La memoria sobre los estudiantes secuestrados y desaparecidos en La Plata hace 42 años encarnó ayer en Rosario en una multitudinaria marcha por el centro de la ciudad, dominada por una inusitada presencia de alumnos secundarios, acompañados por docentes y estudiantes terciarios y universitarios. Con el ajuste presupuestario imperante –justo ayer el gobierno nacional presentó su proyecto de gastos para 2019–, la movilización tuvo una inspiración extra para renovar la lucha por una mejor educación pública, como 42 años atrás. La columna de unas tres cuadras de manifestantes partió desde plaza San Martín hacia bulevar Oroño, San Luis y hasta el Monumento a la Bandera. Con la bandera de la Federación de Estudiantes Secundarios Rosario (Feser) al frente, una numerosa marea de jóvenes avanzó, vehemente, colorida y en paz, identificada en decenas de carteles de diversos centros de estudiantes de escuelas secundarias y terciarias –también de algunas facultades–, casi todas públicas.
“Los lápices siguen escribiendo”, es la consigna histórica que homenajea a los estudiantes militantes de la Noche de los Lápices, y que ayer se multiplicó en cientos de banderas, carteles y hasta pintadas sobre piel desnuda. Cientos de pañuelos verdes. Los estribillos de siempre, y hasta un coro que habría escandalizado a la intendenta Mónica Fein por reclamar “eso, eso, eso, boleto a un peso”. Miles de sonrisas frescas. Reconocimiento de pares. Miradas nuevas, vírgenes de movidas y de calle tomada, emocionadas por asomarse quizás por primera vez a un reclamo propio y directo. Detrás de todas las consignas y de los jóvenes se acomodaron otros sectores, como la coordinadora de terciarios, docentes de Amsafé y de la UNR, Madres de Plaza 25 de Mayo, HIJOS, centros de facultades, la FUR y algunos espacios partidarios.
No fue un detalle menor que el grueso de la movilización estuviera compuesto por chicos y chicas que nacieron, como máximo, veinte años después de que la Noche de los Lápices ocurriera. Y sin embargo ahí estaban. “Aunque no vivimos esa época, expresarnos hoy significa mucho. Es muy importante recordar a compañeros desaparecidos y a seguir su lucha. Entendemos que encararon sueños y estamos acá hoy para defender la educación pública con los docentes, más que nunca, contra toda política de ajuste y recorte que atenta contra nuestra educación. Ellos lucharon por el boleto gratuito, hoy luchamos por un medio boleto accesible para todes y para que podamos estudiar en condiciones dignas”, declaró de corrido Martina Luna, alumna de la escuela Nigelia Soria y miembro de la Feser.
Horacio es docente, pero ayer caminó al lado de su hija Catalina, que cursa 2º año, y fue uno de los poquísimos padres que se vieron en la marcha. Unos pasos detrás de la pancarta del centro de estudiantes del Superior de Comercio, explicó porqué fue. “Vine porque en estos momentos la memoria hace falta, y me pareció que mi deber era estar con ella acá. Setiembre de 1976 me recuerda el horror que pasamos, yo estaba terminando la secundaria. Nos costó la muerte de muchos compañeros, cosas horribles que no quiero que a mi hija le toque”, evocó acerca de sus tiempos de estudiante en la nocturna de las cuatro plazas, en barrio Belgrano. “El momento político exige las expresiones de todos los sufrimientos que está sintiendo el pueblo. Necesitamos de esta juventud que se está expresando aquí”, dijo. Y Catalina, seria y orgullosa de su papá compañero.
La evocación de aquellos 10 adolescentes secuestrados –seis de los cuales desaparecieron en los chupaderos de la dictadura– también atrajo a las Madres de Plaza 25 de Mayo. “Hoy la marcha tiene una connotación especial. Le pedimos al presidente, que sin dudo ha sido electo, que garantice los derechos de las personas porque están siendo vulnerados totalmente”, señaló Iris Pérez.
Desde Coad, Laura Ferrer Varela indicó que “la pelea es la misma que sostuvimos los estudiantes de aquel momento, nuestros 30 mil compañeros, en las escuelas y la universidad: el acceso a la educación es la única herramienta que nos hace libres”.