El aborto se convirtió durante este año en un tema central en la agenda sin ser parte de la estructura hegemónica. Esto demuestra que el aborto, ni una menos, la igualdad de género, pueden ser parte de la agenda mediática en una sociedad machista. Esto sucede porque hay varias dimensiones en el proceso de construcción discursiva y que entre esas dimensiones puede haber una influencia, o puede provocarse una contradicción. La primera, y más estructural, es la hegemonía, que son los valores dominantes de una sociedad. La segunda dimensión es el master frame, que tiene que ver con los temas de agenda, que respondiendo o contradiciendo a los valores hegemónicos se convierten en cuestiones indiscutibles. Una forma de encuadre, un tipo de discurso sobre el tema se vuelve dominante. Acá es donde ingresan temas como el aborto o ni una menos. En una sociedad con una estructura y práctica machista, estas temáticas se instalan con plena legitimidad. Esto produce que en el ámbito de lo mediático, las voces machistas resulten descalificadas. Las declaraciones del músico Gustavo Cordera, si bien es un caso extremo, demuestra la pérdida de legitimidad simbólica de una figura pública, al postular una opinión machista, que afecta en términos materiales su carrera. La tercera dimensión es el frame, que se produce cuando sobre un tema hay discursos en pugna sobre el tratamiento del mismo. Es decir hay distintas visiones que ocupan espacio en los medios, y ninguna es totalmente dominante. La cuarta dimensión, un poco más superficial si se quiere, es en si la agenda de los medios. Es decir los temas de coyuntura. En esta instancia muchos temas comparten el espacio mediático, algunos con mayor cobertura.
La quinta dimensión tiene que ver con las conversaciones, como pueden ser las palabras más usadas o legitimadas en las redes sociales, en los medios tradicionales, por líderes de opinión, periodistas, políticos, empresarios, consultores y usuarios. Entonces el postulado de que los valores dominantes de una sociedad, en un momento histórico dado, son los únicos o los que principalmente se expresan en la construcción discursiva de los medios de comunicación, no siempre es exacta. Sin descartar que los medios de comunicación tradicionales son constructores de sentido, y que indican los temas principales de la agenda, y que en este proceso los valores hegemónicos son articuladores de los discursos, hay que señalar que se producen fisuras y hasta rupturas en esta lógica.
La fenomenología de este quiebre se explica a partir de múltiples causas.
La primera es cuando algún Gobierno, líder de opinión, grupo social, o un hecho espontaneo, pone en agenda alguna temática que no es parte de la hegemonía social. Las redes sociales permiten la apertura de una agenda alternativa al de los medios tradicionales. Lo interesante no es sólo por el canal que se trasmiten los valores alternativos, sino que se observe que valores no propios del bloque histórico se vuelvan visibles en la agenda, más allá de que no se vuelvan predominantes. La pregunta sería: ¿un valor puede volverse central para la agenda mediática más allá de no ser hegemónico, o incluso ir en contra de esos valores predominantes? El caso del debate por el aborto legal responde de manera positiva a esta pregunta. Pero el caso del aborto, o el de ni una menos, fueron un poco más allá. No sólo formaron parte de la agenda mediática y de las conversaciones, durante gran parte del año, o sea que fueron centrales en la cuarta y quinta dimensión, sino que también se convirtieron en master frame. El ni una menos sin duda. En una sociedad con alto grado de violencia de género y femicidios, ninguna figura pública puede sostener un discurso o una práctica machista. Con el debate sobre la legalización del aborto, la postura a favor cruzó límites impensados tan solo hace un año, dejando en minoría simbólica a la postura contraria. Sin embargo en muchas oportunidades, la dinámica de los mediático no es similar, y los cambios estructurales son más lentos. Por eso pensar que estos temas son hegemónicos, o forman parte de los valores dominantes de la sociedad está plenamente en discusión. Aquí se observaría la ruptura o contradicción entre un tema que se convierte en indiscutible en materia mediática, pero que encuentra muchas contraposiciones en el plano de la primera dimensión, la hegemónica.
Estos quiebres o contradicciones deben ser puestos en la centralidad de la reflexión por parte de aquellos sectores de la sociedad que buscan cambios sociales a través de su práctica política.
Juan Ignacio Issa: Politólogo y docente.