Boca consiguió anoche una victoria por 2-0 frente a Cruzeiro, al que volverá a ver el próximo 4 de octubre en el Mineirao de Belo Horizonte, donde deberá conservar la ventaja para quedarse con uno de los pasajes a las semifinales de la Copa Liberadores. Mauro Zárate en el primer tiempo abrió la cuenta y Pablo Pérez en el complementario estiró la ventaja, cuando los brasileños ya estaban con diez por la expulsión de Dedé. 

A los 5 minutos, dos cosas quedaron claras: que Cruzeiro se defendía y atacaba bien, aunque sus fuerzas se diluían en los tres cuartos; y que Boca necesitaba parar la pelota, pensar y armar jugadas ofensivas. Quizá por eso fue que los xeneizes presentes en La Bombonera festejaron lo que era un centro de Jara que recorrió sin destinatario de punta a punta el área chica. A ese intento le siguió un disparo de Barrios que se fue alto. En el medio, nada claro y mucho barullo. Los hinchas alentaban igual y se acordaban de River palpitando el Superclásico; parecían estar en otro partido.

A Cruzeiro, en cambio, las cosas parecían salirle más fáciles. Sus volantes llegaban tocando la pelota por abajo, aunque les costaba dar juego a sus delanteros; y cuando retrocedía, lo hacía ordenadamente, juntando dos líneas de cuatro con las que cubría el ancho de la cancha.

Lo que les faltaba a los atacantes de Boca era conexión con los volantes. Un remate desde afuera y apenas desviado de Benedetto, a los 22, sacudió la modorra. No fue el resultado de una jugada elaborada sino de un robo en la salida de los visitantes. Por esa vía llegó la segunda situación más o menos clara para los locales, un remate de Pérez que se desvió en un defensor y salió por el fondo. Los xeneizes no terminaban de tragar saliva, cuando Zárate se vio de golpe habilitado frente al arquero Fábio y definió cruzado para abrir la cuenta en La Bombonera. Boca mostró entonces su mejor cara.

La buena imagen con la que el equipo de Guillermo cerró la primera mitad se  resquebrajó cuando a poco de arrancar el complemento se durmió la defensa –que venía haciendo un buen trabajo– y Rafinha se encontró mano a mano frente a Andrada para sacar un remate que recorrió la línea de gol, pero que Barrios logró despejar antes que la cruzara. Y entonces comenzó el intercambio de golpes. Boca replicó con un remate de Zárate que pegó en el palo derecho del arquero brasileño. A los 74, el trámite se les complicó más a los brasileños cuando el árbitro paraguayo Cardozo le mostró la roja a Dedé por haberle aplicado un cabezazo seco al arquero Andrada, que terminó tendido en el suelo y con la boca ensangrentada. Entonces aprovechó el Mellizo mandó a Tevez al campo para que se asociara con Villa, que había ingresado minutos antes por Zárate. Así Boca se fue acercando cada vez más al arco rival y no tardó en estirar la ventaja cuando Pérez tomó una pelota en la puerta del área y sacó un tremendo remate para poner el 2-0 final.