“Es un momento difícil, la inflación a partir de la devaluación nos ha pegado. Pero a partir de acá la vamos a ir bajando lentamente. Tenemos que llegar a ser un país normal con una inflación de un dígito”, aseguró ayer el presidente, Mauricio Macri, en un nuevo intento destinado a renovar las esperanzas. Incluso para los convencidos, el ejercicio de creerle al mandatario exige un esfuerzo cada vez más grande. Macri repitió hasta el cansancio durante la campaña presidencial que “la inflación no va a ser un problema en mi gobierno”, pero apenas asumió devaluó y los precios se dispararon. Luego prometió que el segundo semestre de 2016 sería el inicio de una bonanza que nunca llegó. En 2017 se fastidió porque volvió a pifiar con el pronóstico de los precios y aseguró que este año se iba a poder ver una baja de la inflación. Finalmente esa baja no solo no ocurrió sino que los precios se aceleraron y ya se proyecta una inflación anual de 45 por ciento, pero Macri insiste con que en el futuro bajará.
A medida que la economía profundiza su crisis, Macri insiste en el discurso que practica desde que se puso en ejecución su plan: le duele, sabe de las dificultades, es el primero que está preocupado, pero dice que es el único camino, no se pueden tomar atajos y que cuando los argentinos se proponen algo logran cosas increíbles. “Agradezco a los sanjuaninos por poner el hombro, créanme que hago lo imposible todos los días para tratar de ayudarlos”, dijo ayer Macri, a una radio de San Juan, y pidió qué “ojalá nos vaya bien el domingo”, en relación al partido de Boca contra River.
En estos últimos días, Macri cuenta con la ventaja de que el dólar encontró cierto equilibrio, después de la megadevaluación que lo llevó desde los 17 hasta la línea de los 40 pesos en menos de un año. La esperanza oficial es que vuelvan al país los capitales especulativos para aprovechar las “tasas de interés de quiebra”, según las definen los pymes.
El mandatario celebró que “hemos empezado a revertir la suba del riesgo país, esperamos que siga bajando porque empieza a haber financiamiento de vuelta para las empresas. Ahora me parece que van a venir más inversiones con la baja del riesgo país y porque Argentina se puso competitiva por el tipo de cambio. Para los turistas ahora es mucho más accesible venir”.
Macri volvió a referirse a la crisis local como resultado de una serie de factores que lo exceden.
Como si fuera un observador de la realidad, el Presidente se lamentó de que “Argentina no tiene un sistema financiero propio. A los demás países emergentes, como se financian con el sistema local, no les pegó tanto. Pero a nosotros nos pegó mal, con una devaluación del ciento por ciento y recesión económica”. En realidad, la devaluación no fue del ciento por ciento –en ese caso la moneda hubiera desaparecido– sino que la suba del tipo de cambio fue del ciento por ciento. La devaluación fue más cercana al 50 por ciento, si se tiene en cuenta que el poder de compra de 100 pesos pasó de unos 5 dólares (con el tipo de cambio de 20 pesos) a 2,5 dólares (con el dólar a 40), o sea que se redujo a la mitad.
Ante el pedido del periodista para que Macri emita un mensaje hacia los jubilados, el mandatario dijo que “estamos muy cerca de ellos. Les agradecemos lo que nos han dado. Por eso hicimos la reparación histórica y ahora estamos con los créditos de la Anses, se los recomendamos. Ellos son sujetos de crédito porque se les descuenta directamente de su jubilación. Que vayan y saquen créditos así pueden ayudar a los hijos o arreglar la casa”. Los créditos a los que se refiere Macri van de 10 mil a 80 mil pesos y tienen un costo financiero total que va desde el 40 al 44 por ciento anual. El consejo de Macri para que los jubilados se endeuden es curioso porque el haber mínimo, que cobra la amplia mayoría de los jubilados, actualmente es de 8637 pesos, con una suba en el año del 19 por ciento, por debajo de los casi 30 puntos de inflación acumulados desde enero. Con este nivel de ingresos y de precios de los medicamentos, los jubilados tienen complicado el acceso a un servicio básico como es la salud.
“Soy el primero en saber que es un camino duro, pero era un único camino posible”, repitió Macri. “Estoy muy comprometido, amo este país, amo a los argentinos. Estamos presenciando un cambio profundo, el poder mirarnos a los ojos y decirnos la verdad. Todos tenemos que hacer un esfuerzo, todos tenemos que mejorar. Los argentinos cuando nos proponemos hacer algo bien, lo hacemos muy bien. Cuando dejamos de lado el trampear y los comportamientos mafiosos. No sólo somos Messi, Ginóbili, el Papa y un par de científicos”, analizó. “Son unos meses de poner el hombro. Estamos saliendo, esperemos que el mundo no tenga nuevas tormentas”, pidió.