Boca y River se verán las caras esta tarde en la Bombonera, en un Superclásico al que le sobrarán coincidencias y divergencias: la “desventaja” de jugar como local, el contraste entre las actualidades de los arqueros, la Copa Libertadores, las abultadas sumas depositadas en los últimos mercados de pases y el duelo de goleadores. Aquí están, éstas son.
- Maldita localía. A diferencia de lo que normalmente ocurre, donde el dueño de casa saca ventaja, el Superclásico ha sido escenario en los últimos años del resultado inverso. En los últimos seis duelos entre Boca y River, el local no pudo hacer la diferencia (cuatro de ellos fueron en el Monumental), mientras que los últimos tres encuentros todos terminaron con triunfo de la visita. Además, en sólo uno de los últimos once, el local pudo quedarse con los tres puntos. Ese fue Boca que, en 2015, se impuso por 2-0 con tantos de dos que estarán hoy, Pavón y Pablo Pérez.
- Unos opuestos. Armani vs. Rossi, titular contra suplente, indiscutido contra cuestionado. El uno millonario viene de lucirse con algunas atajadas difíciles de creer en el duelo de la semana pasada en Avellaneda y es dueño de unos números no menos increíbles: en lo que va de temporada, seis veces terminó con la valla invicta sobre un total de nueve encuentros –previo a ello y su floja participación en el Mundial de Rusia, había terminado con el arco imbatido en trece ocasiones sobre un total de 21 partidos–. Del otro lado, Rossi, quien fue el arquero titular durante el bicampeonato conseguido por el Xeneize, vio cómo la llegada de Andrada lo relegó al banco de suplentes esta temporada, donde jugó un solo partido (6-0 a Alvarado de Mar del Plata por Copa Argentina). Pero la fractura de maxilar sufrida por el ex Lanús en el choque contra Cruzeiro por la Copa el miércoles pasado, le dará la oportunidad al ex Defensa y Justicia de ocupar el arco de Boca nuevamente y hacerle frente a las numerosas críticas que cosechó en el último año.
- Perfume copero. Tanto el Xeneize como el Millonario llegan al duelo de esta tarde en cuartos de final de Copa Libertadores –el primero superó en la ida a Cruzeiro por 2-0 como local y el segundo igualó sin goles con Independiente a domicilio–, algo que no ocurría desde 2005. En aquel certamen, River cayó en semifinales con San Pablo, que luego sería campeón, y Boca, no paso de cuartos, donde fue eliminado por Guadalajara.
- Desajustados. Boca y River hicieron alarde en los últimos mercados de pases de su frondosa billetera y desembolsaron grandes cifras de dinero para reforzar sus planteles. En el receso veraniego fue el Millonario el que le hizo honor a su mote y puso 18,5 millones de dólares para adquirir a Pratto, Zuculini y Armani. Mientras que en el parate invernal de mitad de año, Boca tomó la posta de su clásico rival y sumó a Izquierdoz, Andrada, Villa y Zárate por un total de 17,5 millones de dólares.
- De osos y pipas. Benedetto y Pratto, los referentes de ataque de ambos equipos, buscarán esta tarde entonar su primer grito de gol por Superliga, algo que se les viene negando. Al de Boca, porque recién está volviendo a tomar ritmo tras dejar atrás una larga recuperación de una rotura de ligamentos el año pasado. Desde que regresó a Primera, el Pipa jugó cinco encuentros y no marcó goles. Para Pratto, mientras tanto, durante su etapa en River el gol siempre fue una cuestión casi bipolar. En esta temporada, el Oso se reencontró con el festejo, aunque nunca por el torneo local. En once encuentros, gritó cuatros veces, tres por Copa Argentina y uno por Libertadores –desde que llegó a Núñez lleva nueve tantos en 31 partidos.
Rossi o Armani, Benedetto o Pratto, el Mellizo o el Muñeco, Boca o River, opciones que está tarde se develarán como vencedoras, o no.