El Fondo Monetario Internacional aseguró que “se están haciendo avances importantes hacia el fortalecimiento del plan de política económica de la Argentina”. El comunicado del organismo multilateral fue difundido antes de la apertura de los mercados para intentar contener la incertidumbre que suma presiones sobre el tipo de cambio. Fue un paliativo después de que el FMI suspendiera el desembolso por 2916 millones de dólares previsto para ayer.
Los recursos que habían sido solicitados por el Ministerio de Hacienda a fines de agosto conformaban el segundo tramo del crédito stand by. Pero la llegada de las divisas quedó paralizada hasta que el Directorio Ejecutivo del FMI apruebe los términos del nuevo acuerdo y habilite un renovado cronograma de pagos. La respuesta del FMI a las pretensiones del gobierno de Macri llegará recién hacia fin de mes.
“Estamos trabajando arduamente para concluir estas conversaciones a nivel técnico pronto y presentar una propuesta”, reiteraron los técnicos del Fondo al referirse a la renegociación del programa de financiamiento condicionado que comenzó quince días atrás. El breve comunicado distribuido ayer es prácticamente idéntico a otro remitido a los medios la semana pasada por los voceros del Fondo.
A pesar de las declaraciones todavía no hay fecha para que los Directores del FMI evalúen la propuesta del staff. El jefe de la misión para Argentina, Roberto Cardarelli, que llegó a Buenos Aires la semana pasada, negocia en “reuniones productivas con funcionarios del Ministerio de Hacienda y el Banco Central” los nuevos compromisos y exigencias que serán introducidos en el programa para acelerar los desembolsos previstos en el acuerdo.
El viernes los funcionarios del Palacio de Hacienda aseguraban que fueron ellos quienes decidieron postergar la llegada de las divisas a la espera de que la reformulación del cronograma permita ampliar los montos y recortar los plazos del acuerdo. La postergación de los desembolsos, sin embargo, estuvo acompañada por una mayor volatilidad en la cotización de la moneda estadounidense, que continuó su escalada. La incertidumbre sobre la capacidad del país para hacer frente a sus vencimientos de deuda se mantuvo incluso cuando el gobierno de Macri anunció la profundización del ajuste fiscal para llegar al déficit cero en 2019.
La negociación abierta con el FMI es una versión endurecida del programa de ajuste y reformas estructurales aprobado apenas tres meses atrás que fue incapaz de contener la corrida cambiaria y reabrir el acceso al financiamiento. Aunque el primer tramo del préstamo por 15.000 millones de dólares fue acompañado por el sobrecumplimiento de las metas de ajuste fiscal, las dudas del mercado siguieron vigentes.
Los términos iniciales del acuerdo preveían que Argentina recibiría seis pagos trimestrales por 2917 millones cada uno hasta 2019. Esos desembolsos sumaban 17.502 millones de dólares completando 32.502 millones de dólares al finalizar el año próximo. La pretensión del Palacio de Hacienda y el Banco Central es adelantar la disponibilidad de los recursos pactados para 2020 y 2021. O sea, recibir durante los próximos 16 meses la totalidad de los 35.000 millones de dólares que hoy restan ejecutarse. Si esos fondos se distribuyeran en partes iguales, en lugar de tramos trimestrales por hasta 2917 millones de dólares, ingresarían desembolsos por 5833 millones de dólares. A cambio no solo se endurecerá el ajuste sino que existirán nuevas demandas en materia financiera y monetaria.