Poco le duró al grupo celeste; que se manifestó y operó en contra del aborto legal, seguro y gratuito; el techito endeble bajo el cual se guarecían. Sus argumentos afirmaban que el aborto se solucionaba con educación sexual. Apenas un mes después se agruparon bajo el lema “Con mis hijos no” y se oponen antidemocráticamente a la Ley 26.150 cuyo programa instrumenta esa tarea. Este 4 de octubre se cumplen doce años de la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) que legisla el derecho de niñes y adolescentes a recibir educación sexual integral en las escuelas públicas, de gestión estatal o privada, de todo el país. 

Esta educación, que hasta el 2006, quedaba librada al interior de cada grupo familiar pasa a formar parte del ámbito de lo público. Esto es fundamental porque sabemos que el 74 por ciento de los abusos sexuales infantiles son cometidos por miembros de las familias, el 90 por ciento son hombres, el 40 por ciento de ese noventa es el padre quien abusa, viola, en segundo lugar novio o marido de la madre, luego vienen tíos, primos, hermanastros, hermanos, abuelos y la lista continua. Una de cada cinco niñas es abusada antes de llegar a los 12 años de edad. Uno de cada siete niños tiene el mismo destino en nuestro país. Permitir que la educación sexual sea monopolio de las familias es continuar encubriendo a abusadores, es permitir que el abuso sexual se meta debajo de la alfombra del living de casa.

Los hijes no son una propiedad. Son sujetos de derecho y la Ley ESI enmarca que el Estado tiene la obligación de brindarles una educación sexual integral. Pero además la ESI combate la violencia de género desde las primeras edades, promueve el desarrollo integral como personas en relación a su identidad, su orientación sexual, sus sentimientos, deseos y corporalidades. La ESI incorpora la diversidad en un sentido amplio, sin dejar afuera a personas con discapacidades.

Sin ESI no hay Ni Una Menos, sin ESI los abusadores continúan abusando, y crece la violencia y la discriminación que como sabemos termina en femicidios, travesticidios, homofobia y otras formas del daño colectivo que la sociedad patriarcal supo construir y que es nuestro deber combatir. 

Se han agrupado bajo el lema “Con mis hijos no”, presionan docentes y personal directivo en escuelas, envían videos con música de terror y material gráfico desinformando acerca de que es la ESI apoyados por distintos grupos religiosos principalmente el católico y el evangélico. Tenemos una doble tarea. Debemos proteger a la ESI de los embates de grupos antidemocráticos y también del desfinanciamiento al que el Estado somete al programa desde la asunción de Cambiemos. 

Este 4 de octubre nos invito al Congreso de la Nación, a las 18 horas, para apoyar la actualización de la Ley ESI y para exigir su implementación a partir del financiamiento y las políticas públicas necesarias. #ApoyoLaESI.

Gabriela Larralde: Escritora, investigadora y docente universitaria. Autora de Diversidad y género en la escuela (150 libros y recursos TIC para abordar la Educación Sexual Integral, de Editorial Paidós.