Trump incrementó ayer la presión sobre Nicolás Maduro con un discurso en la ONU en el que pidió ayuda para la “restauración de la democracia” en Venezuela y que acompañó con nuevas sanciones al entorno del mandatario, incluida su mujer y tres de los miembros más poderosos de su gabinete.
Más tarde y ante la prensa, el presidente de Estados Unidos defendió que si el ejército venezolano se decidiera a ello, un golpe suyo contra Maduro podría triunfar rápidamente. “Pedimos a las naciones reunidas aquí que se unan a nosotros en la llamada a la restauración de la democracia en Venezuela”, instó Trump sobre la tribuna de oradores en su segundo discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York.
“Todos los países del mundo deben oponer resistencia al socialismo y a la miseria que trae consigo”, proclamó tras responsabilizar a Maduro y a los “patrocinadores cubanos” –en referencia a La Habana–de la salida de más de dos millones de personas de un país en el que la crisis política y económica ha generado también una humanitaria.
Para asistir a los venezolanos en los países en los que se han refugiado, el vicepresidente Mike Pence anunció otros 48 millones de dólares que se canalizarán a través de entidades como Acnur, Unicef, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Internacional de Migraciones y que elevan a 95 millones la ayuda humanitaria con la que Estados Unidos ha respondido a la crisis migratoria venezolana.
Maduro respondió en Caracas diciendo que va a pedir a la ONU 500 millones de dólares para financiar el regreso de los venezolanos. La intervención del mandatario ante la Asamblea General está prevista para el miércoles, aunque no se descarta que finalmente no vaya.
Las sanciones anunciadas ayer en Washington poco antes del discurso de Trump en la ONU alcanzan en total a seis personas. La más destacada es Cilia Flores, quien además de primera dama es miembro de la Asamblea Constituyente, con la que Maduro vació de poder a la Asamblea Nacional, controlada por la oposición desde 2015. Están también el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López; la vicepresidenta Delcy Rodríguez; y el ministro de Comunicación y ex vicepresidente Jorge Rodríguez. “Si me quieren atacar, atáquenme a mí. No se metan con la familia, no sean cobardes, su único delito es ser mi esposa”, dijo Maduro en Caracas sobre las sanciones a su mujer. “Cada sanción ilegal e inútil es una medalla para nosotros los revolucionarios”.
Otras dos personas, José Omar Paredes y Edgar Sarriá, fueron también incluidas en la lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro. De esta forma, quedan congelados los activos que los seis tengan en Estados Unidos y se prohíbe a los estadounidense hacer negocios con ellos, además de vetar su entrada en el país. Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, en enero de 2017, Estados Unidos ha sancionado a más de 50 personas del entorno de Maduro, incluidos el mandatario y Diosdado Cabello, número dos del chavismo.
La situación en Venezuela es una “tragedia humana” que Estados Unidos quiere arreglar, dijo Trump a la prensa en Nueva York. “Lo que está pasando no es aceptable”. El Departamento del Tesoro y el de Estado dejaron claro que habrá más castigos. Hace un año, Trump aseguró que no descartaba una acción militar. Hoy evitó pronunciarse ante la prensa, aunque alentó al ejército venezolano a levantarse contra Maduro. “El régimen es peligroso para la seguridad de su pueblo. Podría ser derrocado muy rápido si el ejército decidiera hacerlo”, dijo.
Más claro fue su vicepresidente ante reportes de prensa que apuntan a un movimiento de tropas venezolanas en la frontera con Colombia. “Permítanme ser claro: EE.UU. estará siempre con sus aliados en su seguridad. Y el régimen de Maduro haría bien en no poner a prueba la resolución del presidente o del pueblo estadounidense al respecto”, manifestó Pence.