En el último partido de Julio Velasco como entrenador, la Selección argentina masculina de vóleibol se despidió del Mundial de Italia-Bulgaria 2018 con una derrota frente a Francia por 3 a 1, en su tercer encuentro de la segunda ronda, en la ciudad de Varna. El conjunto nacional, que venía de derrotar al vigente campeón Polonia y perder frente a Serbia, cayó con parciales de 16-25, 20-25, 28-26 y 19-25, sin poder contener los ataques de Earvin Ngapeth, máximo anotador del partido con 28 puntos. De esta forma, Argentina no pudo mejorar el undécimo puesto que había obtenido en el Mundial 2014 y despidió a Velasco, que había anunciado que este torneo iba a ser su último al frente del equipo.
Argentina –que llegó a este encuentro ante Francia sin opciones de seguir en el Mundial– quedó dentro de los 16 mejores y, por victorias acumuladas, cerró en el puesto 14 por delante de Finlandia y Australia. Pero más allá del resultado y el desempeño ante Francia, Velasco cerró una gestión de cuatro años en el que sembró mucho más que solo voley. Volvió para el Mundial 2014 –justamente el debut fue frente a Francia– y tuvo como máximo logro el Oro en la Copa Panamericana 2017, tras 20 años de espera.
Velasco dirigió 118 partidos a la albiceleste, con un Juego Olímpico de Río 2016 que motivó y revolucionó el deporte por su comportamiento dentro y fuera de la cancha. El legado es mucho más que un puñado de resultados importantes, porque Velasco con su personalidad, conocimiento, sabiduría y experiencia dejó una línea de trabajo en el horizonte clara para el futuro.
Lo hizo en las Juveniles y tratará de que continúe con Marcelo Méndez, su sucesor, con quien estuvo codo a codo trabajando en los últimos meses.