electricidad. Por otro lado, está la suspensión de rebajas impositivas y la aplicación de retenciones.
Dujovne definió que “converger hacia el equilibrio fiscal es uno de los objetivos centrales de la política económica. Tras diez años consecutivos de déficit fiscal primario, estamos presentando un presupuesto con déficit cero”. A partir de la profundización de la crisis económica nacional, el Gobierno acudió nuevamente al FMI para solicitar una ampliación del acuerdo firmado tres meses antes. Una de las prendas de negociación fue el endurecimiento fiscal: de un déficit de 3,2 por ciento del PBI este año, al 2,2 por ciento en 2019 y 1,2 por ciento en 2020, el Ejecutivo presentó ahora un rojo de 2,7 por ciento estimado para este año, equilibrio fiscal el año que viene y un superávit del 1 por ciento en 2020.
“Estos cambios implican un ahorro de cinco puntos del PBI, unos 25 mil millones de dólares de acá a 2020. Sabemos que la desaceleración de la actividad, la inestabilidad cambiaria y la inflación afectan negativamente la calidad de vida de la población. Sin embargo, creemos que la economía argentina exhibió una gran resiliencia –capacidad de soportar situaciones traumáticas-- en este proceso de convergencia”, dijo Dujovne.
Por el lado de los gastos, el Presupuesto oficial contempla una baja de las partidas destinadas a subsidios equivalente al 0,7 por ciento del PBI y la caída de 5 puntos porcentuales en el gasto de capital del Estado nacional. Dujovne también dijo que continuará “reduciendo el déficit operativo de empresas públicas que no son del rubro de transporte y energía junto a la baja de gastos en bienes y servicios no esenciales”.
El Estado nacional no hará contrataciones de empleados, ni cubrirá vacantes por retiros voluntarios o jubilaciones. Además, el coste de la tarifa social eléctrica y de los subsidios al transporte queda en manos de las provincias. Según Dujovne, subirían por encima de la inflación las partidas destinadas a la seguridad social, salud, transferencias a universidades y ciencia y técnica.
Por el lado de los ingresos, se posterga la reducción del impuesto a los débitos y créditos bancarios, se suspende la rebaja de las contribuciones patronales, se eliminan exenciones al impuesto a las Ganancias y se aplican retenciones a las exportaciones.