En el primer semestre de 2018, el stock de deuda del Estado Nacional aumentó 43.767 millones de dólares, de los cuales el 72 por ciento corresponden a emisiones en moneda extranjera. De esta forma, al 30 de junio de 2018, la Argentina alcanzó un nuevo récord de endeudamiento, superando los 364.702 millones de dólares de Deuda Pública Bruta, y los 155.000 millones de dólares de Deuda Pública Externa.
Otra característica del endeudamiento público que se generó durante el gobierno de Macri es la velocidad a la que se incrementaron los pasivos del Estado Nacional. Al 30 de junio de 2018, el aumento es del 51,5 por ciento respecto a diciembre de 2015, que significa 124.037 millones de dólares de nueva deuda. Pero la velocidad de endeudamiento es todavía mayor si se considera la Deuda Pública Externa, que registró un aumento de 144 por ciento en solo dos años y medio. Es decir, que el gobierno de Cambiemos aumentó los pasivos externos en 91.473 millones de dólares, entre diciembre de 2015 y el 30 de junio de 2018, fecha en la que alcanzó los 155.053 millones de dólares, demostrando una clara tendencia a cambiar de acreedor, pasando de organismos nacionales a residentes extranjeros.
En diciembre de 2015, la deuda a corto plazo era de 14.940 millones de dólares, mientras que al 30 de junio de este año alcanzó los 44.401 millones de dólares. En cuanto a la capacidad de repago de los pasivos, al 30 de junio de 2018, la Deuda Pública Bruta representó el 87,9 por ciento del PIB, registrando un aumento de 30,8 puntos desde el último registro a finales de 2017 (57,1 por ciento del PIB). En tanto, la Deuda Externa al 30 de junio de 2018 significó el 37,4 por ciento del PIB.
El debilitamiento de la solvencia se debió al descomunal crecimiento de la deuda en los últimos dos años y medio, pero el proceso devaluatorio de los últimos meses agudizó de manera preocupante la sustentabilidad del endeudamiento público. Esto se observa en el peso de la deuda pública con respecto a las exportaciones, indicador que pasó de 212,6 por ciento en 2015 a 431,1 por ciento en junio de 2018. Esto demuestra que la nueva deuda estuvo lejos de apalancar el desarrollo y el potencial exportador del país. En 2018, los compromisos de pasivos por vencer ascendieron a 90.024 millones de dólares, casi cuatro veces más que lo proyectado a finales de 2015 para 2018. Del total de vencimientos para el 2018, 71.398 millones de dólares correspondían a capital y 18.626 millones de dólares a intereses. Con semejante necesidad de divisas se comprenden las presiones sobre el mercado cambiario que detonaron la corrida cambiaria de abril pasado.
El dato alarmante es que, en el segundo semestre de 2018, la Argentina tiene que enfrentar vencimientos de deuda por 46.400 millones de dólares (37.600 millones en concepto de capital y 8800 millones por intereses). Si a esto se le suma el déficit proyectado de la Cuenta Corriente, queda claro que la solvencia del sistema está condicionada a la posibilidad de acceder nuevamente al crédito internacional, ya que el apoyo financiero extraordinario y condicional que pueda hacer el FMI no es suficiente para atender semejante requerimiento de divisas.
Los problemas de endeudamiento de la Argentina, no se concentran solamente en el corto plazo, ni exclusivamente en el Estado Nacional. Sumando a la deuda que la Administración Central tiene con residentes extranjeros, la relativa a las provincias, más la del BCRA y aquella de los privados, la Deuda Externa total, al 31 de marzo de 2018, asciende a 248.506 millones de dólares, cifra que representa al 60 por ciento del PIB, y que refleja la elevada vulnerabilidad financiera que presenta el país en la actualidad.
Otro dato a considerar es que esta conducta de endeudamiento compulsivo no sirvió para solventar el costo de una mejora en infraestructura, ni políticas de innovación o desarrollo, sino que atendió fundamentalmente a financiera la fuga de capitales, que trepó a 70.070 millones de dólares durante la gestión de Mauricio Macri. Los datos reflejan, y confirman con contundencia, que un esquema de liberalización cambiaria, desregulación del movimiento de capitales y la cesión obscena ante los fondos buitre para “ingresar al mundo”, sólo sirvió para volver a endeudar a la Argentina y hacerla más pobre y vulnerable.
* Director de Investigaciones.
** Investigadora.
*** Consejero académico Fundación Pueblos del Sur.