Las repercusiones por la degradación a Secretaría del ex Ministerio de Cultura de la Nación no terminan. Esta semana se divulgó un comunicado del Consejo Federal de Cultura (CFC), el organismo que tiene como objeto “asegurar la unidad y articulación de la política cultural federal”, en el que se manifiesta en “oposición a la reforma planteada por el Gobierno Nacional” que justamente oficializa esa bajada de rango. ¿Lo curioso? Entre los integrantes de la Asamblea General del Consejo, es decir, su órgano máximo, se encuentra ni más ni menos que el ex ministro y actual secretario de la cartera, el polémico Pablo Avelluto, que había negado que el cambio respondiera a un ajuste e implicara una reducción presupuestaria y de políticas públicas.
“Esta medida significa un retroceso enorme con el cual se reduciría el sistema de gestión de la cultura en nuestro país y se perjudica en forma directa a todos los integrantes del campo cultural y a los millones de argentinos que verán menoscabado su derecho de realización y disfrute de su cultura”, expresaron desde el CFC, que está presidido por el Secretario de Cultura de la provincia de Río Negro, Ariel Ávalos. “Significa una clara consideración del campo cultural como no estratégico y no se comprende que de la Cultura depende la producción simbólica, la red de representaciones, rituales y lenguajes que producen los pueblos para entender el mundo”, sentenciaron.
La página web de la cartera cultural, sin embargo, no replica el comunicado, pese a que Avelluto y las máximas autoridades provinciales de Cultura integran la Asamblea, y a que se trata de un organismo “consultivo, de concertación, acuerdo y planificación” con una relevancia notoria en el desarrollo de políticas públicas. Lo que sí hizo la web fue actualizarse: ya no dice “Ministerio” sino “Secretaría” de Cultura, y figura también el nuevo organigrama. A partir de ahora, las tres ex Secretarías ahora son Subsecretarías (de Patrimonio, de Coordinación de Gestión Cultural y de Cultura y Creatividad) y las que tenían ese rango ahora son direcciones, que suman veinte, incluyendo las administrativas. Los nombres de los y las funcionarias a cargo siguen siendo los mismos.
Frente a ese recorte, que fue presentado discursivamente como un mero cambio de rango pero que implica en realidad una decisión política que genera un enorme retroceso en términos de garantizar el derecho a la cultura de todo el país, el CFC subrayó la importancia de que se vuelva atrás con esta medida: “El presupuesto del Ministerio de Cultura de la Nación no ha sido, ni en esta gestión ni en las anteriores, un presupuesto acorde a las necesidades del sector. Siempre ha sido un sector al que se le impusieron esfuerzos permanentes: “No gastar de más” es una constante, pero aun así, la posibilidad de tener rango ministerial establece una independencia presupuestaria que es imprescindible y saludable”, alertaron.