“El ideal victoriano de la ‘verdadera feminidad’ exigía piedad, pureza, sumisión y domesticidad, ninguno de los cuales era natural para estas mujeres rebeldes”, explica la especialista en estudios de género Marcela Micucci, curadora de Rebel Women: Defying Victorianism, flamante muestra del Museum of the City of New York. Exhibición que –a través de fotografías, grabados, carteles, artículos periodísticos de época, pilcha de antaño y adyacentes– pone de relieve el hacer rompedor de mujeres libres de imposiciones formularias: hijas ilegítimas de su generación que desafiaron las expectativas de su restrictivo tiempo, revelándose a imperativos, luchando por oportunidades laborales, salario equitativo, divorcio, igualdad racial, aborto, amor libre... “En un mundo que constantemente intentaba regular el comportamiento femenino, estas mujeres se salieron de la vaina”, se entusiasma Micucci, que pasó los últimos nueve meses preparando la mentada propuesta, en cartel hasta enero de 2019. 

Entre las quince neoyorkinas -más y menos conocidas- que destilaron vanguardia, rescata la exposición a la afronorteamericana Elizabeth Jennings Graham, maestra que desafió la segregación racial un siglo antes que Rosa Parks, al negarse a bajar de un tranvía, y devino símbolo de la lucha por los derechos civiles. También a Ann Trow Lohman, popularmente conocida como Madame Restell, que regenteaba una clínica abortera en Fifth Avenue y acabó suicidándose por el constante asedio de la prensa conservadora y los políticos ídem. A la millonaria Hetty Green, pionera del mundillo de las financias, infamemente apodada “la bruja de Wall Street”, cuyo estilo de vida notoriamente austero le valió el injurioso apodo de “la mujer más avara del mundo”. O a Mary Jones, una de las primeras mujeres transgénero de la que se tiene registro: nacida Peter Sewally, trabajó Mary en un burdel de Greene Street, entonces distrito de la prostitución, y fue arrestada en la década de 1830 por robarle a un hombre. Al presentarse al juicio luciendo lustroso vestido blanco, muy elegante, “despertó rancia indignación entre los presentes, que la encontraron culpable y la llamaron ‘el hombre monstruo’”, recuerda Micucci. 

Además de documentos e imágenes que refieren a estas biografías notables, incluye la muestra reliquias fashion de la era victoriana, incluidas pesadas y ornamentadas sombrillas -a menudo, fabricadas de marfil y seda- que antaño usaban las mujeres del siglo 19 para protegerse del sol, conforme requería el decoro de época. También corsés, guantes de cuero... “Queríamos mostrar las restricciones físicas de las mujeres de aquellos años, que se esperaba lucieran muy delicadas en todo momento”, cuenta Micucci, y rescata especialmente un par de botas de satén rojo, símbolo del espíritu inconformista del siglo 19, en tanto “una verdadera lady solo vestía con pilcha de pálida paleta, sobredosis de pasteles. Solo las verdaderas rebeldes se animaban a zapatos color escarlata durante el día en Nueva York, una verdadera audacia para la época”.