“Venimos a esta plaza con Jorge Julio López y los 30 mil detenidos desaparecidos como banderas que guían todas nuestras luchas, con sus sueños de una Argentina más justa, y exigimos juicio y castigo a los responsables políticos y materiales”, expresaron en un documento conjunto los integrantes del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ) luego de la tradicional ronda de los jueves de las Madres en Plaza de Mayo, a doce años de la desaparición del testigo que acusó al genocida Miguel Etchecolatz. Los organismos de derechos humanos, acompañados por partidos políticos de izquierda y organizaciones sociales, expresaron también cuestionamientos al poder político de los sucesivos gobiernos, por la impunidad que se selló en el expediente judicial del caso López. “Violencia es el hambre, no tener para llegar a fin de mes, no la que hacen los militantes populares, que siguen siendo perseguidos y encarcelados”, dijo al pie de la pirámide de Mayo Nora de Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
El EMVJ mencionó que la denuncia presentada hace cuatro años por el colectivo Justicia Ya ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por falta de acción de Estado ante el secuestro y la desaparición de López, quien ya había pasado por tal situación durante la dictadura. La novedad es que el gobierno de Cambiemos respondió ofreciendo una mesa de diálogo para intentar una “solución amistosa”, y, según los denunciantes, lo hace porque el caso compromete su imagen ante los organismos internacionales. “La respuesta, que tanto se hizo esperar, llegó el 16 de febrero de este año, y entendemos que la solución del Estado viene siendo amistosa, pero con los secuestradores y desaparecedores de Jorge Julio López, a quienes hace doce años les viene garantizando una completa impunidad”, expresaron los abogados de Justicia Ya y del Ceprodh (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos a PáginaI12. “Los organismos que presentamos la denuncia internacional estamos dispuestos a participar de esa reunión para exigirle al Estado lo que venimos reclamando desde el primer momento, aquella fatídica mañana en la que el testigo no se presentó a escuchar los alegatos que fundamentaban la condena al genocida Etchecolatz a cadena perpetua. Esa reunión todavía no fue convocada, pero exigimos que sea pública y que se realice en Argentina”, agregaron.
Bajo el tibio sol de septiembre, Cortiñas dijo los nombres de los jóvenes desaparecidos en la Noche de los Lápices, “que no están porque molestaban al sistema”, y también mencionó a siete estudiantes secundarios de la UES desaparecidos un año más tarde en zona oeste. La madre de Plaza de Mayo repudió las torturas a la docente de Moreno, así como la persecución a Moira Millán y los demás referentes mapuches que están procesados y encarcelados. “Apareció muerto ayer (por el miércoles), estuvo desaparecido en Chaco”, expresó al nombrar al referente wichí Silverio Enríquez, y exigió justicia por “todos los desaparecidos en democracia, por Santiago Maldonado y Rafael Nahuel”. Cortiñas cuestionó la política económica, y exhortó a “estar atentos, hay que estar en la calle el 24 pero no caigamos en provocaciones porque este gobierno quiere reprimirnos porque así cierra su ajuste”. La rodeaban carteles que pedían la libertad de Daniel Ruiz, del PSTU, detenido por manifestarse el 18 de diciembre, y justicia por Ismael Ramírez, de 13 años, asesinado por la policía el 3 de septiembre en Chaco.
Marcharon en la plaza los dirigentes Néstor Pitrola y Marcelo Ramal (PO), Alejandro Bodart (MST), y Myriam Bregman (PTS), entre otros. Las organizaciones que integran el EMVJ ya se habían movilizado el martes en La Plata, la ciudad donde vivió y fue desaparecido dos veces Jorge Julio López, y en cuyas paredes sigue reflejada su imagen en múltiples formas para preservar su memoria. Ese día miles de personas llegaron al cruce de 8 y 45 donde se encontraron con las obreras y los obreros del Astillero Río Santiago, que seguían esperando en el ministerio de Economía una respuesta de los funcionarios de María Eugenia Vidal. Banderas rojas y blancas se fundieron con las pancartas con la foto del Viejo, para sus compañeros sobrevivientes, Tito para su familia, López para la militancia.