El dólar cerró ayer a 38,16 pesos, con un descenso de 83 centavos respecto del día anterior, mientras que en la semana cedió el 5,8 por ciento. Una serie de medidas que negocia el Gobierno con el Fondo Monetario buscan restablecer la bicicleta financiera y eso motivó que inversores especulativos reingresaran fondos esta semana al país presionando a la baja el tipo de cambio. Según trascendió en las últimas horas, el equipo económico de Cambiemos prevé implementar un esquema de bandas de flotación para el precio del dólar, con el objetivo de dar alguna certeza a los mercados y atraer inversiones financieras. A esto se sumó la colocación de letras del Tesoro en pesos a una tasa anual de 50 por ciento. El arribo de liquidez para posicionarse en papeles en pesos y aprovechar las tasas de interés en el país y dolarizar las ganancias, lo que se conoce como “carry trade” le dio un respiro al Banco Central. En los últimos cuatro días dejó de ocupar el rol de único oferente en el mercado mayorista, aunque la caída en reservas se mantuvo. Finalizó ayer en 49.561 millones de dólares, con un aumento de 579 millones contra el día anterior pero con 447 millones menos que el viernes pasado. En el mayorista la divisa finalizó a 37,15 pesos, con una baja de 1,10 peso respecto del jueves y de 6,8 por ciento contra la semana pasada.
En las negociaciones con el FMI para ampliar el rescate financiero, el Central aceptó acelerar el desarme de colocaciones en letras reduciendo el margen de renovación en cada licitación. Eso implicó este martes que quedaran 132.000 millones de pesos por fuera del rollover (renovación) de lebac y para evitar el traspaso a dólar anunció algunas medidas de absorción para esa liquidez excedente. Además de subir el encaje bancario en pesos, ofreció un nuevo instrumento, las letras del Tesoro en pesos y dólares. Estas, además, computan como encaje. A través de estos papeles, con los cuales irán desplazando a las Lebac hasta que, en diciembre, estas últimas desaparezcan, el BCRA y Hacienda absorbieron 107.374 millones de pesos. En el caso de las letras en pesos, el pago de interés es mensual y corre por cuenta del Central, mientras que la serie en dólares se amortiza al final del vencimiento y lo cubre el Tesoro. Por la serie en pesos se pagó una tasa de interés anual de hasta el 49,99 por ciento.
Los banco y empresas, que hasta agosto se encontraban abocados a desarmar posiciones en activos locales, motivaron una mayor oferta de divisas en el mercado de cambios. La diferencia respecto de otras licitaciones fue que el Gobierno dejó trascender a algunos medios la posibilidad de aplicar un esquema de banda de flotación dentro de la cual el Central dejaría que flote la moneda. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, había deslizado el miércoles en su exposición ante la Comisión de Presupuesto para defender el proyecto de ley oficial que habría cambios en la manera de entender la libre flotación que exige el Fondo. “La Argentina ha adoptado un esquema de cambio flotante, con diversas variantes que va a adoptar este Gobierno en el esquema de metas de inflación que se planteó en su momento”, señaló el ministro.
El esquema de “crawling peg” (paridad de arrastre) se establecería en un rango de entre 10 y 15 por ciento del tipo de cambio, dentro de esos márgenes no habría intervención oficial. En lo hechos, para un tipo de cambio previsto en el Presupuesto de 40,10 pesos, sería entre 36 y 38 pesos de límite inferior y de 42 o 44 de techo. Esto se convierte en una especie de seguro de cambio para que los inversores puedan apostar a activos en pesos y luego comprar dólares. “El riesgo es que esto no se convierta en una tablita, como la que aplicó Martínez de Hoz, y quieran hacer un plan primavera para planchar el dólar hasta las elecciones. En el mediano plazo sólo estimula el carry trade y no la inversión genuina y el atraso cambiario”, explicó a PáginaI12 el ex presidente del Banco Central Alejandro Vanoli.
El impacto del ingreso de dólares en el tipo de cambio comenzó a notarse desde el martes, cuando el billete verde se ubicó a 40,53 pesos. Desde entonces la divisa perdió 2,37 pesos (-5,8 por ciento) hasta los 38,16, mínimo valor desde el último día de agosto. El precio minorista acompañó los movimientos de precios de las operaciones de bancos y empresas. Respecto de la semana pasada, la baja en la cotización mayorista fue de 2,71 pesos (-6,8 por ciento), con un alto volumen negociado. “Se viene un dólar calmo mientras dure la aprobación del Presupuesto y el acuerdo con el FMI, pero, ciertamente, la proyección de 40,10 pesos para el dólar es totalmente inconsistente con precios dolarizados y una inflación de costos que no se detiene”, opinó el ex titular del Central.
Las apuestas en el mercado de dólar futuro coinciden con una subestimación del tipo de cambio para el año próximo. En los plazos cortos donde interviene el Central se pactaron contratos a 37,20 pesos por dólar a fin de mes, a 38,50 para el cierre de octubre y a 40,80 para fin de año, según las pantallas del Rofex (mercado de futuros). Sin embargo, los contratos con vencimientos más extensos superan los 50 pesos por dólar. Para agosto del año próximo, último plazo operado en el mercado rosarino, se negoció a 51,75 pesos.