Consolidar a América Latina como región ha sido uno de los grandes proyectos políticos de los últimos siglos. Pensar críticamente las ideas acerca de una región latinoamericana nos hará partícipes del proyecto político de su construcción, por lo que que se vuelve fundamental poblar de autoras y autores latinoamericanas/os las aulas de nuestras universidades.

Muchos y muchas se propusieron pensar a América Latina desde categorías autóctonas, algunos incluso asumieron la tarea de proponer salidas a sus más perdurables conflictos. Rodolfo Stavenhagen ha sido de esos pensadores críticos y a la vez comprometidos con las poblaciones que fueron su objeto de estudio. Su trabajo nos dejó conceptos fundamentales para una matriz latinoamericana de pensamiento, como el de colonialismo interno y el de conflicto étnico, además de un pensamiento sociológico estrechamente vinculado a los fenómenos que observaba. Integró una lúcida generación de pensadoras/es latinoamericanas/os que entendió el análisis de lo social como una manera de participar en procesos políticos que tenían una influencia definitiva en la vida de los sujetos. Como investigador, participó en los programas del indigenismo mexicano y en su trabajo como relator especial de la Organización de Naciones Unidas.

Stavenhagen propuso una mirada crítica sobre las naciones en tanto formas organizativas modernas. Resaltó que lo que se suele llamar cultura nacional incluye distintas maneras de vivir la nación. El Estado nación es siempre multiétnico, nunca se corresponde con la forma homogénea que cada cultura nacional pretende representar. La nación, que funciona como organizadora de las prácticas e ideas de los sujetos que la viven y las instituciones que construyen, está atravesada por la conflictiva relación entre el Estado, sus pueblos y la tierra que ocupan.

Su escritura denuncia que no puede haber construcción de una unidad nacional mientras exista desigualdad. Las naciones latinoamericanas reflejan en su proceso de construcción aquella estructura desigual que instaló el colonialismo. Las sociedades coloniales se caracterizaban por situaciones de discriminación, dependencia política, inferioridad social, segregación residencial, sujeción económica e incapacidad jurídica. La época colonial instaló en los nacientes países latinoamericanos relaciones interétnicas fundadas en diferencias raciales, que aparecen como fundamento de las relaciones de clases. La estratificación étnica, entonces, funciona como una explicación más compleja de la estructuración de las sociedades postcoloniales latinoamericanas, sosteniéndose hasta el presente.

Stavenhagen nos llama a pensar de qué forma los Estados nación procesan las diferencias étnicas y cómo se transita esa diversidad. Asumiendo que la nación se encuentra ampliamente difundida, se pregunta cómo podrán esas naciones dar cuenta de la coalición de fuerzas vigente y cómo podrá ser disputada por aquellas/os que exigen tener un rol protagónico en sus comunidades. Cuáles son las opciones que presenta el futuro latinoamericano parece ser, en este autor, una pregunta inacabable.

La lectura de sus obras nos acerca a una América Latina que no siempre ocupa un lugar protagónico en nuestras aulas. Su obra muestra un devenir reflexivo que pensó a la región como un todo, a sus naciones como procesos particulares e incluso a Latinoamérica como parte de una estructura global. Leer a Rodolfo Stavenhagen nos invita a involucrarnos en un fuerte proceso de cambio. 

 

Jorgelina Loza: Investigadora del CONICET y autora de “Rodolfo Stavenhagen. Las tesis latinoamericanas” editado por la UNGS.